Ni se imaginaba José Ramón Cortés hace cinco años que tratar de guardar para el recuerdo su oficio de carnicero le iba a hacer famoso. Gracias a sus vídeos grabados en el obrador de su carnicería del barrio alicantino de San Blas se ha convertido, como él mismo reconoce, en «una estrella mediática».

Para muchos de sus seguidores, el carnicero que nació hace seis décadas en la trastienda de la chacinería de sus padres, es un maestro en el sentido amplio de la palabra. Y sus conocimientos y formas de despiezar la carne le han valido miles de seguidores en su canal de vídeos en YouTube, que esta semana ha superado los veinte millones de visualizaciones.

Actualmente «La Carnicería de Ramón» tiene 56.500 suscriptores y sus vídeos, en los que se muestra el trabajo en el obrador donde despieza y prepara la carne que vende después, tienen miles de visionados. Y algunas de esas piezas de vídeo acumulan millones de visitas. El despiece completo de pierna de ternera lo han visto 3,7 millones de personas; y el que cuenta con más visitas es el de la preparación de muslos de pollo, con 4,7 millones. Sus seguidores son carniceros como él, y también cocineros y aficionados.

Hace un año el canal «explotó» internacionalmente y empezaron a seguirle personas de habla hispana, sobre todo de Brasil, Argentina y Méjico. «En cuanto se hizo viral empecé a interactuar con todo el mundo», cuenta Ramón, que utiliza el traductor del ordenador para responder a los seguidores que tiene también en otras partes del mundo: además de américa y Sudamérica tiene en India, Rusia, Turquía o Tailandia, entre otros.

«Me agradecen los vídeos porque es un máster para ellos. Por sus comentarios soy una estrella mediática. Pero tengo los pies en el suelo», confiesa el carnicero, que explica que cada vez se siente más cómodo y seguro ante la cámara hablando a sus seguidores de un oficio que le apasiona. Un trabajo que conoce desde la cuna. Proviene de una familia de carniceros, él es la cuarta generación; pero ya no hay relevo, sus dos hijas han seguido otros caminos, de ahí el legado que ha querido dejar en forma de vídeos.

Siempre se sintió predestinado al oficio, que ama. Y esa pasión se transmite en su forma de utilizar el cuchillo con el que, con precisión de cirujano, disecciona las distintas piezas de carne mientras va contando a la cámara cómo realiza cada paso. Lo que provoca admiración entre sus seguidores. Tanto como la pulcritud de su mesa de operaciones.

También ayuda a desenvolverse con soltura ante la cámara que quien está detrás del visor es su mujer, que le conoce bien y que sabe dónde dirigir el foco en cada momento. «Somos un equipo», reconoce Ramón, que habla con admiración de quien desde hace décadas trabaja codo a codo junto a él. «Al principio los vídeos eran un desastre, tenía miedo escénico y a medida que los hago, sabiendo que soy un buen profesional, lo veo más claro y me siento más cómodo y docente», apunta.

«Es insólito que me haya pasado esto a los 60 años», confiesa Ramón, quien reconoce que si esto le hubiera ocurrido 20 años antes «habría aprovechado el filón del canal», ya que hay mucha oportunidad de negocio, entre otros, con la venta online. «Pero eso requiere logística, más personal y yo ya estoy en otras cosas. Ya no toca».

La ventana al mundo que es YouTube le ha dejado claro que existe un choque cultural al tratar la carne según los países. Seguidores suramericanos «al principio se echaban las manos a la cabeza cuando me veían quitarle la grasa a la ternera. Les ha sorprendido ver una forma de trabajar la carne que no conocían», cuenta. «En los países suramericanos, con tanta cultura de carne, ellos la desarman de otra forma, colgada y a tirones, porque su gastronomía se basa en parrilladas y no habían visto la precisión quirúrgica que usamos aquí», explica. Algunos de sus vídeos son verdaderas clases de anatomía de los animales que disecciona.

«Entre los compañeros hablamos de que este oficio se pierde», comenta. Mantiene un contacto constante con colegas de profesión tanto de Alicante como a nivel nacional a través de la aplicación móvil de mensajería con la que se mantienen al tanto de todo lo que ocurre. «Nos da pena que se pierda porque nadie quiere seguir este oficio tan duro», advierte. De las nuevas generaciones, dice que ya no tendrán que saber despiezar la carne porque les llegará de los mataderos, y advierte que «deberían saber hacerlo».

La mayor ilusión de Ramón es dedicarse a la docencia y poder transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones con una experiencia acumulada de 45 años de oficio. Con su ojo clínico reconoce que puede determinar en tan solo cinco minutos viendo a una persona manejar el cuchillo si es bueno en el oficio. Mientras llega ese momento, sigue ofreciendo sus conocimientos a través de la ventana al mundo de You Tube y acumulando millones de visitas.