La hostelería alicantina arremete contra la Generalitat Valenciana por promover y financiar, a través de Turisme Comunitat Valenciana, la feria Mediterránea Gastrónoma, que se celebrará en Feria Valencia los días 8 y 9 de noviembre con 40 estrellas Michelin, 50 soles Repsol y más de 100 actividades en vivo en un momento de nuevas medidas restrictivas que afectan al sector y sin ayudas. La queja parte de la Federación Empresarial de Hostelería Provincia de Alicante (Fehpa); la Asociación de Restaurantes de Alicante (Ara), y la Asociación de Locales de Ocio y Restauración (Alroa), perplejas porque "a fecha de hoy (el Consell) sigue manteniendo la incertidumbre de si añadirá más restricciones al sector antes del fin de semana, y recomendando evitar cualquier desplazamiento a menos que sea esencial".

Sus dudas surgen también porque "como indican en la nota de prensa del evento, la organización cuenta con todas las medidas de seguridad para garantizar que el aforo previsto -1000 personas por día- no se contagie. No se entiende por qué se permite y promueve un evento de estas características en un momento en el que a la hostelería se le imponen sistemáticamente restricciones difíciles de justificar, se le niegan ayudas directas que compensen las pérdidas que implican, y no se le escucha a la hora de tomar decisiones.  Entendemos que la promoción de nuestra gastronomía es fundamental para seguir manteniendo nuestra región entre los destinos gastronómicos preferentes a nivel nacional e internacional, pero consideramos que vivimos un momento en el que todos los esfuerzos de las instituciones deben centrarse en salvar con ayudas a este sector, que con su esfuerzo y tesón nos ha colocado en el mapa gastronómico nacional". También solicitan a las administraciones que apoyan la celebración, entre ellas la Diputación de Alicante, "que reflexionen sobre si es el mejor momento para invertir parte de sus presupuestos de promoción en una feria en Valencia, y les rogamos que entiendan que sin su ayuda urgente, en pocos meses no quedará gastronomia que promocionar".

Los hosteleros insisten en su lucha por mantener sus negocios a flote pese a las anulaciones de reservas, al nuevo cierre de las barras, "y a pesar de la dificultad que supone en un país como el nuestro acostumbrar a los consumidores a adelantar su hora de salir a cenar, todo ello en un intento desesperado de mantener las ventas, los pagos a proveedores y los sueldos de sus plantillas", para intentar minimizar los efectos de la última resolución de la Conselleria de Sanidad con nuevas medidas restrictivas que afectan a la hostelería, y tras el toque de queda decretado por el Gobierno un día después. "Es un hecho que la hostelería ha sido sentenciada a muerte, sin juicio previo y sin pruebas que avalen su condena. Primero fueron los locales de ocio nocturno los que se vieron afectados por el cierre total de sus negocios. Sin ayudas compensatorias para hacer frente a hipotecas o alquileres. Sin datos que justifiquen que tras meses sin actividad la cifra de contagios haya descendido. Sin esperanzas ya de que los ayuntamientos de las grandes ciudades de nuestra región les habiliten la posibilidad de solicitar licencias provisionales de bar o cafetería para, en un intento desesperado por salvar sus negocios, puedan abrir para dar servicio a su clientela.  Ahora son los restaurantes y bares los que, de momento, tienen que volver a reducir el número de comensales por mesa (6 personas), dejar de atender sus barras, y cerrar sus negocios a tiempo para que sus clientes estén en casa antes de las doce de la noche" Las asociaciones consideran que es todo un reto porque la hostelería se muere, "y con ella, todas las empresas que intervienen en la cadena de valor. Bodegas, cerveceras, distribuidoras de alimentación y bebidas, suministros hosteleros, cárnicas, pescaderías y lonjas, lavanderías, y un largo etcétera de entidades ligadas al sector también están sufriendo la reducción de pedidos y la falta pagos. Pero a ninguno de los organismos que toman decisiones parece importarle lo más mínimo el daño colateral de esta supuesta solución para reducir el número de contagios. Y la cifra sigue subiendo".