La retirada del fibrocemento tóxico de los colegios e institutos de la provincia, uno de los objetivos que se marcaron los responsables de la Conselleria de Educación desde su acceso al poder a mediados de 2015, vuelve a retrasarse hasta el próximo verano.

Del total de los 73 centros educativos de la provincia que el equipo que lidera del conseller Vicent Marzà detectó entonces con amianto, «se han retirado en 45», concretan desde Educación.

Cinco años después, por tanto, quedan pendientes 28 intervenciones, el 38% del total, y la razón de esta última demora es la gran superficie de elementos tóxicos que quedan por descontaminar, las cubiertas más extensas que, por lo mismo, se habían ido posponiendo porque su ejecución excede del mes de plazo «y por lo tanto no se pueden hacer ni en estas vacaciones de Navidad, ni en las próximas de Pascua. De ahí que se hayan programado durante las vacaciones escolares de verano, en que no habrá alumnos en los centros», explican desde el departamento de Marzà.

Instalación de placas solares, ayer, en el colegio Eusebio Sempere de Alicante. | HÉCTOR FUENTES

La previsión de Educación apunta a que la mitad de los centros en los que queda amianto se ejecuten desde el Consell y la otra mitad «se han delegado en los ayuntamientos a través del plan Edificant con fondos asignados por la conselleria para que procedan a licitarlos y adjudicarlos», abundan.

Representantes vecinales de la ciudad de Alicante lamentan esta nueva demora y argumentan que «llevamos desde principios del año 2016 denunciando la existencia de este material tóxico en un número importante de colegios que arrastran este grave problema constructivo, así como reclamando su urgente retirada», subraya José María Hernández.

Denuncias ante la Fiscalía y el Síndic de Greuges no consiguieron acelerar los procesos de retirada de este material hasta que se creó el cargo de director general de Infraestructuras el año pasado, con Víctor García al frente. «Tenía claro que retirarlo cuanto antes era una de mis primeras prioridades al nombrarme. Se hizo un esfuerzo muy grande en toda la Comunidad, pero sobre todo en Alicante quedaban bastantes», admite. Y añade que no por tema de plazos no queda otra, «o en verano o en verano».

Para los representantes vecinales de Alicante no caben ya «excusas» porque «nos estamos refiriendo a la salud de las personas que trabajan en los colegios y a los estudiantes, que respiran el aire en esos colegios y por tanto se contaminan lenta y silenciosamente del polvo de amianto que se desprende por la vejez ambiental de las placas de los tejados y de las tuberías de fibrocemento instaladas en los exteriores».

Hernández lamenta que «cada verano pasado echan una nueva mentira para justificarse y no hacer nada. Hay bastantes empresas en toda España, especialistas en el desmontaje y tratamiento eliminatorio de este material de fibrocemento, lo que quiere decir que se podría haber eliminado todo en un mismo verano con una planificación previa de distintas empresas a la vez».

El director general apunta por su parte que quedan los tejados más costosos, por la amplitud e sus superficie, entre los que cita el de la Escuela de Artes de Orihuela, para el que se ha consignado un «presupuesto de casi medio millón de euros».

Mientras la Conselleria erradica el fibrocemento de los centros educativos, el Ayuntamiento de Alicante mira hacia el futuro y ha iniciado la instalación de paneles fotovoltaicos en los tejados de los colegios que están limpios de amianto.

Está previsto dotar de energía limpia y autosuficiente al menos a 33 entre el medio centenar de centros públicos de la ciudad «y la previsión es tenerlos todos en funcionamiento el próximo mes de enero, porque el 70% están ejecutados», afirman desde el área de Infraestructuras y Mantenimiento que dirige el concejal José Ramón González.

Se ha invertido cerca de un millón de euros con la previsión de alcanzar un ahorro anual de 105.000 euros al principio, y de 400.0000 euros al final de la vida útil de la instalación, estimada en 40 años, además de reducir en 389.000 Kilogramos las emisiones de CO2 «lo que equivaldría a a plantar 15.000 árboles», explica el edil. Calcula que las instalaciones se podrán amortizar en una decena de años Estas instalaciones fotovoltaicas conectan con la red interior de cada colegio para lograr «un autoconsumo instantáneo sin excedentes» que se adecua a los consumos de cada centro.

Se han dejado sin hacer los colegios «que tienen tejados en peores condiciones, o sombras cercanas que reducirían la producción en exceso. Era necesaria una buena orientación y espacio en cubierta para paneles solares de autoconsumo sin excedente, con la finalidad de suministrar electricidad limpia», abunda González. Entre los excluidos figuran los que todavía presentan amianto. «Somos la única ciudad de España que actúa de manera decidida por el uso de energías renovables en edificación pública para sus centros educativos», concluye.

Desde la Conselleria de Educación aseguran que para el próximo año 2021, «estamos preparando un proyecto de actuación, a través de fondos europeos» con el objetivo a su vez de instalar placas fotovoltaicas que doten de suministro eléctrico a los institutos de Secundaria, afirman desde el departamento que dirige Marzà.

La delicada gestión de unos residuos peligrosos

El fibrocemento o amianto de los tejados escolares exige una detallada gestión para su retirada como residuo peligroso. «Primero hay que gestionar su retirada con las correspondientes normas de seguridad», además de los certificados del Instituto de Trabajo, INVASSAT, y que después lo garantice la empresa «con un gestor autorizado», para el tratamiento de residuos peligrosos, desactivarlos y trasladarlos a un vertedero de inertes», como detalla el director general de Infraestructuras de la Conselleria de Educación, Víctor García.