Las consecuencias de la pandemia de la covid-19 también se están haciendo notar este curso en la espalda de los alumnos, sin metáforas. La supresión de las taquillas y del uso de las cajoneras en los pupitres, donde los estudiantes podían depositar hasta ahora el material escolar, libros incluidos, obliga este curso a llevar y traer a diario en mochilas o carritos un exceso de peso sobre el que alertan los especialistas para evitar males mayores.

«Como fisioterapeuta especializado en lesiones musculares y óseas trato numerosos casos de dolencias en niños, principalmente en la espalda, relacionados con el transporte de pesadas mochilas, además del sedentarismo y la práctica cada día más habitual de tabletas y móviles», constata el jefe del servicio de Rehabilitación y Fisioterapia de los hospitales Vithas Alicante, Héctor Huerta López.

Padre además de tres niños de 11, 8 y 1 año de edad, advierte asimismo sobre las nefastas consecuencias de la moda que invita a los jóvenes a llevar la mochila colgando por debajo del culo y «a poder ser, con un solo tirante de sujeción, incluso entre niños de 11 años», lamenta, al tiempo que puntualiza sobre la importancia de mantener «una buena higiene postural y un correcto desarrollo muscular» cuando se está en continuo crecimiento. Y añade que siempre es mejor empujar la carga que tirar de ella, en referencia a los carritos.

Este especialistas coincide con el presidente de la Asociación de Pediatría de la Comunidad, Luis Blesa, en la necesidad de difundir entre las familias el resultado de estudios que recomiendan que la carga en la espalda no supere en más de un 10 a un 15% el peso del niño. De forma que si pesan 20 kilos el máximo recomendado serían de 2 a 3 kilos de peso, mochila incluida.

A los libros, con una media de 1,5 kilos cada uno, se suma la libreta con 350 gramos, el estuche de lápices con 175 gramos, el medio kilo de la botella de agua y el peso del hidrogel, como detalla Huerta, que corrobora que «la espalda del niño sufre en exceso de numerosas tensiones que pueden conllevar contracturas y alteraciones en el crecimiento normal, algo que cada día es más habitual».

El doctor Blesa recalca que «un niño que pesa 20 kilos no puede llevar una mochila con 4 kilos, el 20% de su peso», y coincide en criticar el daño que hace la moda «porque en el culo no es donde la anatomía hace mejor la carga». También abunda en los problemas de espalda por el abuso de las tecnologías y una mala postura ante las pantallas. «Pasan demasiado tiempo con la cabeza girada, sin cambiar de posición ni la altura adecuada ante el ordenador», insiste.

Por su parte el jefe del servicio de Pediatría en el Hospital General de Elche, José Pastor, confía en que esta vuelta a la carga de las mochilas sea algo transitorio derivado de la pandemia, porque entiende que al no poder compartir material en los centros educativos se haya delimitado que se puedan dejar elementos que contribuyan a transmitir el virus.

Directores de centros educativos recuerdan que aunque en las aulas burbujas entre los más pequeños sí se permite dejar material escolar, «los mayores lo tienen que llevar en la mochila», como apunta Miguel Andreu, en la Asociación de directores de Primaria. Roberto Garrido, que dirige el colegio Inmaculada Jesuitas de Alicante, añade que a petición de los padres de alumnos que cursan Bachillerato, ante el excesivo peso que llevan este curso sus hijos en la mochila y la supresión de cajoneras, han encargado una quincena de taquillas con candado personalizado para los que lo han solicitado.