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La edad de los extranjeros impide que puedan rejuvenecer las zonas rurales de la provincia de Alicante

Los jubilados originarios de países de la UE son mayoritarios en los municipios pequeños frente a los procedentes de África y Sudamérica, que pueden ser decisivos para frenar la despoblación

Dos personas caminan en una urbanización de San Fulgencio, municipio con una notable colonia extranjera.

La edad de la mayoría de los extranjeros que residen en las zonas rurales de la provincia impide que este colectivo pueda ser un revulsivo para rejuvenecer la población en estos espacios. Los datos más recientes que ha publicado al respecto el Instituto Nacional de Estadística (INE) señalan que el perfil más habitual de personas procedentes del exterior en los municipios alicantinos con menos de 10.000 habitantes es, con diferencia, el del europeo comunitario, cuya media de edad es incluso mayor que la de la población autóctona. En concreto, según datos provisionales a 1 de enero de 2020, únicamente el 4,39% de los extranjeros de estas localidades es de fuera de la Unión Europea (UE), frente al 17,04% de comunitarios.

La proporción de ciudadanos de la UE en el conjunto de la población extranjera es todavía mayor en los municipios de menos de 2.000 habitantes, donde no suponen siquiera el 4%. Por el contrario, los comunitarios llegan a ser casi el 25% de la población en las localidades de entre 500 y 1.000 vecinos. Y esto, lejos de ser un acicate para frenar el envejecimiento demográfico, es en la mayoría de los casos un factor que lo agrava. El INE señala que la media de edad de los extranjeros comunitarios en la provincia es de 52,07 años, mientras que la de los españoles es de 43,63. En cambio, en las personas procedentes de África y América del Sur, minoritarias en estos municipios, la media de años es de 31,84 y 36,18, respectivamente.

Todos estos factores hacen que la provincia de Alicante quede al margen de un fenómeno que en otras zonas del país, sobre todo en la llamada «España Vaciada», sí está resultando decisivo para que se rejuvenezca una población muy envejecida y, con ello, se frene la despoblación, tal y como pone de manifiesto el artículo «La inmigración dinamiza la España rural», incluido en el reciente informe «Inmigración: retos y oportunidades», elaborado por la Fundación La Caixa. El documento señala que Alicante es una de las provincias con un mayor porcentaje de población extranjera, pero también la cita de manera expresa, junto con Almería y las Islas Baleares, como una de las demarcaciones con «alta presencia de extranjeros jubilados», fenómeno que se repite también en Málaga y algunas zonas de Murcia, entre otros lugares. En cambio, provincias poco pobladas como Cuenca, Teruel, Soria, Huesca o Lleida han recibido mucha inmigración de tipo laboral de extranjeros jóvenes con hijos pequeños o que los han tenido allí. No es que esto no exista en Alicante, pero sí es algo claramente minoritario.

En la demarcación alicantina, la presencia de extranjeros no comunitarios es claramente mayor en los espacios urbanos. De hecho, los únicos municipios donde este colectivo es más elevado que el de los procedentes de otros países de la UE son los de más de 50.000 habitantes: un 12,26% frente a un 10,82%. La diferencia es todavía mayor en Alicante y Elche, las dos ciudades de la provincia con más de 100.000 habitantes, con porcentajes respectivos del 10,16 y 3,06%.

Hay que considerar, además, que aunque bajo un criterio geográfico sea apropiado el calificativo de «rural» para cualquier municipio menor de 10.000 habitantes, en la práctica no siempre es así, y menos en la provincia de Alicante. Por ejemplo, San Fulgencio, con 7.855 habitantes, es una localidad claramente residencial, y también Llíber, pese a tener 935 vecinos. Asimismo, Onil y Banyeres, con 7.507 y 7.068 habitantes, respectivamente, son esencialmente industriales y con una dinámica urbana. Estos factores hacen también más difícil el aplicar el estudio de la Fundación La Caixa a esta provincia.

El colectivo aumenta desde 2017 tras la caída que provocó la anterior crisis

En los municipios alicantinos con menos de 10.000 habitantes residen 56.962 personas extranjeras, según el padrón de 2019. Este colectivo está volviendo a crecer desde 2017, después de que disminuyera de manera significativa en años anteriores como consecuencia de la crisis económica de 2008 y el mayor control del INE sobre los padrones municipales, que hizo que muchas personas que no pasaban todo el año en estas localidades fueran dadas de baja, aparte de quienes regresaron a sus países de origen. El máximo de extranjeros en este tipo de municipios se alcanzó en 2012, con 68.245 personas. La Vega Baja y la Marina Alta tienen los colectivos más numerosos.

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