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El padrón se incrementa en 91 municipios alicantinos y suma 21.000 habitantes en un año

El INE detecta que 5.600 personas viven en la provincia sin estar inscritas de manera oficial - Petrer es la única de las localidades principales que pierde población en relación a 2019

Personas caminan por el centro de Alicante, en una imagen reciente. | HÉCTOR FUENTES

El padrón se incrementó en 91 municipios alicantinos a lo largo de 2019, lo que propició que el registro oficial de habitantes aumentara en un año en 21.205 personas en toda la provincia. Así lo reflejan los datos que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE), que dan una cifra de 1.879.888 empadronados a 1 de enero de 2020. Este crecimiento es el tercero consecutivo que se produce, tras el descenso ocurrido entre 2014 y 2017.

El incremento de habitantes registrado en la provincia es uno de los más elevados de toda España en cifras absolutas, solo superado por Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga e Illes Balears, aunque en términos relativos hay varias demarcaciones que han crecido más que Alicante. La población oficial del país ha aumentado en 424.587 personas y se sitúa en 47.450.795. Pese a que el aumento de habitantes de la provincia alicantina ha sido mayor que el que ha tenido Sevilla, la demarcación andaluza tiene 70.331 habitantes más, con lo que no está siquiera cerca de recuperar la cuarta posición que tuvo de forma efímera en la década pasada.

El crecimiento ha sido generalizado en las principales localidades de la provincia, hasta el punto de que Petrer es la única excepción, al perder 35 habitantes y quedarse con 34.241. Ampliando el foco a todos los municipios con más de 20.000 habitantes, solo hay una bajada más, aunque más significativa, la de l’Alfàs del Pi, que pierde 440 vecinos y se sitúa en 20.042. Por lo demás, Alicante y Elche registran sendos máximos históricos, con 337.482 y 234.765 habitantes, respectivamente. Les siguen Torrevieja, con 84.667; Orihuela, con 78.505; y Benidorm, con 70.450. A continuación, Alcoy remonta a 59.354 vecinos, y San Vicente del Raspeig le pisa los talones con 58.978. Por su parte, Elda tiene 52.813, y Dénia 42.827. Cierran la lista de los mayores municipios la Vila Joiosa (35.199 habitantes), el citado Petrer (34.241), Villena (34.155) y Santa Pola, con 33.303 personas.

La población reflejada en el padrón, y por lo tanto oficial a todos los efectos durante el próximo año, es algo inferior a la que el INE calcula que hay realmente. Tal y como publicó este periódico hace algunas semanas, el organismo cifra en 1.885.559 habitantes la población residente en la provincia a 1 de enero de 2020. Esto quiere decir que hay 5.671 residentes más que empadronados o, lo que es lo mismo, que hay 5.671 personas que viven en algún municipio alicantino sin estar oficialmente registrados. O una cantidad aproximada, al menos, teniendo en cuenta que el dato de población residente es una estimación.

Esta situación puede darse con más probabilidad en municipios con un gran volumen de inmigración. Y, particularmente, y es mucho más susceptible de ocurrir en localidades con nutridas colonias de población procedente de otros países de la Unión Europea, para quienes el empadronamiento no resulta vital para poder fijar su residencia, al contrario que para los extranjeros de otras nacionalidades. De hecho, fomentar el empadronamiento ha sido en los últimos años primordial para algunos ayuntamientos, sobre todo del litoral, como Calp o Teulada.

En el otro extremo, Tollos vuelve a ser el municipio menos habitado de la provincia, tras unos años en que este lugar ha sido ocupado por Famorca. El cierre de la residencia geriátrica que había en este pueblo de El Comtat ha hecho que el padrón caiga de 57 vecinos a 35. Por su parte, Famorca baja de 47 a 45, mientras que el tercero menos poblado, Benillup, sube de 97 habitantes a 100.

Diferencias entre núcleos urbanos y rurales cada vez más acentuadas

La provincia reproduce a pequeña escala lo que en el conjunto del país ocurre entre las zonas más pobladas y la llamada España Vaciada. Así, si a nivel nacional la población crece en más de 400.000 personas al tiempo que Palencia, León, Lugo, Ourense, Zamora, Salamanca o Cáceres se desangran demográficamente, en Alicante el auge de los núcleos urbanos contrasta con el declive de los pequeños pueblos de interior. Penàguila, La Torre de les Maçanes, Tàrbena y Benigembla, entre otros, pierden bastante población, así como la Vall de Gallinera, cuyos ocho pueblos suman 527 vecinos frente a los 571 de hace un año. No obstante, el caso más llamativo es el de Llíber, que cae de golpe de 951 a 830 habitantes.

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