La reducción de la movilidad en los últimos meses ha provocado una mejora sin precedentes de la calidad del aire, también en relación al ozono troposférico. No obstante, 4,7 millones de habitantes de la Comunidad Valenciana siguieron respirando aire contaminado por ozono durante el verano de 2020. El Informe anual sobre la Contaminación por Ozono de Ecologistas en Acción concluye que el 90% de la población y el 95% del territorio de la Comunidad han estado un año más expuestos a unos niveles insalubres de este contaminante. La Generalitat Valenciana sigue sin adoptar medidas eficaces sobre el transporte, la industria y la ganadería intensiva que eviten los episodios puntuales y reduzcan los elevados niveles de fondo. El informe analiza los datos recogidos entre el 1 de enero y el 30 de septiembre de 2020 en 483 estaciones oficiales de medición de ozono repartidas por todo el territorio español, entre ellas 54 situadas en la Comunidad.

Entre sus principales conclusiones, destacan que el ozono troposférico sigue siendo el contaminante atmosférico que año tras año afecta a más población y territorio. Durante 2020 sus niveles se han reducido de forma importante, interrumpiendo la tendencia estacionaria o al alza de los últimos años, como consecuencia de la drástica disminución de las emisiones de sus contaminantes precursores en la industria y en el transporte. El informe de Ecologistas en Acción toma como referencia el valor recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de acuerdo al cual el aire contaminado por ozono ha afectado en 2020 al 90% de la población y el 95 % del territorio valencianos.   

Si se considera el valor objetivo establecido por la normativa, más laxo que la recomendación de la OMS, la población que ha respirado aire contaminado por encima del estándar legal es de 14.000 personas en la zona interior de Cérvol-Els Ports (Castellón). Cinco estaciones de medición de esta zona, de las áreas costera e interior del Turia y del área interior del Júcar-Cabriel han incumplido el objetivo legal en el trienio 2018-2020.

La frecuencia de las superaciones de los estándares legal y de la OMS ha sido muy inferior a la de años precedentes, con un descenso de respectivamente el 72% y el 39 % en relación al promedio de las registradas en el periodo 2012-2019, en el conjunto de España. La mejoría de la situación ha sido en especial relevante en las áreas costera e interior del Turia y en el área costera del Júcar-Cabriel, con una reducción del número de días con mala calidad del aire superior al 60%. De manera puntual, el ozono ha aumentado en algunas estaciones industriales y urbanas de la Zona Cerámica de Castellón, Orihuela y las aglomeraciones de Castelló, Elx y València, precisamente por el menor tráfico.

El ozono es un contaminante muy complejo, que no tiene una fuente humana directa, sino que se forma en la superficie terrestre en presencia de radiación solar por la combinación de otros contaminantes denominados precursores, emitidos por el transporte (en especial los vehículos diésel), las centrales termoeléctricas, ciertas actividades industriales o la ganadería intensiva. Se trata por tanto de un contaminante secundario que en verano afecta a las áreas suburbanas y rurales influenciadas por la contaminación urbana e industrial.

La contaminación por ozono debe abordarse como un problema sanitario de primer orden. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, causa cada año entre 1.500 y 1.800 muertes en España. Las personas más afectadas son niñas y niños, personas mayores, mujeres embarazadas y quienes padecen enfermedades cardiorrespiratorias crónicas. El coste sanitario y laboral de la contaminación por ozono fue de 5.000 millones de euros en 2013, un 0,33% del PIB español, según el Banco Mundial, sin considerar los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.

Los Planes de Mejora de la Calidad del Aire para reducir la contaminación son obligatorios según la legislación vigente. Pero, en el caso del ozono, la Generalitat Valenciana sigue sin elaborarlos, en todas las zonas donde resultan preceptivos. Se trata de una negligencia que está poniendo en peligro la salud de 2,1 millones de valencianos en 11 de las 18 aglomeraciones y zonas de calidad del aire en que se divide el País Valenciano.

Ecologistes en Acción ha solicitado reiteradamente a la Generalitat Valenciana la adopción urgente de estos planes, habiendo recibido una respuesta negativa que la organización ambiental ha recurrido en vía judicial con la finalidad de que las autoridades autonómicas que cumplan con sus obligaciones legales en materia de calidad del aire y salud pública.

Según la organizacion conservacionista, pocas ciudades cuentan con protocolos de actuación frente a las puntas de contaminación por ozono. El protocolo de València, por ejemplo, no contempla medidas para este contaminante, como la limitación del tráfico en episodios de elevada contaminación. Las principales vías de actuación para reducir la contaminación del aire por ozono son la disminución del tráfico motorizado, la adopción de las mejores técnicas industriales disponibles, la sustitución de los disolventes orgánicos por agua, el ahorro y la eficiencia energética y el apoyo a las energías renovables. También es necesario agilizar el Área de Control de Emisiones acordada para el mar Mediterráneo, penalizar fiscalmente a los vehículos diésel y una moratoria para las grandes explotaciones ganaderas intensivas.