El amago de rebelión interno de Ciudadanos parece que no irá a más. Al menos, por ahora. El PP se encargó este viernes de intentar aplacar los ánimos de su socio de gobierno en el Ayuntamiento de Alicante. Y lo hizo como suele ocurrir en estos casos, con cesiones. El alcalde, Luis Barcala (PP), la concejala de Hacienda, Lidia López (PP), y la portavoz del PP y responsable de la Agencia Local de Desarrollo, Mari Carmen de España (PP), se reunieron ayer viernes de urgencia con el portavoz adjunto de Ciudadanos, José Luis Berenguer, para reconducir las relaciones entre los dos socios, que durante la negociación interna del borrador del Presupuesto se habían friccionado hasta tal punto que los naranja habían boicoteado el arranque de las conversaciones entre el equipo de gobierno y los cuatro grupos de la oposición. Tras no acudir a ninguna de esas citas, que se celebraron este miércoles y jueves, Ciudadanos anunció su intención de reunirse con la izquierda y Vox por su lado, al margen del PP, al no estar todavía pactado en el seno del bipartito el borrador de las cuentas municipales para el próximo año.

Con todo, parece que la sangre al final no llegará al río. O eso se cree en ambos socios tras la reunión de ayer, en la que limaron asperezas en asuntos vinculados a la cultura, los polígonos industriales y las inversiones en barrios de Alicante, entre otros. También se habló, según fuentes internas, de bajadas de impuestos, de bonificaciones frente a la crisis del covid y del incremento del gasto social.

Sin embargo, Ciudadanos quiere hechos, no sólo palabras. Así que esperará -o eso dice- a ver sus reivindicaciones negro sobre blanco en el borrador de Presupuestos antes de participar en las reuniones entre su socio de gobierno y la oposición, que presumiblemente se iban a retomar el próximo martes, con una segunda ronda de conversaciones con el PSOE, Unidas Podemos, Compromís y Vox.

El choque entre el PP y Ciudadanos, que llevó a los naranja a desligarse de las conversaciones iniciales con la oposición, provocó ayer movimientos de cara al exterior que con el objetivo de intentar ofrecer una imagen de normalidad entre los socios acabaron por evidenciar nerviosismo en el entorno de los populares. De hecho, por primera vez, el Gabinete de Prensa envió un comunicado de una reunión entre el PP y Ciudadanos para elaborar el borrador de las cuentas. Lo nunca visto estas semanas. Hasta ahora, no se había informado públicamente de ningún encuentro de los celebrados. Y no sólo se comunicó la cita de Alcaldía, sino que se envió foto, vídeo y un breve texto con un párrafo que choca frontalmente con la actitud mostrada por el bipartito en los últimos días, con boicot de los naranja a las negociaciones con la oposición y, además, anuncio de conversaciones al margen del PP. «En la reunión se ha puesto de manifiesto la buena sintonía entre las dos fuerzas políticas que dirigen el Ayuntamiento de Alicante», se recogía en la nota enviada este viernes.

Reacciones

Desde la oposición, las cuatro formaciones pidieron responsabilidad al gobierno municipal, recordando que no son fechas para líos internos, al estar inmersos en la segunda ola de una pandemia tan dañina en lo sanitario, lo social y lo económico. El socialista Francesc Sanguino señaló que «el único resultado posible es el caos cuando en un equipo una parte no manda nada y la otra manda demasiado». El morado Xavier López (Unidas Podemos) lamentó que «los egos personales y los intereses partidistas vayan a demorar» la aprobación de las cuentas. En Compromís, Natxo Bellido exigió al bipartito «seriedad y estabilidad» para la negociación», mientras que, desde Vox, Mario Ortolá reclamó altura de miras: «Barcala está más preocupado en asfixiar políticamente a Ciudadanos que de liderar un gobierno».