Una provincia que es un continente con fenómenos extremos, la sequía y las inundaciones. Este fue el diagnóstico que, entre otros ponentes, trasladaron ayer los profesores de la Universidad de Alicante Jorge Olcina y Joaquín Melgarejo, durante la presentación del último número (70) de la revista «Canelobre» que edita la Diputación. El último número es un monográfico sobre el agua y el territorio en Alicante, coordinado por Melgarejo y la geógrafa Concha Brú. Los expertos alertan de que la provincia necesita dotarse de sistemas que garanticen un futuro, que va a seguir marcado por la sequía y las lluvias torrenciales, que, además, van a ser más intensas debido al cambio climático.

De hecho, Alicante mantiene dos récords nacionales. La cantidad máxima de lluvia recogida en 24 horas, con los 800 litros por metro cuadrado que descargó una gota fría en la Marina Alta entre el 2 y el 3 de octubre de 1957 y, por otro lado, los pírricos 95 litros/m² recogidos en San Miguel de Salinas en todo un año (1995), marcado por la sequía. Una falta de agua que es estructural en una provincia con un déficit hídrico cercano a los 500 hm³ anuales, y en la que los trasvases Tajo-Segura y Júcar-Vinalopó son estratégicos e irrenunciables, según subrayó Joaquín Melgarejo, director del Instituto del Agua de la Universidad de Alicante.

Jorge Olcina, geógrafo y director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, viene alertando que de que «las inundaciones van a ser más frecuentes en los próximos años. Por tanto, debemos acostumbrarnos a que gotas frías se van a producir más y en cualquier época del año». Hay dos factores que las convierten en especialmente peligrosas: la circulación atmosférica que origina, en este ciclo de calentamiento climático, más gotas frías; y el mar Mediterráneo, que es la gasolina que forma estas nubes tan enérgicas, y que cada vez está más caliente a final del verano, según el climatólogo.

Olcina subraya que «solo queda adaptarse a lo que vamos a experimentar en el futuro. Un clima algo más extremo, con cambios bruscos en el tiempo atmosférico y fenómenos extremos más frecuentes». El encauzamiento del Segura no es del todo seguro. No está preparado para el tipo de lluvia mediterránea que se está produciendo en los últimos años, mucho más intensas., por lo que hay que repensar en llevar a cabo una nueva fase del plan de defensa de avenidas especialmente en el propio cauce del Segura, algo que quedó evidente con la DANA de septiembre de 2019; episodio que tiene cabida en el último número de la revista Canelobre.

El presidente Mazón clausuró el acto de presentación de la revista.

El encauzamiento actual tiene dos puntos por solucionar: Orihuela y Rojales. Especialmente en Orihuela, porque ya en octubre de 2000 estuvo a punto de desbordarse el río. La alternativa podría pasar por la construcción de un bypass que funcione en los momentos de crecida. No se trata de sacar el río de la ciudad, porque es un elemento cultural de la misma, pero si tener preparado un nuevo canal de evacuación de aguas que desvíe las crecidas, entre la pedanía Aparecida y Bigastro, según Olcina.

Falsa seguridad

Los encauzamientos de los ríos suelen crear sensación de falsa seguridad. La gente que vive en las proximidades del río encauzado piensa que todo está arreglado con este canal, pero la meteorología mediterránea siempre sorprende y supera los cálculos con los que se trazan estas obras Además, Olcina reclama que los canales de encauzamiento cuenten con exclusas para que el agua de inundación que rebasa el canal y anega los campos aledaños, pueda volver al cauce cuando baje el nivel del agua.

Las soluciones a las inundaciones pasan por actuaciones múltiples: estructurales, de ordenación del territorio y de educación a la sociedad. Los municipios de riesgo, muchos en la provincia, «deben contar con especialistas en riesgos naturales y se debe cumplir escrupulosamente la Ley del Suelo», defiende Jorge Olcina.

Trescientas páginas de análisis hídrico riguroso

El Instituto de Cultura Juan Gil-Albert ha publicado un nuevo número del monográfico Canelobre, dedicado al agua en la provincia. En este volumen de más de 300 páginas han participado destacados expertos y profesionales vinculados con la materia. Bajo el título «El agua en la provincia de Alicante. Territorio, patrimonio e innovación», la publicación destaca, entre otros aspectos, la escasez de este recurso en la nueva etapa de cambio climático y las diferencias pluviométricas por comarcas. El presidente de la Diputación subrayó, en este sentido, que este ejemplar «habla del agua en su integridad tanto desde el punto de vista provincial, como desde el punto de vista de los distintos tratamientos, su historia, su cultura y su capacidad de crear riqueza en los sectores productivos».