Si a Teresa Marín Salinas le contasen hace más de un mes que iba a pasar cinco días ingresada en la UCI y que vería pasar por delante de ella su vida en una cama de hospital posiblemente no se lo creería y confiaría que era «una broma macabra del destino». Esta psicóloga oriolana de 45 años dio positivo en covid hace un mes a pesar de tomar todas las precauciones. Su estado se complicó tanto que finalmente necesitó asistencia en el hospital Vega Baja de Orihuela. Allí, cuando apenas tenía fuerzas un instinto le decía que necesitaba lanzar un mensaje de responsabilidad para que la población se tome en serio el virus y más ahora durante la Navidad.

Por ello publicó durante su ingreso algunos «post» en sus redes sociales agradeciendo a los sanitarios que la estaban ayudando a vencer «el bicho». Estos mensajes también sirvieron para desahogarse y mostrar al mundo sus sentimientos cuando sus grandes apoyos no podían acompañarla físicamente, aunque sí a través de una pantalla al igual que cientos de usuarios que le mandaban ánimo en forma de textos y emoticonos. Hace aproximadamente una semana le dieron el alta y ya, más recuperada tras haber recibido también el plasma de una persona voluntaria, se encuentra aislada en casa previsiblemente hasta mañana, cuando espera que el resultado de la PCR dé finalmente negativo y si la situación lo permite pueda pasar con sus padres e hijos la Nochebuena. Al menos ya celebra que ha recobrado el sabor de los alimentos. Se siente feliz y mucho más fuerte porque vuelve a ser ella.

Teresa esta misma semana en la terraza de su casa días después de recibir el alta hospitalaria. Tony Sevilla

«A los negacionistas, a los que no usan mascarilla, a los que hacen reuniones clandestinas, si a todos vosotros que creéis que esto es una tontería, no imagináis lo que es estar ingresada en la planta covid del hospital», aseguraba en uno de aquellos escritos que ni ella misma ahora recuerda con qué fuerza pudo redactar desde la cama del hospital. Esta profesional es perito de la Administración de Justicia y también ejerce como presidenta de Psicólogos sin Fronteras y como coordinadora del Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes (GIPEC-Alicante) donde la labor de su colectivo es crucial para apoyar en el duelo a familias y que sintiesen consuelo durante temporales como la Dana que azotó la Vega Baja.

Desde que se decretó el primer estado de alarma a causa de la pandemia esta profesional también se movilizó para poner en marcha una cadena de solidaridad para confeccionar miles de mascarillas y que llegasen donde hacían falta en la provincia cuando no había suficientes cubre bocas ni en farmacias.

Complicaciones

Teresa explica a este periódico que no imaginaba que se había contagiado de covid, ya que cuando empezó a encontrarse mal y lo achacó a un problema digestivo. Tras hacerle varias pruebas como un TAC finalmente en Urgencias la PCR lo dejó todo claro. Se enteró de madrugada que su cuerpo tenía una «alta carga viral que los dejó sorprendidos (en referencia a sanitarios)». Al principio pensaba que se trataba de un error porque había seguido todas las recomendaciones para prevenir el virus.

Teresa espera poder pasar las Navidades con sus padres si finalmente el resultado de la PCR da negativo Tony Sevilla

El cansancio empezó a apoderarse de ella y se encontraba «como si hubiese corrido la maratón de mi vida». Apunta que contraer el covid fue muy desagradable «porque notas que la respiración no es igual y el cuerpo no va al mismo ritmo». Tras confirmarse que era positivo fue ingresada pero como no presentó neumonía volvió a casa. Entonces llegaron los cuatro peores días de su vida. «Era tanto el malestar y el cansancio que solo quería dormir, tapada hasta la cabeza, me dolían hasta los dedos de los pies», reseña. De igual forma explica que el seguimiento diario por parte del centro de salud le transmitía tranquilidad. Aún así, los síntomas fueron a más y una ambulancia la devolvió al hospital en un viaje que le pareció eterno el 1 de diciembre, pero esta vez directa a la UCI con neumonía. Ese mismo día le pusieron plasma. El momento de ponerle goteros lo sintió como una «liberación del alma de que me quitan el dolor y la fiebre».

Teresa narró por redes sociales su evolución dentro del hospital información

A pesar del calvario que ha pasado, Teresa narra que su profesión la ha ayudado mucho a controlar la respiración, los razonamientos negativos: «He pensado mucho en la resiliencia». Aclara que «en un momento crítico ayuda la medicación, porque en la UCI no era ni yo pero para la recuperación es primordial la actitud, que puede hacer que te metas en un bucle o que pienses que todo es circunstancial».

A pesar de todo ha sufrido estrés post UCI porque lo que ha atravesado «es algo que llega e irrumpe en tu vida y te quita lo que más necesitas como persona: tu propia respiración que te mantiene conectado a la vida, es muy duro emocionalmente». También tiene sentimientos encontrados. Está agradecida por recuperarse y siente dolor por haber prestado tanto apoyo y ver que muchos pacientes no tienen su mismo desenlace.