El camarero sienta a los grupos, los divide si son más de seis y les obliga a no levantarse aunque la música suene bien fuerte. Es el esfuerzo común diario de decenas de locales que abren en la franja horaria próxima al inicio del toque de queda, la dinámica que siguen la mayoría de los establecimientos, donde parecen cumplirse cada vez más las medidas establecidas para frenar la propagación del coronavirus. Sin embargo, es en las zonas de fiesta próximas a estos negocios donde se dan las infracciones, cuando los clientes se levantan para fumar en corros, sin respetar las distancias, o se mueven de un bar a otro con la mascarilla bajada o sin ella. Las sanciones de la Policía Local a establecimientos han descendido notablemente en las últimas semanas.

El Consell autorizó la apertura de los locales de ocio nocturno después de meses cerrados y ese mismo fin de semana se daba un pico de sanciones a establecimientos de Alicante. En total, en ese primer sábado y domingo que se les permitía actividad, y que tuvo lugar justo después del puente de la Inmaculada, fueron doce los establecimientos que resultaron sancionados por la Policía Local. Una cifra bastante alta para la que se venía dando en los últimos dispositivos nocturnos, que se habían cerrado con tres o seis denuncias.

Pero esta situación parece estar corregida. Los locales del centro de Alicante, concentrados en las zonas de fiesta de El Barrio y Castaños, cumplían a rajatabla las medidas este fin de semana. Entre las 21 y las 23 horas de este último sábado, dentro de todos estos espacios apenas se observaba a dos grupos que, en una terraza, y aunque separados por mesas, habían dado la vuelta a las sillas que les separaban para poder hablar entre ellos, creando una especie de corro grande que contaba con más de seis personas. Al margen de este apunte, el resto de negocios, tanto los de ocio nocturno recién abiertos como los de hostelería, estaban implicados en el cumplimiento de la normativa.

Los locales de ocio evitan un incumplimiento de medidas que sí se da en sus entornos

En un negocio de El Barrio recién reabierto, varios grupos de jóvenes hacían cola para entrar. Parecía que el lugar podría estar a rebosar. Después de una espera lenta, de cerca de diez o quince minutos, los clientes entraban tras pasar el control de temperatura del miembro de seguridad de la puerta y colocarse gel hidroalcohólico en las manos. Dentro, todas las personas sin mascarilla, a excepción de cerca de entre cinco o diez personas, pero todas consumían sentadas en sus mesas.

Tanto en este como en otros locales, se controlaba la situación, fruto de la responsabilidad de los propios negocios y del trabajo realizado por la Policía Local. Aunque no resultaba sencillo. Una camarera pedía hasta en dos ocasiones a un grupo que se sentara, que no podían beberse las copas de pie. Los clientes le hacían caso en el momento, pero volvían a levantarse. Finalmente, se les echó del interior del local.

Una situación similar se dio en otro local de esta misma zona. Varias personas esperaban en la entrada, donde un grupo de cinco jóvenes insistía en entrar. El portero les indicaba que debían esperar, que solo tenía una mesa libre de dos personas, y estos, cuatro de ellos sin la mascarilla puesta, le lanzaron insultos hasta que finalmente se marcharon.

Donde sí había incumplimiento era a las puertas de gran parte de los negocios, donde los fumadores armaban grupos que no respetaban la distancia entre ellos ni entre los transeúntes de la vía. En las terrazas, otras personas se levantaban de sus mesas y se acercaban a conversar con las de otras sin mascarilla. Y, sobre todo en El Barrio, varios grupos iban de un lugar a otro sin colocársela.

Sanciones que pueden llegar a los 30.000 euros

La Policía Local de Alicante ha sancionado a cerca de 50 locales en los fines de semana de los dos últimos meses, aunque también ha intervenido en otros casos similares que se han dado en días entre semana. Uno de ellos tuvo lugar en la madrugada del 12 al 13 de noviembre, cuando los agentes pusieron una infracción grave a un local ubicado en el casco antiguo donde la gente celebraba una fiesta bailando, sin mascarillas y sin respetar las distancias mínimas. Este tipo de multa conlleva una sanción que va desde los 601 a los 30.000 euros.