María Jiménez Ortega, de 88 años y vecina de Alicante, está acostumbrada a pasar sola la Navidad. Lleva años cenando en Nochebuena y tomándose las uvas sin compañía pero en esta ocasión lo está pasando peor pensando en sus coetáneos con familia que se ven obligados a estar aislados durante las fiestas por el covid y sobre todo por la pena de tantas personas mayores fallecidas por la infección respiratoria del SARS-CoV-2. Esta Nochebuena fue la primera en soledad en toda su vida para Juan Miró, alcoyano de 85 años: su hija tuvo que guardar cuarentena por el contacto con un positivo del que desconocía que tenía la infección y con el que se relacionó por su trabajo. Por suerte, sí que pudo despedir el nefasto 2020 en compañía. En la provincia hay casi 83.000 personas mayores de 65 años que viven solas, según el Instituto Nacional de Estadística. Otro dato para la reflexión: una de cada cuatro personas de la tercera edad vive en soledad y el 43% de los alicantinos que residen en hogares unipersonales superan los 65 años, una cifra además que va en progresión. La pandemia agrava su aislamiento en unas fiestas que la mayoría está pasando sin sus familiares, que prefieren dejarlos solos al riesgo de contagiarlos. Para mitigar esta situación, Cruz Roja ha impulsado la iniciativa «Cartas contra la soledad», un espacio de comunicación virtual en el que niños y jóvenes de 8 a 17 años y mayores de toda la provincia han intercambiado misivas con los mejores deseos, que no se han quedado solo en el papel. El contacto intergeneracional se completa con videollamadas para profundizar en esta conexión tan especial entre personas de diversas edades que no se conocen de nada y que han cruzado sus vidas a causa de la pandemia.

«Nos molesta mucho la mascarilla», «así estamos todos pero es por nuestro bien», «estamos hasta la coronilla de la pandemia», «estoy muy solo pero me tengo que aguantar como mucha gente» o «me da mucha alegría veros, a ver si nos podemos conocer algún día» son algunos de los mensajes de unos y otros en este foro virtual en marcha a través de la sección juvenil de Cruz Roja y el programa de mayores de la entidad. Volviendo a las fiestas en soledad de María, la mujer optó por cenar en Nochebuena y en Nochevieja una comida frugal por salud, un sándwich con jamón york, procurando en Fin de Año aguantar a las campanadas para tomarse las uvas.

Para ella la soledad durante estos familiares días no es algo que le pille de nuevas. «Paso la Navidad en casa sola, tranquila, ya son muchas veces», explica, porque tiene una hija pero vive fuera. «Enviudé hace 32 años y medio» recuerda. Algunos vecinos están pendientes de ella, entre ellos un joven que le decora la casa con adornos, «aunque ahora todo es más triste. Antes era más joven y lo llevaba de otra manera. Estoy mayor y no bien del todo, pero lo paso».

Otra de las personas mayores que han participado en la iniciativa de Cruz Roja. | INFORMACIÓN

Estas fiestas son para ella distintas por el sufrimiento que le generan las noticias relacionadas con el coronavirus, especialmente los numerosos fallecimientos en residencias de ancianos. «Estuve en un geriátrico hace unos años y pasaba la Navidad en la cama. Hacían fiestas de Reyes para los mayores pero no estaba a gusto y no participaba. Pese a la soledad, estoy mejor en mi casa. Me entristece que haya tantas personas mayores afectadas. La residencia donde estuve se encuentra en la provincia de Murcia y creo que allí han muerto dos o tres personas».

La anciana tiene ayuda domiciliaria. Se vale a medias porque se rompió un hueso del hombro y le operaron de un brazo. No sale demasiado a la calle y cuando lo hace va acompañada y con andador; y no puede cocinar demasiado por lo que encarga la comida o se la lleva algún vecino, minutos de compañía que agradece. La mujer señala que 2020 ha sido uno de los peores años que recuerda por todo lo que ha ocurrido con el covid-19. «Ver cómo se muere la gente sin poder hacer nada es malo, y la Navidad ha sido peor para los que por el coronavirus han estado solos estas fiestas. Pero deben animarse, que esto es así y esperemos que pase. Las cosas vienen como vienen». María, nacida en Campo de Criptana (Ciudad Real), pudo comunicarse gracias a Cruz Roja con su hermana por videollamada y sentir algo de cercanía aunque fuera a través de una pantalla.

La lectura de las cartas de los niños y jóvenes anima las fiestas a la tercera edad. | JUANI RUZ

La Navidad de Juan Miró en Alcoy no ha sido tan aislada como la de María porque pudo despedir el año con sus seres queridos pero, a causa del riesgo de contagio del virus respiratorio, pasó su primera Nochebuena y su primer día de Navidad en soledad. Sus descendientes, que viven en València y que se disponían a visitarle, se vieron obligados a guardar cuarentena al haber estado en contacto una de sus hijas con un positivo a causa de su trabajo con colectivos sociales. «Vi la televisión, una película y me acosté. Es la primera vez que he estado solo porque siempre me acompañan en estas fiestas pero se pudo soportar. Es un día más sin compañía», explica. Juan Miró, que cenó una sopa y pocos dulces «porque se comen demasiados en estas fechas», enviudó hace seis años y se encuentra bien de salud. «El coronavirus me da miedo pero como a todas las personas. No podemos estar pensándolo todo el tiempo, hay que hacerse el ánimo y vivir, y que no nos toque». Estuvo todo el confinamiento sin ver a sus dos hijas ni a sus tres nietos, aunque se comunicaba con ellos por videollamada. Comprende la ausencia de Nochebuena «por protegerse ellos y sobre todo a mí». Miró espera tener la oportunidad de reunirse más a menudo con su familia este nuevo año. Aunque tenía preparado el árbol y el belén al final apenas montó cuatro figuras, «2021 será otro año», afirma. Ante la soledad obligada de esta Navidad, el vecino de Alcoy encontró consuelo en la iniciativa de Cruz Roja, «la comunicación con los niños y jóvenes es una cosa buena, y anima a los mayores». Porque en las cartas por iniciativa de la ong no se piden regalos sino el deseo de que las personas mayores no estén solas.

«Es un proyecto que ayuda a generar esas conexiones intergeneracionales, a inculcar valores solidarios y combatir la soledad, agravada especialmente por la pandemia. Un proyecto precioso y más necesario que nunca», resumido en un vídeo de casi 7 minutos y financiado por la Generalitat a través del Instituto Valenciano de la Juventud, explican desde la entidad. El responsable del programa, Omar Ibáñez, apunta que en total participan 30 personas, y 9 de ellas en el corto.

«Viven en distintos puntos de la provincia y no se conocen entre ellos. Además de niños, hay jóvenes que, contra lo que se dice, demuestran que son responsables», apuntó Ibáñez en defensa de un colectivo del que a menudo se cuestiona su responsabilidad por su tendencia a hacer vida social pese a las restricciones. «Para Cruz Roja los jóvenes han sido muy importantes en 2020 porque, durante el confinamiento, las personas de la tercera edad, al ser población de riesgo, no podían salir de casa, estaban solos y ellos les llevaban la compra o los medicamentos», recuerda.

La ong cuenta con más de 200 jóvenes voluntarios en la provincia, que además realizaron tareas con niños ingresados en los hospitales como ayuda con los deberes durante el encierro de la primera oleada del nuevo coronavirus.

Juan Miró, de 85 años, pasó en soledad la Nochebuena por la cuarentena de su familia. | INFORMACIÓN

Sistema telefónico que reconoce la edad por la voz

El servicio de atención prioritaria para personas mayores de la compañía de móviles de Telefónica atendió 53.159 llamadas en la provincia de abril a noviembre de 2020. Las de personas mayores suponen el 11 % de las llamadas al 1004. La compañía considera que, desde el inicio del confinamiento, «la comunicación es un bien esencial para las personas mayores, especialmente si viven solas, de ahí que se les garantice la atención urgente con tal de evitar que sufrieran un doble aislamiento». Con este fin, emplean un sistema de reconocimiento de voz que ayuda a diferenciar la edad cuando los mayores llaman al 1004, o al 1002, número de averías, y se les atiende de forma prioritaria. Las personas de avanzada edad llaman por incidencias de voz, TV y conectividad; e instalación y gestión de alarmas.