El catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina, es uno de los expertos que participan en el foro «Desafío: Transición Ecológica y Emergencia Climática», organizado por la Agrupación Socialista de Alicante, que ayer comenzó a desarrollarse en la sede de Distrito Digital y de forma telemática en cuatro jornadas, que culminarán la próxima semana con las intervenciones, entre otras, de la ingeniera Nuria Oliver y del presidente de la Generalitat, Ximo Puig.

Se decía que el calor frenaba al covid. ¿Los virus no entienden de clima?

No tanto el calor, como la elevada humedad y la existencia del sistema de brisas, que en nuestro litoral favorece el movimiento constante del aire. El problema del covid no ha sido atmosférico, sino social. Si hubiéramos respetado a rajatabla las normas que nos indicaban, nuestra provincia tiene condiciones ambientales muy favorables para que los contagios hubieran sido mucho menores de los registrados. Humedad alta, aire limpio no contaminado y la brisa son tres elementos clave para blindarnos contra el covid. Las condiciones atmosféricas de Alicante son mucho mejores que, por ejemplo, las del interior de España o grandes municipios industriales con contaminación. Pero, insisto, si no se cumplen la normas de prevención, como el uso de mascarillas, distancias, ventilación y limpieza, la lucha se complica y ahí tenemos el ejemplo de Murcia, con unas condiciones similares pero con problemas.

¿Qué futuro nos espera con el cambio climático en la provincia de Alicante?

Caminamos hacia un clima menos confortable térmicamente hablando y con desarrollo más frecuente de fenómenos atmosféricos extremos. Esto ya está constatado con datos meteorológicos de los últimos 30 años. El cambio climático ha dejado de ser un tema de creencias para ser un tema de evidencias, de evidencias científicas. Y en nuestra zona adquiere rasgos propios debido a la existencia de un mar que en las últimas décadas se ha calentado incluso más que la propia subida de temperatura del aire. Y esto es un problema importante por los efectos que tiene la presencia de un mar cálido en las temperaturas y, sobre todo, las precipitaciones.

¿Desde hace años viene denunciando que la provincia tiene que prepararse para afrontar sequía e inundaciones? ¿Hemos avanzado algo?

Sí, se ha avanzado bastante desde finales del siglo pasado, pero tenemos que hacer mucho más. Tenemos que preparar el territorio para el futuro climático que nos espera, donde inundaciones serán más frecuentes y las sequías más cortas pero intensas. En los últimos años se han desarrollado obras de infraestructura y acciones desde la ordenación del territorio (Patrivoca), que han contribuido a reducir el riesgo. Aunque las manifestaciones extremas de la atmósfera (lluvias intensas, temporales marítimos) se están presentando con una frecuencia ya mayor que hace unas décadas. 

¿Al final lloverá más, o menos? Acabamos de pasar una gota fría que ha dejado 500 litros en 24 horas en Sueca?

La precipitación es el elemento climático más difícil de modelizar en el área mediterránea, debido a la existencia de un mar que también se calienta y a la configuración geográfica singular del litoral mediterráneo español. La tendencia general es a una disminución de las precipitaciones en las próximas décadas. Pero hay comarcas como la Marina Alta o la Safor para las que los modelos climáticos indican un aumento de precipitaciones. Eso si, se trata de precipitaciones torrenciales que aumentan los totales anuales, pero generan elevados daños económicos.

¿Alicante ya no es tan confortable climáticamente como hace 20 años?

Claramente. Se ha perdido confort climático en verano y por las noches. No batimos récords de altas temperaturas en los últimos años. Pero, por el contrario, las «noches tropicales» en las que la temperatura no baja de 20 grados, se han multiplicado por cuatro desde 1980.

¿Está preparada la Vega Baja para soportar una DANA como la septiembre de 2019? Ya ha pasado más de un año.

Todavía no. Es necesario implementar el Plan Vega Renhace, donde se contiene la hoja de ruta que debe seguir la comarca para convertirse en un territorio más resistente y resiliencia a las inundaciones. En definitiva, para ser una comarca adaptada al cambio climático. El plan se presentó el pasado 15 de septiembre y ahora toda desarrollar las medidas que en él se contemplan y que son de todo tipo: infraestructuras hidráulicas, ordenación del territorio, gestión de las emergencias y educación para el riesgo. 

¿Y el resto de la provincia?

Tampoco. Se han realizado actuaciones puntuales muy loables, como depósitos pluviales o parques inundables como el de La Marjal en Alicante, pero queda mucho por hacer. Todas las ciudades, especialmente las situadas en la Vega Baja y en toda la franja litoral deben ir adaptando sus sistemas de alcantarillado al tipo de lluvias que se está registrando últimamente con más frecuencia aquí: esto es, lluvias con mayor intensidad horaria, que descargan 50 o 100 litros en apenas una hora. Nuestras ciudades no está preparadas para asumir este tipo de lluvias aún. 

No se ha cerrado aún el debate sobre el aumento del nivel del mar. ¿Nos quedaremos sin playas? ¿Qué se debiera hacer?

No es tanto el problema de la subida del nivel del mar, que en el Mediterráneo, no sería tan acusada como en el Atlántico y Cantábrico, debido a su carácter de cuenca casi cerrada. Me preocupa más la frecuencia mayor de temporales marítimos que ya se está registrando y la intensidad que están teniendo los oleajes en estos eventos extremos. Sabiendo además que todavía tenemos casas y gente viviendo en primerísima línea de costa. De manera que urge la revisión de la actual Ley de Costas que amplió muy irracionalmente los periodos de concesión en dominio público marítimo-terrestre y urge la búsqueda de soluciones con los propietarios de estas viviendas.