Aparente normalidad en Alicante en el primer día del toque de queda instaurado por el gobierno autonómico y ahora también desde el Gobierno central para frenar los contagios de covid-19. Ambiente en las terrazas aunque con limitaciones a seis personas por mesa. La mayoría de negocios han cumplido la restricción en los puntos más concurridos como Castaños o la Rambla, aunque había algunas terrazas, de forma puntual, en las que se veían grupos de siete u ocho personas, sobre todo familias con niños en ciertas calles céntricas en las que el trasiego no es grande. La restricción del aforo, sin embargo, genera que los grupos opten por dividirse para poder salir juntos, y al mismo tiempo, separados para cumplir las nuevas reglas. "No le encuentro mucho sentido porque esto va a hacer que o limitemos los encuentros u optemos por reunirnos en entornos privados", señala Alberto Ahijado, vecino de El Campello, que hoy ha tenido que separarse con sus amigos en dos mesas en una terraza porque eran ocho.

Otros grupos directamente prescinden de este tipo de planes al no poder estar todos juntos. Es por ello por lo que los jóvenes consultados por este diario dudan que este toque de queda resulte efectivo para minimizar los efectos de la pandemia porque entienden que restringiendo más el ocio nocturno y frenando los botellones en la vía pública se celebrarán más fiestas privadas, más ahora que bajan las temperaturas.

Los hosteleros reseñan que la población tiene que adaptarse a la medida, y por ahora les explican a los clientes que no pueden ser más de seis. "Ayer nos informó la Policía Local y estamos esperando a ver cómo reacciona la gente, a la expectativa. No sabemos si tendremos que modificar algo en el local y aunque no tenemos reservas canceladas cada nueva limitación nos afecta. Esto será negativo para todos porque recaudaremos menos", apunta Tiago Garofalo, trabajador de la cervecería Amber de Castaños.

Las personas más mayores ven la situación de una forma totalmente diferente. Consideran que los constantes rebrotes parten de los encuentros entre jóvenes en los que no hay distancias de seguridad. 

En zonas costeras como San Juan Playa varios establecimientos en primera línea del mar han cerrado para aprovechar unos días de vacaciones ahora que baja la afluencia por lo que entre los bares y restaurantes que más afluencia registran han tenido que prescindir de las grandes mesas, y hay terrazas en las que es corta la distancia de seguridad entre mesas.