Una docena de menores viven en acogida en un edificio de propiedad municipal en San Gabriel que no reúne las condiciones, según denuncia la asociación de vecinos, que hace hincapié en los desprendimientos que obligaron hace dos años a instalar una red en la fachada y en el riesgo de que se sigan produciendo caída de cascotes. La asociación relaciona el estado del inmueble con la inminente marcha de los menores en acogimiento, que serán trasladados y realojados, según confirmaron desde la Dirección General de la Infancia de la Generalitat.

Según fuentes del gobierno autonómico, cumpliendo estándares de calidad, dignidad y protección de la infancia se ha decidido que este edificio, que vienen ocupando niños desde hace 13 años repartidos en dos pisos, no es el adecuado, «y se va a proceder a trasladarles a otros recursos en función de las características y necesidades de los chavales, priorizando la familia extensa, manteniendo juntos a los hermanos y evitando el desarraigo. Si de por sí para un niño un cambio de colegio o amigos es complicado, para ellos más. Será un traslado amable». El Consell niega que tenga que ver con la «amenaza de ruina» de que hablan los vecinos; aluden a un informe del Ayuntamiento que concluye que el edificio, con más de 50 años, presenta un buen estado de seguridad estructural.

El Ayuntamiento también se refiere a ese informe del departamento de Conservación de Inmuebles que asegura su estabilidad y niega amenaza de ruina, asegurando que se quiere reformar para darle uso para el barrio. Se trata de un inmueble de 1954 con una superficie construida de 935 metros cuadrados en el que residían los profesores del antiguo colegio de la barriada. Desde que se marcharon el último docente y el bedel por jubilación solo viven los menores.

Los vecinos, que insisten en que el sótano está apuntalado para reforzar la edificación, arremeten contra el Ayuntamiento porque no haya realizado actuaciones de mantenimiento con anterioridad en el edificio pese a los numerosos escritos que afirman haber remitido. Además están preocupados por el destino de los menores, «este traslado traumático significará para los niños la pérdida de sus plazas escolares en un entorno consolidado, con unas relaciones comunitarias establecidas y de un proyecto de integración que ya no podrá continuar, siendo inevitable su dispersión y traslado a otros centros con el perjuicio moral y social que esto supone para ellos».

Sin embargo, un responsable de la vivienda tutelada mostró ayer su sorpresa por las quejas vecinales asegurando que no han ido al inmueble a exponerlas. El interior de, al menos, una de las viviendas presenta un aspecto cuidado.

Sea como sea, la asociación de San Gabriel critica el abandono del Ayuntamiento hacia el barrio y sus instalaciones municipales, desde este edificio al centro de mayores, que tiene clausurada su planta superior por filtraciones de agua que provocan humedades en toda la construcción; y el colegio El Palmeral, que ha quedado fuera del plan Edificant.

«Tenemos los mismos equipamientos que hace veinte años con el doble de población», abunda la asociación de vecinos, que no solo se queja de la falta de inversiones sino de que el único inmueble municipal en condiciones, el antiguo Cefire, ha sido cedido por el Ayuntamiento durante treinta años a una entidad social. La asociación de vecinos reclama la reversión de la cesión del Cefire, instalaciones que reclaman para acoger un consultorio médico, y se plantean acudir al contencioso si la administración local les responde con una negativa a su petición.