El vehículo propio se impone este curso como medio de acceso a los colegios a consecuencia de la pandemia. Más de la mitad de los padres lleva a sus hijos a clase en el coche, quedando relegado el transporte público al 9%.

Los datos, recogidos por el sindicato de enseñanza de CC OO a través de una encuesta entre profesorado y alumnos de los centros educativos en la Comunidad, a través de l,Espai GEA, revela el impacto ambiental que supone un uso tan masivo del automóvil por las emisiones de CO2 que generan los motores de combustión.

«La pandemia está afectando demasiado a la movilidad aunque con dos efectos antagónicos», destaca la secretaria general del sindicato, Xelo Valls. Por un lado, el citado incremento del uso del coche como medio de transporte «porque permite el aislamiento social y por tanto evita contagios. Este incremento se produce porque se evita compartir el vehículo», abunda la delegada docente.

El otro efecto que está generando el coronavirus sobre el modo de desplazarse a clase se encuentra en el extremo del coche a la hora de combatir el cambio climático, como es el uso de la bicicleta y los patinetes, en detrimento del transporte público también. Hasta un 37% del alumnado se traslada al centro a diario en bicicleta, patinete o a pie, como revela la citada encuesta realizada en los centros educativos este mismo curso.

«El uso de la bici o el patinete sí es sostenible en el tiempo, una vez pasada la pandemia, y puede crear nuevos hábitos en las modalidades de desplazamiento al establecerse como un método más sostenible», abunda Valls.

El sindicato lamenta que, al margen de la pandemia, el actual modelo urbano favorece el desplazamiento en coche mientras que para el desplazamiento en transporte público, a pie, en bicicleta y en patinete «las dificultades en términos de inseguridad y tiempos de desplazamiento son crecientes».

Infraestructuras

En el último puesto, entre las modalidades de desplazamiento escolar, figura el uso del vehículo eléctrico con un anecdótico 1%. También es verdad que apenas un 2% de los centros educativos cuentan con puntos de carga, lo que no favorece el aumento de este tipo de movilidad al menos de momento.

La ausencia de este tipo de infraestructura se suma a que un 67% de los centros no cuentan con aparcamientos exteriores para bicicletas y que más de la mitad tampoco dispone de ellos en el interior, mientras que hasta el 70% disponen de estacionamientos en el exterior tanto para vehículos como para motocicletas a una distancia del centro escolar de entre 500 metros y 8 minutos andando.

El informe elaborado por el sindicato docente echa en falta equipamientos básicos que favorezcan una movilidad más sostenible. Cerca de uno de cada cuatro entre los usuarios perciben que «los accesos a pie al centro educativo no son seguros». Estrecheces, inseguridad ante grandes avenidas o por el recorrido por barrios conflictivos, y escasa señalización vial, son las principales pegas expuestas por los encuestados.

Finalmente, y pese al singular aumento en los últimos años de medidas adecuadas en los accesos a los centros para las personas con movilidad reducida, CC OO desvela que todavía hay un 22% de colegios e institutos cuyas barreras arquitectónicas dificultan dicho acceso. «Tampoco hay carril bici para acudir al 67% de los centros y la mitad de los que las usan opinan que el trayecto no es seguro», concluyen.