P ¿Cómo está el sector?

R Tenemos problemas y la situación es compleja pero quiero poner el foco en que el comercio de proximidad es ahora mismo el formato más seguro. Se aplican de manera ejemplar y tajante las medidas de seguridad. Nos va la vida en ello: son los ingresos de nuestras familias. El compromiso con la sociedad y los empleados es máximo a todos los niveles, pero la situación es extremadamente grave.

P ¿Hasta qué punto?

R Estamos en riesgo de perder entre un 20 y un 30% de tejido comercial. Puede ser una catástrofe. Dependiendo del sector, y de si el establecimiento está ubicado en el centro o en un barrio, la bajada de ventas por la falta de turismo ha sido muy importante. La situación sanitaria ya sabemos cuál es, de incertidumbre. El cliente lo siente. Nos encaminamos al invierno, no se sabe lo que va a pasar. Más del 50% de los comerciantes han tenido que pedir un crédito para poder sobrellevar sus negocios y mantenerlos, es decir, han tenido que endeudarse. Muchos factores agravan la situación. Vamos camino de la Navidad, y nos jugamos el todo.

P ¿Qué papel desempeña el comerciante en estos momentos?

R Llevamos unos meses en que se nos ha convertido en héroes por algo que llevamos haciendo años: aplicar nuestra profesionalidad, flexibilidad de horarios y atención. Estamos hechos de otra pasta. Cuando el comercio todavía estaba cerrado en el confinamiento, pedimos que abrieran clasificándolos por los metros de superficie. Los pequeñitos podían ofrecer seguridad y era necesario que abrieran las ferreterías, las ópticas. Se produjo una especie de simulacro de lo que sería una ciudad sin comercio y vimos algo que no queremos que suceda. El sector necesita colaboración y una parte muy importante le corresponde a la administración.

P ¿Qué es Alicante sin comercio?

R Una ciudad muerta. El comercio es el elemento vertebrador que da vida a un barrio, a una ciudad, aparte de un agente económico importantísimo. Los meses más duros de la pandemia y el confinamiento tuvieron un efecto de reflexión para el ciudadano, de reconectar y poner en valor el comercio de proximidad, y espero que esto no caiga en el olvido. Las bondades y virtudes del comercio tradicional juegan a nuestro favor pero no basta. Las ayudas no han llegado, no son suficientes ni están bien enfocadas. A día de hoy, en el Ayuntamiento de Alicante no son conscientes de la gravedad de la situación del comercio. Se han acostumbrado a que siempre hemos superado todas las crisis y dificultades solos y por nuestros propios medios. Hemos sentido en estos años la desafección por parte del Ayuntamiento hacia el comercio tradicional y ahora es cuando más los necesitamos. La situación es un golpe de realidad que debe mover conciencias. Alicante se juega mucho, son muchos comercios y puestos de trabajo. Se juega perder su identidad como ciudad.

P ¿Qué piden al Ayuntamiento?

R Que sean consecuentes con la situación que venimos sufriendo y que adquieran un nivel más alto de compromiso del que tienen. No es una cuestión de intereses particulares o políticos, sino de supervivencia. Deberían repensar la actitud con que están afrontando la situación, mirar al problema de frente, con actuaciones concretas, empezando con escucha activa y diálogo. Una cantidad enorme de comercios subsistirán, se reinventarán, pero no creo que sea justo afrontar de nuevo en solitario una crisis como ésta.

P ¿Qué otras medidas exigen?

R Desde antes del covid pedimos la vuelta a la regularización de las rebajas. Solo limitándolas en el tiempo conservan su verdadera utilidad e impacto en el consumidor. Defendemos el cierre los domingos: apostamos por la conciliación. Y a nivel autonómico, reclamamos la aprobación del Patsecova, un marco normativo que será muy útil para el comercio.

P ¿Dónde está peor el sector?

R La situación no era la mejor, veníamos ya de cierres y de deterioro del tejido comercial, y la pandemia no ha ayudado. Los que vivían del cliente de paso y del turista han sufrido una caída de entre el 40 y el 60% de visitantes, y trabajan a medio gas. Las agencias de viajes y los negocios de indumentaria regional están mal. Algunos han pasado de tener diez empleados a uno. Los negocios de alimentación se han mantenido y algunos han crecido en ventas. Ha sido desigual. Hay quienes han perdido un 80%, otros un 40% y algunos siguen cerrados.

P Llega la campaña de Navidad.

R Se debe cambiar el enfoque, con campañas para poner en valor el peso del comercio para la ciudad y el consumo responsable. Hay muchos factores que juegan a nuestro favor: atención personalizada; servicio a domicilio; y un contacto directo, que solo puede ofrecer el comercio de proximidad por sus características. Es nuestro fuerte.

P ¿Y si hay otro confinamiento?

R Podría ser letal. Hay comercios en una facturación bajo mínimos y con un nivel de endeudamiento muy alto, es un abismo al que no nos queremos asomar.