La pandemia de coronavirus ha dejado la mayor mortalidad en la provincia en al menos 90 años. Así lo ponen de manifiesto los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de estimación de fallecimientos semanales, que comenzó a recabar de manera experimental con el inicio de la crisis sanitaria. Según este estudio, a lo largo de 2020 fallecieron en los municipios alicantinos 18.049 personas, cifra jamás alcanzada hasta la fecha al menos desde 1930, el registro más antiguo que el organismo pone a disposición del público en esta estadística. Ni siquiera en fechas de gran mortalidad como el periodo de la Guerra Civil y la posguerra se habían producido tantas muertes.

En relación a 2019 se ha registrado un incremento del número de fallecimientos del 13,85%; ese año se produjeron 15.853 óbitos, según esta misma estadística. En ella se dejan fuera los últimos días del año, ya que se hace un cómputo por semanas naturales -la cifra definitiva de muertes en 2019 en la provincia fue de 15.908, tal y como publicó el INE hace poco más de un mes- y además el dato de 2020 es aún estimativo. En cualquier caso, refleja perfectamente el enorme impacto demográfico que ha tenido la pandemia, y que continuará teniendo al menos en los próximos meses.

No hace falta que se especifiquen las causas de los fallecimientos, que no se reflejan en esta estadística experimental. El desfase entre el número de muertes en 2020 y los años anteriores se inició en marzo y tuvo su mayor pico justo después, con 514 decesos entre los días 24 y 30 de ese mismo mes. A partir de finales de abril, y a lo largo de tres meses, la mortalidad volvió a los niveles habituales de cualquier otro año, situándose incluso por debajo varias semanas, como informó este periódico entonces. Sin embargo, después hubo dos repuntes significativos: el primero fue a finales de julio, aunque se desinfló a lo largo de agosto y septiembre; el segundo, a mediados de octubre.

Esta nueva escalada de fallecimientos iniciada a mitad de octubre, con 378 muertes entre el 12 y el 19 de ese mes, apenas ha tenido ocasión de bajar, al contrario que las anteriores. Tras varias semanas de incremento y descenso de fallecidos -reflejados en el gráfico a modo de «dientes de sierra»-, la cifra experimentó un gran aumento entre finales de noviembre y principios de diciembre, alcanzándose los 411 óbitos entre el 1 y el 7 de ese último mes. Y, lo que es aún más descorazonador, el año terminó con otro repunte: en la última semana completa, del 22 al 28 de diciembre, fallecieron 399 personas.

Así pues, la estadística refleja fielmente las sucesivas olas que se han producido a lo largo de estos diez meses; la última, la iniciada a mediados de noviembre, todavía no ha terminado, como lo demuestra el ritmo ascendente de los decesos en las últimas semanas. Cabe recordar que a lo largo de diciembre fallecieron por coronavirus 185 personas, y que en la primera quincena de enero fueron 164, según los datos que ha publicado la Conselleria de Sanidad. Las muertes provocadas de forma directa por la pandemia hasta el final del año 2020 son 1.034 -el acumulado actual asciende ya a más de 1.200-, lo que supone un 5,73% del total de decesos que señala el INE, y prácticamente la mitad de los 2.196 decesos más en relación a 2019.

No obstante, conviene hacer hincapié, tal y como se ha venido haciendo a lo largo de estos meses, en que la situación sanitaria ha hecho que se pospongan un gran número de citas e intervenciones demorables. Y, sobre todo, ha podido dar pie a que personas susceptibles de necesitar atención médica en un momento dado por una patología ajena al coronavirus desistieran de acudir a los servicios sanitarios de motu propio por miedo a contagiarse, agravando con ello esa patología y, en consecuencia, su estado de salud en general.

Más decesos entre los hombres con más de 65 años

El incremento de la mortalidad se ha producido en los dos sexos, pero de manera mucho más intensa entre los hombres, con un aumento de más del 20%. Los varones fallecidos el año pasado fueron 10.128 frente a 7.921 mujeres, ampliándose así la diferencia anual entre los decesos de unos y de otras. Hay que decir, además, que las mayores subidas de mortalidad se han producido en los mayores de 65 años; a partir de esa edad, en todas las franjas quinquenales de población masculina hubo muchos más fallecimientos el año pasado que en 2019. En cambio, en las mujeres las diferencias significativas solo se han dado en los decesos de personas con más de 75 años, y de manera menos acusada. Por otra parte, pese a que el incremento de las muertes en las últimas semanas del año ha hecho que Alicante deje de estar entre las provincias con menor variación en el número de óbitos en relacion a 2019 -grupo en el que estuvo hasta bien avanzada la pandemia-, la demarcación ha sufrido el impacto de la crisis sanitaria y demográfica mucho menos que Madrid y gran parte de Castilla y León y Castilla-La Mancha, las áreas más castigadas.