Hoy es el Día de la Química y los químicos han jugado un papel fundamental en la lucha contra el covid, ¿qué destacaría de esta contribución?

Por un lado, la industria química está realizando un gran esfuerzo para satisfacer la demanda de desinfectantes, medicinas y equipos de protección personal en condiciones muy difíciles. La industria se ha adaptado en cuestión de semanas a un cambio en la demanda como no habíamos visto hace años. Por otro lado, en la investigación que, en muy poco tiempo, ha dado resultados muy notables. Probablemente, la más conocida sea la vacuna de Pfizer, que está basada en el uso de ARN. Precisamente, ésta es una de las diez tecnologías que desde la Unión Internacional de Química destacábamos para este año.

Parece que por fin habrá una vacuna eficaz contra el covid, ¿cuándo cree que se podría llegar a un nivel adecuado de vacunación?

Lo primero que tiene que ocurrir es que la vacuna anunciada por Pfizer presente los datos pormenorizados de su estudio para que sea autorizada. En las próximas semanas los otros diez candidatos a vacuna que ya están en fase tres van a realizar anuncios similares. Es muy probable que nos beneficiemos de diferentes vacunas basadas en tecnologías distintas lo que nos permitirá disponer de distintas opciones. Lo segundo, que ya está ocurriendo, es la compra de millones de vacunas por parte de los países y su fabricación. Después llegará una gran campaña de vacunación que podría iniciarse en los primeros meses de 2021 y que se prolongará todo el año. Es un gran reto porque hablamos de vacunar al 70% de la población mundial.

La vacuna de Pfizer debe conservarse a -80 grados, ¿se debe a la técnica del ARN?

Las vacunas que requieren ARN necesitan conservarse y transportarse a temperaturas muy bajas, lo que supone un importante inconveniente. Pero por eso es esperanzador contar con once vacunas en fase tres. La mayoría de ellas serán más fáciles de transportar y almacenar, ya que no están basadas en ARN. Cada una de las vacunas tienen sus ventajas e inconvenientes. Lo que resulta increíble es que dispongamos de una vacuna con una efectividad superior al 90% para una enfermedad que hace sólo un año ni siquiera conocíamos.

¿Qué destacaría de la vacuna?

Me gustaría subrayar que es el resultado de la investigación en la frontera de la ciencia. Nunca se había utilizado antes en humanos. Esta vacuna está basada en el uso de ARN para que sea nuestro propio organismo el que fabrique las proteínas que causan la respuesta inmunitaria contra la enfermedad. Sin duda, esta vacuna nos recuerda la importancia de invertir en la ciencia más puntera, con recursos, ambición y curiosidad.

Europa y EE UU tienen asegurada su compra pero, ¿qué ocurre con el resto del mundo, especialmente con África, América Latina y parte de Asia?

Aún no está claro. Por eso la OMS y las uniones internacionales insistimos en la importancia de que las vacunas sean accesibles para todos. No es sólo un tema de justicia, también es clave para nuestra salud, porque la única manera de que todos estemos protegidos es no dejar brotes activos de la enfermedad en países que no pueden permitirse la vacunación de su población. Para ello son fundamentales la colaboración entre países y los acuerdos público-privados para que las empresas puedan recuperar su inversión, pero también que podamos erradicar esta pandemia.

Es el presidente electo de la Unión Internacional de Química, ¿qué papel juega la institución para conseguir esos objetivos?

Juega un papel similar al de otras organizaciones internacionales científicas. Estamos coordinando esfuerzos entre países, nos aseguramos que se cumplen los protocolos de seguridad y que los científicos tienen acceso a los datos y recursos que necesitan. En nuestro caso asesoramos a organismos internacionales, gobiernos y empresas sobre aspectos de seguridad, de regulación y de terminología. Tenemos una red de más de 2.000 científicos en todo el mundo.

La crisis provocada por el coronavirus ha afectado a todo, ¿en que medida se nota en la industria química?

Con el transporte internacional casi paralizado y las cadenas de suministro y distribución interrumpidas, la industria química ha tenido que readaptarse en un periodo de gran incertidumbre. En España, la química contribuye con un 5,8% del PIB y genera 700.000 puestos de trabajo directos o indirectos. España es un país líder en investigación e industria químicas.

¿Y en la provincia?

En Alicante es clave para la reconstrucción de nuestra economía. Tenemos una industria química muy consolidada que suministra adhesivos al calzado, materiales a la construcción, plásticos al juguete, empaquetados a la alimentación. Es una industria transversal para los sectores tradicionales. Contamos con excelentes grupos de investigación. La química tiene un papel clave para mejorar la competitividad.