P ¿Cómo definiría este primer mes de septiembre, de inicio del curso?

R Positivo, a pesar de las numerosas dificultades que nos encontramos el 1 de septiembre. En especial por la incertidumbre ante los desconocido y no saber si aquello que estás haciendo es lo más adecuado. También por la inmediatez del inicio de curso. Nosotros hicimos una incorporación gradual, pero intensa. El lunes 7 el alumnado de 1ºESO recibió las primeras clases y el de 2º ESO el martes 8 , el viernes 11 el centro funcionaba a pleno rendimiento. Es especialmente positivo puesto que ha sido una vuelta a la normalidad, con limitaciones, de docentes y alumnado. La socialización es fundamental en el ser humano y en la relación docente alumnado.

P ¿Cómo se han adaptado los adolescentes a las nuevas normas?

R La adaptación ha sido relativamente sencilla, la mayoría ha entendido que es la única vía para llevar una vida relativamente normal. Quizás la distancia social es la más complicada de seguir, somos una sociedad cercana en nuestras relaciones y necesitamos el contacto con nuestros amigos y allegados. Después, la mascarilla: en ocasiones no se lleva ajustada debidamente o es utilizada superando el tiempo de vida útil de ellas. Desde el centro, a diario se recuerda por megafonía el obligado cumplimiento de estas normas, en especial en los recreos y también como educadores, fuera del ámbito educativo.

P Los estudiantes que entran por primera vez al instituto, ¿han detectado que el nivel sea un poco más bajo que en años anteriores?

R La verdad es que no, a finales de septiembre realizamos la evaluación inicial y no observamos grandes diferencias con otros cursos, creo que el trabajo realizado en los colegios e IES durante el confinamiento ha mitigado esta situación.

P ¿Cómo llevan los profesores realizar las clases on line?

R Son un recurso extremo, si algo ha demostrado la pandemia y el confinamiento es que la presencialidad es insustituible. Los docentes en ocasiones pensábamos que seríamos sustituidos por robot o clases on line, hoy hemos visto que somos difícilmente sustituibles, nuestros alumnos quieren que les demos clase presencial que sea un contacto personal. En algún nivel ha sido inevitable, en Ciclos Formativos de Grado Medio y Superior reciben clases online el 50% en días alternos. La mayor dificultad estriba en la vocalización (dificultada por la mascarilla) y la necesidad de no salirte del angulo de la cámara mientras das clase al alumnado que no se encuentra físicamente en el aula.

P¿Y los alumnos?

R Son quienes peor lo llevan, hay que pensar que seis o siete horas frente a una pantalla desde tu domicilio es muy difícil mantener la concentración, la interacción profesor -alumnado es fundamental, y por otro lado, pensar que todos los adolescentes tienen la «capacidad y voluntad» de estar conectados desde las 8 hasta las 14 ó 15 horas, cuando están solos en casa, es casi una utopía. Al final del confinamiento nos echaban de menos, quién lo hubiese pensado. Y al inicio del presente curso, al pasar por las clases a darles la bienvenida y recordar las normas higiénicas y sanitarias, les decía: «es la única vía para no tener que volver a casa y a la teledocencia», todos manifestaban que no querían volver a esa situación. En nuestro centro hemos intentado la máxima presencialidad, para lo cual hemos ocupado aulas específicas de Plástica, Música, Biblioteca y Salón de Usos Múltiples.

P ¿Deberían ser más específicos las directrices de la conselleria?

R Como director de un centro de secundaria, bachillerato y formación profesional, sí que he observado que muchas directrices están concebidas desde la educación infantil y primaria. Los institutos presentan tipologías de alumnado más variado que dificultan la aplicación de algunos aspectos. Téngase en cuenta que hay alumnado adulto, adolescentes y niños. Por ejemplo, hemos establecido zonas diferenciadas en los patios durante los recreos, reforzado el número de profesores de guardia, pero ¿cómo logramos que una chica que se encuentra en la zona de 3º ESO no se dirija a la de bachillerato donde esta su pareja en centro con 15.000 metros cuadrados y más de 900 alumnos?.

P Dentro de las normas de seguridad e higiene tomadas en el IES, ¿han tenido que cambiar alguna sobre la marcha?

R Si, por supuesto. El «papel» lo soporta todo, pero la realidad es en ocasiones distinta. Por ejemplo en los sentidos de flujo, entradas y salidas. La situación es cambiante a diario, como los tiempos estimados de cuarentena que se han reducido.

P ¿En el centro tienen algún grupo burbuja?

R Si entendemos como grupo burbuja aquel que sus alumnos comparten un espacio físico permanente, si que tenemos en 1º y 2º ESO y algún otro grupo en 3º y 4º, pero luego comparten patio. Por ello, no podemos hablar estrictamente de grupo burbuja. Cuando salen del centro para marchar a casa, a pesar de las recomendaciones, se unen amigos y compañeros.

P ¿Qué es lo que echan en falta tras este mes de septiembre?

R Es difícil de concretar, pero para mí, responsabilidad y tranquilidad. Responsabilidad colectiva. No es posible que un centro escolar se esfuerce hasta la extenuación para cumplir normas, gaste una cantidad importantísima de dinero en medidas de seguridad y productos de higiene para luego ver escenas de esos mismos alumnos y alumnas u otros adultos compartiendo espacios sin protección alguna, sin distancia, con la mascarilla como si fuese un adorno. Y tranquilidad porque los centros escolares son uno de los espacios más seguros que existen en la actualidad. Se han producido y se producirán brotes en los centros, pero la pregunta sería ¿dónde se ha producido realmente el contagio?

P ¿Qué solicitan a Educación?

R Creo que un elemento que no es en principio propiamente educativo: el enfermero/a escolar. Mi sensación y la que me trasmiten mis compañeros es que ahora es el momento de implantar esa figura en los centros educativos, como existe en otros países, aunque lo reclamábamos mucho antes. Somos especialistas en Historia, Matemáticas, pero no tenemos conocimientos sanitarios, y en las circunstancias actuales nos genera miedo no hacer adecuadamente algunos de los cometidos asignados. Por otro lado la función de esta figura sanitaria es muy amplia y nuestra experiencia nos dice que aún sin pandemia, en centros muy grandes siempre hay acciones por realizar.

P Los profesores son los héroes de esta llamada segunda ola. ¿Cómo van de ánimo y de fuerza para afrontar este curso?

R Agradezco mucho esa consideración, porque creo que es totalmente justa. No solo en la segunda ola, también en la primera. En nuestro centro el domingo 15 de marzo, un día después del estado de alarma, realizamos un ensayo en una plataforma digital, para muchísimos desconocida, para ver la posibilidad de dar clase y que nuestro alumnado no perdiese clase. Al día siguiente ya estábamos dando clase en los grupos superiores de ESO, Bachillerato y Ciclos. Y un ejemplo de nuestra utilidad y esfuerzo han sido la infinidad de mensajes en las redes aludiendo a padres cansados de atender a sus hijos durante horas en el confinamiento, rogando por su vuelta al colegio. La mayoría de los docentes somos vocacionales y eso es fundamental. Yo digo siempre que hay dos profesiones que deben de ser eminentemente vocacionales por lo que implican: la educativa y la sanitaria.