Alicante supera la barrera histórica de los 350.000 habitantes. Y lo hace en plena pandemia por el coronavirus lo que no es hecho baladí. Los números son contundentes: la ciudad ha incrementado su población en casi 6.900 personas en lo que va de año (a falta de mes y medio para finalizar este atípico 2020), una cifra similar a la registrada en el conjunto de los últimos seis años, cuando el Padrón aumentó en total unos 7.200 vecinos. De hecho, el incremento de población en lo que va de 2020, marcado por la pandemia, supone el mayor aumento poblacional en la capital desde 2005, es decir, desde antes de la Gran Recesión de 2008, que supuso un golpe para la llegada de nuevos habitantes a la ciudad alicantina, sobre todo por el frenazo en seco de la inmigración por la crisis económica.

La pandemia no sólo ha supuesto un impulso para el establecimiento oficial de nuevos vecinos en Alicante (al margen de estas cifras quedan los que no se empadronan), sino que ha cambiado tendencias significativas. Si durante los tres primeros meses del año la mayoría de nuevos residentes eran de procedencia extranjera (52,6%), desde que se decretó el estado de alarma el 64,6% de los empadronados han sido nacionales. Y, sobre todo, madrileños (más de 600 de esos 800 empadronados de todo 2020 se han tramitado en tiempos de pandemia), seguidos de poblaciones cercanas como Murcia (242 en siete meses del total de 316), Valencia (190 de 279), Baleares (155 de 232) y Albacete (80 de 117). También se ha elevado considerablemente la llegada de barceloneses (173 del total de 204 en todo 2020).

El incremento de personas procedentes de la capital de España es más que llamativo por numeroso. Antes de la crisis del covid, los madrileños que habían decidido cambiar de domicilio a Alicante suponían poco más del 5% del total de los nuevos empadronamientos. Sin embargo, desde que estalló la pandemia, los madrileños suponen más del 9% de los nuevos habitantes de la capital alicantina. Muchos se han venido a teletrabajar gracias a las condiciones de la ciudad.

Una de ellas es Elizabeta Ivova, que ha pasado de vivir en Madrid a residir en Playa de San Juan. Ella ha llegado junto a su marido y su hijo, un pequeño de apenas dos años. «Llevábamos casi una década pensando en venirnos a la playa para escapar del absoluto estrés de vida que se sufre en Madrid. Nos gustaban las ciudades más pequeñas, pero nos daba miedo porque también suele haber menos oportunidades laborales. Mi suegra vive en Altea y siempre que veníamos nos íbamos a casa con ganas de quedarnos», relata Elizabeta, que esta misma semana acudió a la calle Cervantes para hacerse oficialmente vecina de Alicante. Para su familia, la pandemia supuso el impulso definitivo para el traslado. «Estar encerrados en una ciudad como Madrid fue definitivo para tomar la decisión de venirnos a Alicante. Las ganas aumentaron exponencialmente y, además, en julio me echaron de la multinacional en la que trabajaba en el departamento de riesgos laborales», añade Elizabeta.

Su marido, ingeniero informático, es autónomo y teletrabaja. «Era el escenario perfecto para dar el paso. Queríamos vivir en una ciudad medianamente grande y con servicios. Alicante era perfecta porque además estás a dos horas de Madrid en el AVE», prosigue la joven, quien se muestra segura de la decisión tomada: «Queremos que nuestro hijo crezca en un ambiente amable, que pueda estar en la calle, sin sufrir el estrés de Madrid. Allí todos vamos corriendo, aunque no tengas prisa. La ciudad te obliga». Ahora, Elizabeta, su marido y su hijo residen en San Juan, un barrio en expansión del que destacan los espacios abiertos, la proximidad al mar y la vida en la calle.

Ellos tres forman parte de los más de 600 residentes en Madrid que oficialmente han cambiado el estrés de la capital por iniciar una nueva vida en Alicante desde que estalló la pandemia. Ese incremento no ha pasado desapercibido en el Ayuntamiento, donde ponen el foco en el aumento de la población y, en concreto, de personas procedentes de Madrid. «Llevamos un año de récord. Es la primera vez que, según los datos del Padrón, se superan los 350.000 habitantes en la ciudad. Y la previsión es finalizar el año en torno a los 354.000 residentes», resalta el concejal de Estadística, Antonio Peral (PP), quien celebra que Alicante haya sido elegida por más de 10.000 personas este año 2020 para establecer su residencia oficial, de las que unas 6.800 lo han hecho tras declararse el estado de alarma por el covid. Unas 3.000 personas, por contra, se han dado de baja del Padrón este año. En total, casi 7.000 vecinos más en Alicante y aún faltan dos meses para finalizar este 2020.

Cifras que chocan: las del Ayuntamiento y las del INE

Según los últimos registros del Instituto Nacional de Estadística, la ciudad de Alicante contaba con 334.887 habitantes a 1 de enero de 2019, mientras que en esa misma fecha, según los datos del Padrón municipal, la capital alicantina tenía 339.648 residentes oficiales. Es decir, entre ambos registros existía un desfase de casi 5.000 personas. El gobierno municipal de Alicante quiere mantener una reunión con el organismo nacional para conocer los motivos de esa diferencia. Desde el INE explican que «cotejan» los datos de los municipios y propone una cifra para cada uno al Consejo de Empadronamiento. «Este órgano es el encargado de eliminar duplicados de unos ayuntamientos a otros, de solventar discrepancias y de proponer la cifra oficial de población de los ayuntamientos al Gobierno, que los aprueba con Real Decreto», añaden. Otras fuentes explican que el desfase se debe a la forma de registrar a la población extranjera por parte del INE, tanto de los no comunitarios como de los comunitarios o con residencia de larga duración.