El refugio antiaéreo de Santa Faz está conectado por una galería subterránea de 61 metros con el convento donde viven en clausura las monjas Agustinas que custodian la Reliquia y anteriormente las Clarisas. El acceso al monasterio (por el patio) se encuentra tapiado, por lo que el departamento municipal de Memoria, que depende de la Concejalía de Cultura, abordará con las religiosas y con el Obispado su apertura para que el público pueda salir por el monasterio cuando se abra a las visitas. De no ser factible un circuito con entrada y salida diferenciadas, el Ayuntamiento establecerá un recorrido de ida y vuelta. «Hablamos con las anteriores custodias (las Clarisas), pero con las nuevas aún no. Quizá es complicado y veremos otras posibilidades», señala Pablo Rosser, jefe del departamento de Memoria.

Los trabajos en el recinto están muy avanzados después de meses retirando toneladas de barro y escombros que cerraban la galería. Se trata de un refugio muy diferente a los de Séneca, Doctor Balmis y a los de la zona entre los dos castillos donde actualmente se trabaja para abrir varios al público en 2021, año en que también se espera hacer visitable el de Santa Faz. Es único por su tipología, explica Pablo Reig, inspector del departamento de Memoria Histórica. Además de conservar las bocas de entrada prácticamente intactas, fue construido por la dotación militar que tomó el monasterio de la Santa Faz al estallar la Guerra Civil, cuando las monjas fueron desalojadas. «Era un espacio con soldados y mandos militares. Se construyó exprofeso para la dotación militar que ocupó el convento».

El búnker fue construido por los militares que tomaron el convento en la guerra tras expulsar a las monjas

El refugio ya tiene la instalación eléctrica hecha, aunque falta su conexión al alumbrado público. Cuenta con tres tramos de escalera a cada extremo, con 19 escalones cada uno, que llegan a una profundidad de 13 metros en el subsuelo. De los que actualmente se están rehabilitando es el que cuenta con el túnel más largo. El de Padre Mariana tiene una galería tapada de 110 metros y otra abierta de más de 160 metros, pero no es practicable porque era una mina de agua, y hay derrumbes. El interior de la galería de Santa Faz está en buen estado de conservación salvo algunos peldaños de la entrada opuesta al convento, estropeados por actos vandálicos: se arrojaba allí basura y la quemaban, lo que los dañó parcialmente. «Habrá que intervenir en esos escalones y reconstruir los que no se puedan resanar para mayor seguridad», apunta Reig. También falta el acceso directo a la vía pública con su tramo de acera, dado que la parcela donde está el refugio se encuentra dentro de otras . «Hay que conseguir la servidumbre de paso a una de las dos bocas, pero el subsuelo es un bien municipal que está protegido», señala el inspector.

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Un túnel del refugio al convento de Santa Faz

La galería subterránea del refugio que tuvo un uso militar mide 61 metros

La idea del Ayuntamiento es abrir el refugio a las visitas en un contexto más complejo, con paneles de información y un flujo de entrada y salida, lo que pasa por negociar con la Iglesia. «En condiciones está. Ahora se clasifican los materiales y objetos hallados dentro para exponerlos o guardarlos». El Ayuntamiento cree que será el refugio más visitado solo con el público que recibirá durante la Peregrina. Esta galería se inundaba al estar situada junto al barranco de Orgegia, de ahí que el barro llegara hasta el techo como demuestran los restos hallados en las distintas hornacinas.

Otro refugio es el que acaban de abrir los Bomberos en la plaza de Castellón, inundado por una avería de la red de potable ya resuelta.