Falta un mes para la campaña donde se decide el color que tendrá el balance de ejercicio. La Navidad es uno de los motores de la economía española y la época para la que trabajan los 15.000 trabajadores directos del turrón, el juguete y la uva de mesa, tres industrias fundamentales en estas fechas sobre las que gira toda la actividad de tres comarcas alicantinas. Pero además es decisiva para la hostelería, el turismo y el comercio y la alimentación, que fían hasta el 30% de su facturación al gasto de las fiestas. Entre todas mueven más de 1.000 millones de euros en la provincia.

Ese volumen nunca ha estado más comprometido en la historia reciente que en este 2020, donde la segunda ola de la Covid-19 rebaja día a día las expectativas de tener una Navidad aceptable en términos de «nueva normalidad». Los cierres perimetrales, el toque de queda y la reducción de aforos chirrían como puntales de una estructura que cede ante el aumento de los contagios. Si pesan demasiado, el inevitable confinamiento funcionará como una bola de demolición para muchos sectores y el cierre del año se convertirá en una simple ruina, con pérdidas de actividad del 100% como sucedió en abril.

Los representantes sectoriales tratan de reducir la ansiedad dibujando varios escenarios. Esto es lo que está en juego.

Los turroneros confían en perder como mucho un 10% de facturación este año. juani ruz

Turrón, uva y juguetes

Ibi y la comarca de l’Alcoià son la capital del juguete español. En 67 empresas y con una facturación de 448,3 millones de euros en 2019, el 27% del total nacional, los fabricantes de la zona producen todo el año pero siempre con la vista puesta en las navidades, donde se decide «hasta el 50%» de las ventas «en las últimas dos semanas de diciembre y la primera de enero», en opinión del presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), José Antonio Pastor. Podría haber más de 230 millones en juego, porque hay producto: la fabricación se ha mantenido estable todo el año, animada también por la buena marcha de las exportaciones. «Nos resulta imposible prever nada, y por eso solicitamos que el juguete sea reconocido como esencial en caso de un nuevo confinamiento. También recomendamos que se adelanten las compras para evitar aglomeraciones», señala. De momento, cuentan con que la soltura en compras online adquirida por la población este año y el Black Friday aseguren una parte de las ventas.

Xixona concentra el grueso de la industria de fabricantes de turrón, el dulce que no falta en ninguna casa por Navidad. Es precisamente esta frase cliché la que da estabilidad a las previsiones del sector aún durante la pandemia. «Creemos que el consumo familiar puede salvar las ventas pero aún así puede haber un descenso del 10%», explica Federico Moncunill, secretario general del Consejo Regulador de Jijona y Turrón de Alicante.

Si se obliga a la población a estar en casa, cuentan con la experiencia del primer estado de alarma: «En marzo y abril la demanda de chocolate aumentó un 20%. Es un buen precedente. Y todo lo que no suponga confinamiento normaliza el punto de venta», añade. Así, de los 200 millones de facturación anuales, podrían perderse un máximo de 20, debido a la caída de ventas exteriores y de las compras de los turistas, según las previsiones de Moncunill.

Una cantidad más discreta, 17 millones de euros, es lo que facturaron los 40 productores que adscribieron producción a la D.O.P. Uva Embolsada del Vinalopó en 2019, cifra que crece hasta casi 60 millones si se considera toda la venta de uva de mesa de las comarcas del Vinalopó. Para el campo, fue más duro el año de la DANA que el de la Covid-19. «Las lluvias, la climatología, el mercado, que no tiró... Fue peor el año pasado que este. El tiempo ha sido bueno y hemos inscrito como denominación de origen 45 millones de kilos. Estamos igual o mejor», admite Beatriz Rocamora, directora de la DOP.

El por qué es el mismo que blinda el turrón: es fruta fresca navideña y de consumo familiar, por lo que el canal horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías), el más castigado por el virus, no es determinante en sus cuentas. Que no haya fiestas no significa que no haya campanadas.

El campo ha sufrido menos este año que el anterior y se prevé una buena Navidad para la uva. áxel álvarez

Horeca, turismo y comercio

La inevitable verja entre los españoles y los imprescindibles reencuentros navideños es la ruina de la economía que explota la vida social. Con limitación de aforos y comensales, la clausura del ocio nocturno, los cierres perimetrales y las limitaciones a la movilidad; los hoteles, restaurantes, cafeterías, agencias de viaje y tiendas de moda llevan todo el año manejando pérdidas que rozan el 90% y no mejoran sus expectativas para Navidad. A estas alturas, confían en que la mejor sorpresa sea que no haya ninguna.

Los hoteleros son quienes han estudiado los posibles escenarios con más detalle. Nuria Montes, secretaria general de Hosbec, define el valor de su campaña de Navidad: en 2019, los 405 establecimientos de la Costa Blanca facturaron 60 millones de euros entre el 20 de diciembre y el 7 de enero. Hoy, con un 80% de la planta hotelera cerrada, tienen dos escenarios malos: el actual, con restricciones a la movilidad regional y toque de queda, y una nueva reclusión, lo que supondría «una pérdida total, del 100%». Si todo sigue igual, el sector se deja sólo -«sólo»- un 95% de los ingresos y pierde 6.500 puestos de trabajo estacionales para conservar únicamente la plantilla de 2.000 personas activa en este momento, según informa Montes.

La visión optimista que maneja Hosbec, es decir, que «se levanten los cierres entre autonomías y el toque de queda», plantearía una Navidad similar al verano. Este escenario animaría la contratación con el refuerzo de un millar de extras y daría esperanzas de ingresar unos 20 millones de euros, un tercio de lo normal. «En el mejor escenario de todos no sólo no habría cierre perimetral, sino que cambiarían las medidas europeas, incluido Reino Unido, respecto a los viajes», especula la secretaria general. Al añadir al turista extranjero a esta carta a los Reyes Magos, la campaña hotelera de 2020 sería la mitad de buena en empleo y facturación que la del año pasado.

Decenas de miles de autónomos del comercio y la hostelería están pendientes de las medidas.

Eslabón de la misma cadena, el sector de los viajes presenta un panorama similar. Miguel Jiménez, presidente de la Asociación Empresarial Valenciana de Agencias de Viajes (AEVAV), estima en unos 80 millones de euros lo que mueven las 220 agencias de la provincia, en un buen año, en viajes para estas fechas. Su previsión es, sin embargo, que apenas se alcance entre un 5 o un 10% de esa cifra. Los controles entre comunidades y el carácter no esencial de los viajes turísticos hunden las reservas al hacer inaccesibles los aeropuertos para quien no viva en un municipio con aeródromo. El movimiento regional, animado por el bono turístico, distribuye mucha demanda por la poca oferta disponible. Al final, «algunos estamos haciendo una o dos reservas en todo el mes», como cuenta Jiménez.

Que la situación barrunte celebraciones navideñas con el tamaño y el espíritu de una fiesta de pijamas termina de hundir un año nefasto para el comercio de moda, calzado y otros bienes de equipo personal. Francisco Rovira, secretario general de Facpyme Alicante, cifra en 16.250 los establecimientos minoristas que trabajan este producto, un 65% del total de pequeños comercios, que está sufriendo pérdidas de hasta el 80% de su facturación, según explica el portavoz.

El resto de ellos, por contra, prevé que el año se cierre con el impulso que les ha dado el mayor ahorro disponible por falta de ocio. «Textil y equipo de hogar, alimentación, tecnología y electrodomésticos pueden crecer entre un 10 y un 40%», considera Rovira.

Desde la otra cara de la moneda de la venta física al detalle, en los 24 centros comerciales de la provincia cabe esperar variaciones medias de las ventas del 20%, según el presidente de la Asociación Española de Centros Comerciales (AECC), Eduardo Ceballos. Este año, las ventas caen automáticamente una semana después de que aumenten los contagios, por lo que esta es la pérdida máxima que contemplan para la Navidad.

La hostelería concentra el 30% de su facturación anual en este tramo, como coinciden en señalar Fernando Tomás, secretario de ALROA y María del Mar Valera, presidenta de APEHA. La dinámica del año lleva a Tomás a elevar hasta un 75% las pérdidas de este diciembre respecto al anterior para algunos de los 12.000 establecimientos del sector que, según Valera, hay en la provincia.

Otros sectores siguen atentos a las noticias, como los panaderos, que prevén pérdidas del 50% lastrados por la hostelería, o el agropecuario, que se juegan en Navidad buena parte de los 500 millones de euros de su actividad.