Los protocolos establecidos para tratar de frenar nuevos contagios están deparando situaciones dolorosas, algunas tan duras como la que ha tenido que vivir una familia de Elche, que se ha quedado sin poder velar ni acudir al entierro del padre. Vicente Soler falleció a los 76 años, aparentemente por un infarto, pero el informe que hizo la dotación del SAMU que se acercó hasta su domicilio, en el que se indicaba que la causa del fallecimiento era «un posible covid-19 sin confirmar», ha provocado múltiples quebraderos de cabeza para su viuda y sus dos hijas, con la consecuencia final de no poder acompañar al ilicitano en su último adiós tras toda una vida juntos.

Al tener que guardar aislamiento hasta conocer los resultados del test PCR al que fueron sometidas las tres mujeres por el posible covid-19 del padre de familia, no pudieron acudir al funeral. Pero los problemas que les trajo el informe fueron más, entre ellos que el cuerpo de Vicente Soler tuvo que pasar más de cuatro horas en el salón de la vivienda familiar hasta que se autorizó el levantamiento del cadáver, todo ello para cumplir con el protocolo de los casos de coronavirus. Mientras tanto, los agentes policiales tuvieron que acordonar la entrada del edificio para impedir que ningún allegado accediera al interior de la vivienda.

Según el relato que narran las hijas de Vicente Soler sobre esta dolorosa historia, el fallecido empezó a encontrarse mal pocos días antes de su muerte, llegando a presentar una fiebre de 38,5 grados. A través de una consulta telefónica, los facultativos le recetaron paracetamol y mucha agua, al diagnosticar que se trataba de un caso de constipado o, como mucho, leve gripe. Un par de días antes de su fallecimiento, Vicente Soler dio negativo en una PCR, mientras que su doctora mantenía el seguimiento de su evolución. Dos días después, tras asegurar que se encontraba «estupendamente» y comer con normalidad al mediodía, por la noche cayó desplomado tras sufrir un mareo y ya nada se pudo hacer por su vida. Lo que no sabían su viuda y sus hijas es que a partir de ahí iba a producirse el comienzo de una serie de circunstancias que les ha provocado «importantes daños psicológicos».

Todas las evidencias reflejan que el ilicitano murió a causa de un infarto, sin rastro de coronavirus en su cuerpo. Así quedó reflejado también en el informe policial. Pero no en el escrito del SAMU. «Encontramos a mi padre sin pulso y llamamos al 112. Mientras llegaba la ambulancia le hicimos masaje cardiaco y el boca a boca. Los sanitarios certificaron la parada cardiaca y estuvieron 45 minutos intentando reanimarlo, llegando a emplear adrenalina. Nos preguntaron si tenían problema para respirar, se notaba cansado o había perdido el gusto o el olfato. A todo contestamos negativamente pero en el informe el SAMU reflejó que podía haber fallecido por covid», lamenta Silvia, una de las hijas.

El escrito convirtió a la viuda y las dos hijas en posibles portadoras del virus, lo que les obligó a permanecer aisladas y someterse a unas PCR que dieron negativo. Mientras vivieron su particular confinamiento, el padre de la familia fue enterrado sin la presencia de sus personas más cercanas.

350 EUROS MÁS EN LOS SERVICIOS FUNERARIOS POR UNA BOLSA DE ZINC


La viuda y las dos hijas han puesto el caso en manos de abogados para evitar que se repita


No poder velar su cuerpo ni asistir al funeral fueron las consecuencias más duras por las que han tenido que pasar la viuda y las hijas de Vicente Soler tras el informe del SAMU en el que señalaba al covid-19 como la posible consecuencia de su fallecimiento. Pero las situaciones negativas por las que han tenido que pasar durante los últimos días no se han detenido ahí. Por ejemplo, la empresa encargada de ofrecerles el servicio funerario les adjuntó un gasto extra de 350 euros más IVA en la factura al haber tenido que utilizar una bolsa especial de zinc, necesaria en los casos en los que el fallecido ha muerto a causa del coronavirus. «Nos dijeron que cuando se demuestre que mi padre no tenía covid, nos devolverían el dinero, aunque, finalmente, no nos cobraron el suplemento», explica su hija Silvia.

Las horas inmediatamente posteriores a la muerte del ilicitano también fueron especialmente duras, ya que, al certificar la doctora que el coronavirus era la posible causa del fallecimiento, a su viuda y sus hijas les dijeron que no tocaran el cuerpo. «Nos dio igual y lo estuvimos besando y abrazando. A mí madre sí que le dijimos que tuviera más precaución al tratarse de una persona de mayor edad. Hasta le pusimos una manta para que no pasara frío, así teníamos la cabeza en ese momento», relata su hija.

Los familiares de Vicente Soler no quieren que otros ilicitanos pasen por una situación tan traumática como la que han vivido ellos estos días, por lo que, al margen de hacer público su caso, han puesto el asunto en manos de abogados a la espera de recibir un informe médico que confirme que el padre de la familia apenas había sufrido una leve gripe y que la causa de la muerte fue un infarto. «El daño psicológico de no haber podido enterrarlo es enorme», concluye Silvia.