Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Funcionario de la prisión de Fontcalent

Marcos Luaces: «Protegemos a la sociedad custodiando a los que la han puesto en peligro delinquiendo»

Marcos Luaces, el pasado martes en el exterior de la prisión de Fontcalent.

¿Es una profesión de alto riesgo ser funcionario de prisiones?

Nuestra profesión conlleva un riesgo elevado, ya que custodiamos un considerable porcentaje de personas que han demostrado comportamientos violentos. A eso hay que añadirle la dificultad de ordenar la vida de más de cien personas en un departamento. Nos enfrentamos a problemas como peleas, agresiones a nosotros e incendios.

¿Qué es lo más duro de trabajar a diario con reclusos?

El comportamiento dentro de la prisión no está siempre directamente relacionado con el delito que se haya cometido. Nosotros no juzgamos a los internos por lo que hayan hecho fuera; consideramos que debemos cumplir el mandato constitucional y ofrecer a todos una oportunidad para su reeducación y reinserción en la sociedad. Lo más duro es afrontar todo esto sin formación y sin el reconocimiento de nuestros gobernantes.

¿Qué es lo más gratificante?

Saber que prestamos un servicio esencial a la sociedad, que contribuimos a su seguridad. Además, ayudamos a las personas que han cometido errores en forma de delitos, les damos otra oportunidad.

¿La sociedad no les valora?

La sociedad no valora nuestro trabajo fundamentalmente porque no lo conoce. Debería saber que somos trabajadores esenciales en la pandemia y merecemos cierto reconocimiento, estamos directamente expuestos al contagio. Somos los grandes olvidados del Ministerio del Interior, los aplausos se los llevan otros. Debemos dar un paso al frente y explicar que nosotros protegemos a la sociedad custodiando a aquellos que la han puesto en peligro cometiendo delitos. Intentamos, sin demasiados medios, que cuando esos internos vuelvan a salir, lo hagan formados y no reincidan.

¿Cuáles son los peores presos?

Sin duda aquellos que padecen alguna enfermedad psiquiátrica. No tenemos formación ni personal para atender a este tipo de internos, cada vez más numeroso.

¿Son habituales los intentos de soborno a funcionarios para introducir objetos prohibidos?

Ese es uno de los tópicos que soportamos y que no se ajusta a la realidad. Los internos saben que tenemos mucho que perder y somos el colectivo del Ministerio del Interior con menos condenas en este sentido. Los objetos prohibidos tienen otras vías de entrada. Nuestros mandos deberían sumarse a la iniciativa de los trabajadores para que la sociedad conozca nuestra labor y desterrar así la mala imagen que tiene de nosotros.

Siguen sin reconocerles como agentes de la autoridad a pesar de las agresiones que sufren.

Esta es una de las más importantes reivindicaciones que tenemos desde hace años. Lo cierto es que los partidos políticos no han puesto toda la voluntad necesaria para que se nos considere agentes de la autoridad. La realidad es que somos el colectivo de la Administración del Estado que más agresiones sufre, uno de los motivos por los que necesitamos un sector propio.

Hoy se festeja a su patrona, la Virgen de la Merced, pero con un brote de covid-19 en Fontcalent...

Así es, este año el acto viene condicionado por la pandemia y por el brote que sufre el centro de Cumplimiento. Se entregarán varias menciones honoríficas a algunos de los compañeros que intervinieron para atajar un conato de motín en marzo y entre los que yo mismo me encuentro, pero creo que el acto no debería tener lugar por las circunstancias que sufrimos.

En su colectivo se ha creado la asociación «Tu Abandono Me Puede Matar» para reclamar mejoras laborales. ¿Atenderá la Administración sus demandas?

Si la sociedad conoce nuestro trabajo, nuestra aportación a su seguridad y nuestras reivindicaciones es imposible que los mandos de Interior e Instituciones Penitenciarias sigan mirando hacia otro lado. Tenemos unas necesidades de personal, de formación, de medios materiales y de dignificación del colectivo que todos nos reconocen como lógicas y de derecho. Nuestros gobernantes están al servicio del pueblo, así que deberían hacerle caso.

Compartir el artículo

stats