La ansiada vacunación contra el covid-19 no ha arrancado con buen pie en la provincia de Alicante. La improvisación de la Conselleria de Sanidad y la falta de información y colaboración con los profesionales ha retrasado y cuestionado el inicio de un proceso de inmunización que ha tenido como primer objetivo proteger al sector más vulnerable: las residencias de mayores. Muchos profesionales se preguntan por el plan de contingencia del Consell en materia de vacunación sin haber obtenido, hasta el momento, ninguna respuesta. Tiempo ha habido para elaborarlo porque en junio ya se anunció que Pfizer, la compañía líder en investigación biomédica, empezaría a suministrar las primeras dosis a final de año.

La campaña de vacunación se inició el pasado 27 de diciembre con muchas fotos y declaraciones solemnes de los representantes políticos. Pero hasta el pasado jueves 7 de enero, o sea 12 días después y según datos del propio Ministerio de Sanidad, la Comunidad Valenciana solo había administrado 11.677 dosis de las 61.225 que había recibido, lo que supone un triste 19,1% y relega a los ciudadanos de esta región al vagón de cola de España.

Uno de cada cuatro profesionales sanitarios de la provincia se vacunó en el primer día. | ALEX DOMÍNGUEZ

En la primera semana el Ministerio envió a la Comunidad Valenciana 30.000 vacunas -10.000 de ellas para Alicante- pero la mayoría acabó en los ultracongeladores en lugar de suministrarse lo antes posible a la población. Todos los expertos consultados por este diario coinciden en señalar que el tiempo es vital para evitar más muertes, el colapso del sistema sanitario y la quiebra económica del país. El objetivo que se ha marcado el Gobierno es alcanzar la inmunidad del rebaño en seis meses para convertir el verano en el cortafuegos de la pandemia. Para ello se requiere vacunar al 70% de la población. Solo en la Comunidad habría que llegar a las 2.444 dosis diarias en cada Departamento de Salud. Pero al ritmo inicial se necesitarían 44 meses aunque desde el pasado viernes Sanidad ha «metido el turbo».

Desde el Colegio Oficial de Médicos de Alicante su vicepresidente, Hermann Schwarz, advierte de que cualquier dilación en el suministro del antídoto supone dejar una ventana abierta al virus. Como especialista en Medicina Familiar y Comunitaria evidencia que ha faltado información y se ha dejado para el final la docencia del personal sanitario en la administración de la nueva vacuna. «No tenemos superpoderes y es preciso reforzar el personal de Atención Primaria porque está saturado y no puede seguir manteniendo más sobreesfuerzo durante el período de vacunación», señala lamentando que desde Sanidad no se hayan querido atender las recomendaciones ni aceptar la colaboración ofrecida por el órgano colegiado. Incide asimismo el doctor Schwarz en la necesidad de disponer de una buena planificación sobre la distribución. «Algo que también ha faltado», destaca.

Javier Blanquer, vicepresidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria, también se ha mostrado crítico por la falta de una estrategia consolidada y un consenso médico por parte de las autoridades sanitarias. «El desconocimiento es el principal problema al que nos enfrentamos los médicos. Con nosotros no han contado ni disponemos de informes para poder evaluar los protocolos y aportar nuestra opinión como expertos». Y pone un ejemplo sobre la falta de previsión de Sanidad: «A mi me han avisado de un día para otro de que tengo que vacunarme a pesar de que se nos dijo la semana pasada que sería a partir del martes».

Sobre las directrices que está siguiendo Sanidad en materia de vacunación, el jefe de Neurología del Hospital Clínica Benidorm considera que aunque se llega tarde todavía se puede subsanar el «desastre que se avecina si no se actúa ya». Señala al respecto que «para suplir la falta de coordinación en abordar la pandemia los políticos deberían crear comités de expertos en cada provincia, modificar la cadena de elaboración de la vacuna para que puedan producirla todas las farmacéuticas al mayor ritmo posible, realizar una vacunación rápida y masiva y activar todos los recursos humanos y materiales posibles». Así opina José Javier Hernández. Por eso para él, al igual que para muchos de sus colegas, es esencial que se pida apoyo al Ejército, Cruz Roja, Protección Civil y a las Universidades. «En caso contrario en un plazo de dos semanas la situación se volverá a desbocar en la provincia y, afortunadamente, ahora el virus parece menos dañino», apunta.

«Más sanidad y menos política» enfatiza Ramón Martínez. Para este médico de Urgencias de Alicante urge reforzar las plantillas de Atención Primaria y destinar más recursos para acelerar la vacunación. «En la primera semana no se suministró ni el 20% de las dosis previstas pero si queremos conseguir el objetivo del Gobierno hay que vacunar, desde ya, a velocidad de crucero», subraya. A su juicio falta un plan nacional de vacunación y dejar que sean los expertos, y no los políticos, quienes decidan la forma más adecuada de actuar. «Lo cierto es que se está interviniendo a salto de mata. La Conselleria está demostrando un enorme desbarajuste y mantiene un hermetismo total sobre el número de vacunas que han llegado, las que se han suministrado y las que están almacenadas», denuncia Víctor Pedrera, responsable del Sindicato Médico en la CV.

Por su parte la presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria reclama todos los medios disponibles, «incluido el Ejército», para salvar vidas con la vacuna. «Sanidad por fin ha reaccionado y se ha puesto las pilas pero en las tres oleadas del covid se ha mostrado lenta, dubitativa y no nos ha tenido en cuenta a los profesionales. Un error porque la lucha contra la pandemia es cosa de todos», lamenta Mari Ángeles Medina.

Dudas sobre las revacunaciones y las reacciones adversas

El programa de vacunación poblacional para la administración de la vacuna covid-19 todavía ofrece muchas dudas a los sanitarios. Los médicos señalan que las revacunaciones deben estar perfectamente organizadas para evitar el incumplimiento de la pauta ya que una sola dosis no da cobertura vacunal. Además, implica ciertos riesgos y es necesario que todos los equipos de vacunación estén provistos de médicos para atender posibles reacciones anafilácticas. Tampoco ha aclarado Sanidad si habilitará áreas de vacunación que no interfieran en la actividad diaria de los centros de salud. Y ello con el fin de no saturar una actividad diaria ya de por sí sobrecargada.

Sanidad reacciona para intentar revertir la lentitud de la campaña 

La Conselleria de Sanidad parece haber salido del letargo para intentar revertir, en la segunda semana de vacunación, el retraso que acumuló en la primera. Una circunstancia que se produjo, fundamentalmente, al suspenderse la administración de dosis en los geriátricos por el puente festivo de Nochevieja, Año Nuevo y el fin de semana que le siguió. De ahí la posterior decisión de las autoridades sanitarias de mantener la campaña en la festividad de los Reyes Magos y el sábado. 

Consciente del acentuado retraso, y ante la creciente presión mediática, social y política, la consellera Ana Barceló ha ordenado acelerar el proceso establecido por el propio Ministerio para comenzar a vacunar al personal sanitario en primera línea de riesgo. Tal es así que solo el primer día -el viernes 8 de enero- se vacunaron cerca de 5.000 profesionales de los hospitales y centros de Primaria de los diferentes Departamentos de Salud de la provincia, el equivalente al 25% de la plantilla. De momento el proceso de inmunización ha llegado a 300 residencias, de un total de 450, desde el inicio de la campaña hasta el pasado viernes. De los geriátricos que quedan por vacunar 90 tienen brotes activos, lo que obliga a retrasar el proceso. En total, según indica la Conselleria, en estas dos semanas se han administrado más de 21.500 dosis en centros de mayores y diversidad funcional así como a personal sanitario de primera línea, una cifra que representa el 35% del total de dosis recibidas hasta la fecha del Gobierno. El Consell ha defendido su gestión negando que exista lentitud y poniendo especial hincapié en «la complejidad y laboriosidad que supone el proceso». Así lo ha justificado públicamente la vicepresidenta Mónica Oltra, anunciando que el ritmo de vacunación «aumentará sostenidamente» e irá «de menos a más».