Pocas misiones hay en estos momentos más importantes para la Policía de la Generalitat que velar por el cumplimento de las medidas fijadas por el Consell para el control de una pandemia que en esta segunda ola se está cebando con la Comunidad. Un Cuerpo que cuenta con casi un centenar de efectivos en la provincia de los que una buena parte velan diariamente para que en locales de ocio, terrazas, centros comerciales y empresas, entre otros establecimientos, no se excedan los aforos, se usen debidamente las mascarillas y el gel o se respete la distancia de seguridad.

Solo entre el fin de semana de la Nochebuena y este lunes la Unidad del Cuerpo Nacional de Policía Adscrita a la Comunidad ha inspeccionado 284 locales de seis centros comerciales ubicados en Alicante, San Vicente y Ondara, ha identificados a 86 personas en estaciones del Tram del centro de la ciudad con advertencias a 25 de ellas del mal uso de las mascarillas y ha visitado, entre otros y en materia de espectáculos, 72 locales, 37 de juego y 10 bingos. Pecata minuta si se compara con el reto de lograr que las celebraciones de fin de año, por muchas ganas que haya de despedir a este 2020, no acarreen más ingresos en los hospitales que acaben por colapsar el sistema.

Efectivos de la Policía Autonómica en una inspección en un bar de la Coveta Fumá, ayer. | H ÉCTOR FUENTES

Dispositivo

Una veintena de agentes en el caso de la Policía Autonómica, que se suman a los de los otros cuerpos policiales, conforman el dispositivo del 31 cuyos horarios y cometidos no se definirán al completo hasta que concluya la reunión prevista hoy en la sede del Consell, para el que uno de los objetivos es evitar que ante la concentración de presencia policial en los núcleos urbanos se produzca una diáspora a las zonas rurales para festejar en casas aisladas y de difícil control el cambio de año. Una posibilidad con la que cuentan los agentes pero cuya interceptación resulta complicada salvo que las redes sociales o algún vecino molesto pongan sobre la pista a los agentes.

Apenas un recorrido de unas horas por una mínima parte del término municipal de Alicante o de la vecina Mutxamel da una idea de la imposibilidad de acometer esta tarea con éxito, máxime cuando las quedadas, lejos de publicitarse en foros públicos, viajan a través de chats de WhatsApp privados para evitar precisamente que puedan ser interceptadas por la Policía.