Un problema con difícil solución. La reivindicación de los alumnos de la Universidad de Alicante (UA) de tener un día toda la docencia presencial y otro toda online para evitar la situación que ocurre ahora de tener una clase online y a continuación una presencial o viceversa sin tiempo para desplazarse desde las instalaciones de la UA a sus domicilios, o viceversa, es prácticamente imposible de cumplir al 100%, según explica el vicerrector de Campus, Ferrán Verdú.

El responsable asegura que «estamos intentando minimizar las molestias de este tipo de situaciones, vamos a estudiar cómo reducir los turnos pero es complicado con los aforos que nos marca la normativa». El esfuerzo se centra en que esta situación afecte al mínimo de alumnado posible.

El Consejo de Estudiantes ya ha anunciado la convocatoria de un paro académico a principios de octubre en señal de protesta por la gestión de los horarios y otras cuestiones relativas a la docencia en la era covid. Una app es la que establece, por semanas, los horarios de clases de cada uno de los 22.200 alumnos matriculados a día de hoy, cifra que se incrementará con las matriculaciones de los estudiantes que aprobaron la Selectividad en septiembre.

Las soluciones, de momento, pasan por seguir habilitando espacios en el campus donde los alumnos puedan acudir para recibir las clases online el día que les tocan clases presenciales y ya están en las instalaciones.

«Los alumnos deben estar tranquilos. La idea es que si no tienen ninguna clase presencial no vengan al campus, pero para los que tienen clases presenciales estamos habilitando espacios para que puedan seguir las clases online con sus portátiles en las bibliotecas, salas de estudio y otras instalaciones, y en algunos casos con ordenadores libres en las aulas», añade. Estas salas se están acondicionando en todas las facultades. En la Politécnica, por ejemplo, ya han habilitado 238 plazas en sus edificios I y IV. Además, Verdú adelanta que trabajan en una aplicación que indique a los alumnos qué salas están llenas y en cuáles disponen de espacio antes de acudir.

El principal «handicap» para evitar clases online y telemáticas en el mismo día es que ni siquiera un algoritmo es capaz de cuadrar horarios teniendo en cuenta que dentro del mismo grado hay asignaturas con veinte alumnos matriculados y otras con más de cien, a quienes hay que dividir en subgrupos. Y a su vez algunas de estas asignaturas tienen una parte práctica cuyos grupos no siempre coinciden con los grupos de teoría. Al mismo tiempo, los espacios en los aularios se reservan para distintas clases de todos los grados. Para quienes empiezan este curso su etapa universitaria será más sencillo intentar cuadrarlo, pero una parte nada desdeñable del alumnado arrastra asignaturas de otros cursos, con lo cual la gestión de las horas de docencia presencial y online aún se complican más.

El descontento generado por toda esta situación está desatando críticas desde grupos como el Frente Estudiantil Unificado de Alicante, que ayer reprobó la gestión de la docencia dual propuesta por la institución universitaria. El sistema establecido que combina clases presenciales y online, aseguran, obliga a los alumnos a acudir todos los días al campus, «en muchos casos para una simple hora de clase teórica».

La agrupación de estudiantes afirma que desde que fueron anunciadas las configuraciones de horarios se organizó una recogida de firmas para eliminar los días mixtos y son más de 2.300 rúbricas de apoyo recabadas hasta el momento. Entre sus reivindicaciones se incluye que se rehagan los horarios de forma que cada estudiante tenga una semana presencial y otra online, o un día presencial y otro online, y que se incluyan las prácticas presenciales durante las jornadas que acuden al campus.

Aguas residuales

Las cinco universidades públicas de la Comunidad analizarán sus aguas residuales para detectar la posible presencia de covid-19 y conocer la situación de los campus con un sistema que se ha demostrado eficaz y que ya se está llevando a cabo en las ciudades para conocer la incidencia del virus por zonas.

Este es uno de los acuerdos a los que llegaron ayer los cinco rectores en una reunión mantenida con la consellera de Universidades, Carolina Pascual, en la que hicieron balance del inicio del curso y propusieron iniciativas para mejorar. Además de este proyecto para controlar la presencia del coronavirus, acordaron implantar una herramienta tecnológica para el control de aglomeraciones y trazabilidad de contagios desarrollada por la Universidad Politécnica de Valéncia. Este sistema se integrará en los que ya tenían el resto de universidades, incluidas la UA y la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH). Esta herramienta está desarrollada mediante tecnología abierta y ha sido puesta a disposición del resto de universidades, con la finalidad de facilitar la gestión de afluencia de personas y, además, poder hacer un seguimiento de las personas que han tenido contacto con alguien que pueda dar positivo.

Financiación extra

Durante el encuentro también se hizo referencia al «Fondo covid» que se destinará a las universidades públicas valencianas, que asciende a 25,56 millones de euros, que serán repartidos por número de alumnos. De esta manera, la Universitat de València (UV) recibirá 9.712.800 euros; la Universitat Politècnica de València recibirá 5.623.200 euros; la UA, 5.112.000 euros; la Universitat Jaume I (UJI), 2.556.000,00 y la UMH, 2.556.000 euros.

Esta asignación está destinada a un conjunto de gastos sobrevenidos derivados de la crisis de la Covid-19, entre los que destacan el acondicionamiento y adaptación de infraestructuras, principalmente aulas y laboratorios y la adquisición de equipamiento informático, además de para limpieza y desinfección, material higiénico, contratación de profesorado y asistencia técnica de apoyo y refuerzo en servicios telemáticos y la implementación de planes de formación tecnológica.