Epidemiólogos y especialistas en Salud Pública alertan del riesgo de propagación del covid-19 que representan los desplazamientos de personas entre territorios para celebrar la Navidad y piden en general un control férreo de los viajes de unas comunidades a otras con excepciones autorizadas por la Policía y las autoridades sanitarias como el acompañamiento de personas mayores. Los expertos aconsejan limitar las reuniones a la familia nuclear, es decir, la conviviente todo el año, para evitar una tercera oleada que enlazaría con el final de la segunda y «sería mucho más grande que las anteriores» a las puertas de la vacunación.

En este sentido, recuerdan que la onda epidémica de la gripe se dispara en enero, no por casualidad, sino fruto de las reuniones navideñas: en plena pandemia el encuentro de familiares de distinta procedencia geográfica en estado de portador o iniciando síntomas podría desembocar en «una situación tremendamente peligrosa». Aunque unos especialistas son más conservadores que otros sobre las medidas, todos apelan a la responsabilidad de los ciudadanos. A los jóvenes les recuerdan el riesgo de salir a una fiesta y después ir a casa de los abuelos, y aconsejan evitar las aglomeraciones en locales públicos, centros comerciales y supermercados.

«En enero o febrero, con la vacuna, el riesgo puede desaparecer. Estamos relajando medidas preventivas, asumiendo unos riesgos que no solo son individuales. Las UCIs de los hospitales están colapsadas entre pacientes covid y no covid, y eso es un riesgo para quien sufra un infarto, un accidente de moto y otras patologías», apuntó Rafael Ortí, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, a quien le preocupan los encuentros navideños. «Si se reúnen convivientes o los primos que se ven todos los fines de semana no pasa nada. Pero no deben juntarse cinco de aquí, cinco de allá y reunirse 30. Ya empezamos a asumir cierto riesgo con 10 personas. Las probabilidades (de contagio) se multiplicarán y se trata de reducirlas». En estos casos, aconseja a las personas que se desplacen con fines de reagrupación familiar evitar prácticas de riesgo en la semana previa y hacerse una prueba PCR.

El jefe de servicio de la unidad de Medicina Preventiva del Hospital General de Elche y presidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Preventiva, Juan Francisco Navarro, señaló que la Navidad y sus fechas previas llegan en el peor momento y que la incidencia y circulación del virus no va a bajar en las semanas que quedan para Nochebuena. «Las Navidades son unas fiestas de consumo, de encuentro de muchas personas, de viajes, es la tormenta perfecta. La mayoría de compañeros pensamos que deben adoptarse medidas rigurosas, y que se reúna la familia nuclear, la que todos los días comparte riesgo sin sumarse otro adicional. Pocos eventos como la Navidad provocan tantas oportunidades de contagio. La virasis estacional de la gripe en enero tiene el factor facilitador de la Navidad. Hay que ser menos complaciente. Si se permiten diez comensales, muchas familias pensarán que con 15 no pasa nada. Se transmite el mensaje de que el número no importa, pero es superimportante». El experto en Medicina Preventiva y Salud Pública, José Tuells, apela a la responsabilidad en el comportamiento de la población. «Si no, nos veremos abocados a una tercera oleada no teniendo la protección que confiere la vacuna. En esas reuniones familiares van a estar presentes muchas personas vulnerables, que podrían infectarse».

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El epidemiólogo José María López Lozano recordó que en el final de la segunda onda epidémica cualquier descuido en las precauciones puede conllevar la tercera oleada. En su caso, considera «humano, natural y lógico» las reuniones en Navidad de familiares de distintas procedencias, a los que aconseja extremar las precauciones para evitar el contagio en el núcleo familiar. «Hay que mantener la distancia social, la mascarilla, la desinfección, incluso dentro de la vivienda para limitar los riesgos. Es decir, las mismas precauciones que con desconocidos porque los familiares que no viven juntos son extraños a nivel epidemiológico y pueden estar incubando el covid».

Los desplazamientos es lo que más miedo da también a José Ramón Martínez, presidente de la Asociación de Enfermería Comunitaria. «Se juega con la picaresca tan común en nuestro entorno. La gente puede usarlo como elemento para esquivar las medidas», señaló sobre la excepcionalidad a los confinamientos perimetrales por reagrupación familiar. El experto pide mensajes homogéneos, unitarios y claros para todo el Estado que conjuguen el lógico deseo de reunirse y las medidas para evitar la temida tercera ola.