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Ingeniero y escritor

Florentino Regalado: «La obsesión por conservar fachadas sin valor en Alicante nos cuesta miles de euros»

Acaba de lanzar su último libro, que recoge sus vivencias en toda una vida como profesional en clave de anécdotas

Florentino Regalado, en su despacho del estudio de ingenieros que fundó y al que sigue acudiendo pese a estar jubilado.

«Historias biográficas de un ingeniero. Vivencias de un ingeniero de Caminos». Es el título del último libro del ingeniero Florentino Regalado, un ejemplar de 450 páginas en las que este profesional repasa decenas de anécdotas recogidas a lo largo de su carrera profesional, jalonada decenas de proyectos. Regalado, crítico con muchas de las actuaciones que se han realizado en Alicante, presenta una serie de «historietas» escritas en un lenguaje muy sencillo y coloquial, buscando «hacerlo como si de una charla entre amigos se tratara».

El ingeniero advierte, esta vez muy en serio, de que en Alicante se está pecando a la hora de proteger y rehabilitar el patrimonio inmueble de un exceso de lo que denomina el «fachadismo», que define como un celo mayúsculo en conservar fachadas de edificios que «en muchos casos no tienen el valor ni histórico, ni arquitectónico suficiente para justificar las enormes cantidades de dinero que es necesario emplear para mantenerlas». Regalado considera que sería mucho más efectivo fotografiarlas y hacerlas nuevas como, recuerda, ha sucedido en obras como el Campanile de las plaza de San Marcos de Venecia o el Pabellón de Miles Van de Rohe de Barcelona.

El ingeniero se muestra crítico con el recién aprobado Catálogo de Protecciones, en el que no se ha contado con la opinión de técnicos como los arquitectos o los ingenieros. «Resulta evidente que la Catedral de Burgos es un bien patrimonial que debe ser preservado, cueste lo que cueste. Nadie con sentido común lo pondría en tela de juicio pero, por ejemplo, ¿qué sucedió con el viejo edificio del hotel Palas, totalmente reformado por dentro? Pues sucedió que la conservación de unos muros mampuestos mal construidos supuso un desembolso económico enorme cuando podían ser clonados», subraya el ingeniero con buen conocimiento de causa, porque participó en el mismo contratado por la Cámara de Comercio.

Para Regalado, en Alicante se han cometido disparates en la conservación del escaso patrimonio histórico y monumental. «Bastaría con decir a los arquitectos que comenzaran a proyectar fachadas del siglo pasado y el tema estaría resuesto», subraya Regalado, para quien el único valor de una gran mayoría de los edificios que se pretende conservar tiene que ver con la nostalgia de imágenes del pasado , «y hacerlo como se pretende ni es razonable, ni aporta valor significativo a la ciudad. Sería mucho más efectivo y económico reproducir las fachadas con elementos nuevos» plantea el ingeniero. Regalado pone como ejemplo el Parking del Portón, en el casco antiguo de Alicante, «donde hubo que sacrificar siete plazas de garaje para conservar un metro cúbico de tierra de los restos de la muralla medieval, hoy escondidos».

El «fachadismo» se define como la práctica de vaciar el interior de un edificio conservando únicamente su fachada principal -excepcionalmente se mantienen sus laterales-, para levantar detrás de ella una nueva construcción «diferente en lenguaje y composición a la original. Para mí es una práctica que no tiene nada que ver con la restauración por eso conviene denunciarlo porque afecta cada día más a los edificios monumentales, en Alicante como en cualquier ciudad, y pienso que la Administración debiera reflexionar sobre ello. La obsesión por conservar fachadas sin valor en Alicante nos cuesta miles de euros». Pero Regalado, que siempre se ha caracterizado por no callarse lo que piensa, también censura cómo se está conservando el patrimonio natural de Alicante y provincia. «Alguien tendría que explicar, por ejemplo, los valores que justifican ciertas protecciones. Me estoy refiriendo en este caso a las lagunas de Rabasa, que no las hizo la sacrosanta naturaleza. Esas lagunas, artificiales, datan de los años 70 cuando en la zona se extraía arcilla para fabricar ladrillo», asevera el arquitecto, que también se pregunta, «qué ven los proteccionistas en los terrenos que hay entre Alicante y Elche camino del aeropuerto. Una zona que bien explotada desde el punto de vista urbanístico ofrecería enormes posibilidades al desarrollo conjunto de ambas ciudades».

«A MÍ ME PARECE BIEN QUE SE DÉ UTILIDAD AL FARO»


Florentino Regalado se ha mostrado crítico con la que se ha montado en torno al futuro de parte del edificio del faro de cabo de las Huertas, que acogerá un restaurante y a cuyo uso hostelero se oponen varios colectivos conservacionistas de la ciudad. «Lo que no se debe consentir es que se nos caigan los edificios por falta de uso. ¿Un restaurante? ¿Por qué no? Es mucho mejor que dejarlo morir». En este sentido, Regalado también confía en que se pueda dar una utilidad al antiguo edificio de Sanidad del Puerto, otro ejemplo del patrimonio inmueble.

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