María Isabel Moya representa a los miles de sanitarios de la provincia que están en primera línea de batalla. «Saldremos de esta, pero a costa de mucho dolor», afirma.

Los últimos datos informan sobre más de 3.000 contagios nuevos en la provincia, ¿cómo ve la situación?

Los datos traducen una situación muy delicada. Los nuevos casos no paran de suceder. La curva está en aumento y eso indica que la transmisión del virus es ya comunitaria e incontrolable con las medidas que hasta este momento teníamos de test diagnósticos y de rastreo. En estos momentos ya no se puede rastrear porque cada vez que se interrogas a un caso aparecen 10 contactos y esos 10 que son positivos se le añaden otros contactos estrechos. Es decir, es un número muy alto que impiden que las medidas que teníamos de contención de la pandemia sean eficaces. Por lo tanto, eso hace que se incremente el riesgo de personas que están más graves o que puedan tener o desarrollar una patología más grave.

Más del 50% de las camas UCI en Alicante está ocupadas por pacientes covid y la agresividad del virus aumenta.

Estamos viendo en esta ola que existe un mayor número de hospitalizaciones y un mayor número de personas en estado crítico y que necesitan ayuda ventilatoria e ingreso en las unidades de la UCI. Estos porcentajes de ocupación no reflejan la realidad en UCI ya que no hay un 50 por ciento de ocupación. Los quirófanos y unidades de reanimación se han reconvertido en UCI, esto quiere decir que las camas por población que tienen los hospitales están ya al 100% ocupadas por pacientes con patología covid porque en estos momentos no se está operando o interviniendo a nada que no sea coronavirus o urgente.

La sanidad privada también ha cancelado operaciones, para poder asumir a pacientes de la pública con patología covid, ¿estamos ante una ola más crítica que la de marzo?

En efecto, la diferencia es abismal respecto a la primera oleada, mientras en la primera oleada, por lo menos aquí en la Comunidad Valenciana, concretamente en la provincia de Alicante, no se llegaron a necesitar el apoyo de las clínicas privadas con pacientes con patología covid, el grado de apoyo en estos momentos es necesario. Ahora las clínicas privadas tienen las camas completamente llenas y en algunos centros se han anulado las intervenciones quirúrgicas.

Estamos viendo un crecimiento de contagios exponencial que cada día. Referente a las últimas medidas que se han tomado en la Comunidad Valenciana, ¿cree que son ineficaces al poner el foco en la hostelería?

Las medidas restrictivas se deben tomar porque no hay más remedio en una pandemia que cursa con estos altibajos. Pero precisamente se toman las medidas cuando estamos en la cresta de la curva y esto es absolutamente erróneo. Las medidas son medidas preventivas que deben de tomarse cuando la curva está en su parte más baja. Por lo que creo que las medidas se toman tarde y no son medidas preventivas, sino medidas de contención una vez más. En estos momentos incluso las medidas de contención probablemente sean escasas.

¿Considera que la hostelería está siendo duramente castigada?

La hostelería tiene parte de razón porque todavía no está comprobado que sea un foco relevante a la hora de los brotes. En estos momentos que sabemos cómo se comporta el virus debemos llevar a cabo medidas globales, implementando en toda España las mismas normas. Si un restaurante cumple con todas las medidas de protección a rajatabla, tiene una posibilidad de atender a los clientes en terraza, el riesgo de contagio se minimiza. Se cierra los bares, pero no se cierran las grandes superficies, los metros están abarrotados y las medidas de protección se olvidan en estos lugares donde es más difícil el control. Por lo que a lo mejor las medidas de protección, las básicas, hay que cuestionarlas.

¿Cree que es necesario un confinamiento como muchos están pidiendo?

Lo que creo es que si se tomaran medidas selectivas, que estén adaptadas a cada situación, comercio o sector, un confinamiento domiciliario no haría falta. El problema de todo esto es que se ha demostrado que como sociedad necesitamos una vigilancia y un castigo para cumplir con las normas, es necesario que haya una consecuencia para no llevar a cabo una sanción. Como no la hay se han de tomar medidas estrictas porque realmente los brotes no están solamente en restaurantes, están en las casas y en las reuniones sociales que se hacen en ellas. Ahí es difícil entrar, se debe apelar a la responsabilidad individual.

Teniendo en cuenta que es difícil apelar a la responsabilidad individual, ¿qué debemos hacer?

Se deben cumplir las medidas de protección en los ambientes laborales, incentivar el teletrabajo y si no es posible, se debe cumplir con las normas de ventilación, algo que desde el Colegio de Médicos hemos hecho mucho hincapié. Por lo que si se llega a una situación desbocada como la que estamos hoy en día, pues evidentemente se tienen que tomar medidas mucho más restrictivas y mucho más dañinas para todos.

¿Era necesario salvar la Navidad?

Durante la pandemia hemos cometido muchos errores, pero el salvar la Navidad ha sido el error más catastrófico. ¿De verdad no podíamos quedarnos un año sin esta fiesta? Hubiera sido realmente importante trasladar este mensaje a la sociedad, calar en ellos que estamos totalmente desbordados y que una Navidad rodeada de esta crisis económica, sanitaria y social no es más que una falsa imagen de la realidad. Se han justificado las fiestas con la necesidad de un poco de alegría, pero lo que nos ha dejado es un panorama aún más desolador. El número de contactos durante estas fechas fue incontrolable, la consecuencia la vemos cada día con el número de contagios.

¿Cree que la ciudadanía ha recibido una información de calidad, o por el contrario la saturación de información ha hecho que muchos no hagan caso o tiren la toalla?

Esto es algo que también ha fallado, la transmisión de la información por parte de los líderes. Hemos visto contradicciones y cómo han relegado la autoridad de unos a otros. Esto ha provocado que la ciudadanía pierda fidelidad y las personas se hayan relajado. Entiendo que la situación es complicada y que es difícil transmitir la gravedad del asunto, pero tal y como estamos ahora tampoco hemos recibido una información única.

¿Usted cree que se deberían tomar las mismas medidas en todo el territorio español?

Aquí cierran bares pero en otras comunidades permanecen abiertos y esto genera un enfado social. Además de que sale una norma y en cuestión de segundos se cuestiona. Entonces esto tiene una estocada en la sociedad muy, muy, muy honda. En una situación de tanta incertidumbre, hay que informar, por supuesto, verazmente. Alguien tiene que llevar el mando y alguien tiene que dirigirnos en un camino y en ese camino no puede estar continuamente lleno de piedras que nos dejan secuelas. A esto súmale una falta de liderazgo, súmale un cuestionamiento de las medidas, súmale las teorías negacionistas, súmale datos contradictorios. Un cóctel imposible de digerir.

Esta semana el Hospital General de Elche buscaba sanitarios, ¿están saliendo a la luz la cantidad de carencias de nuestro sistema sanitario?

El sistema sanitario español era un sistema ya en condiciones normales cogido con hilos. Funcionaba con unos grandes profesionales, con un trabajo y una organización normalizado y extraordinario y muy eficiente. En el sentido de que con muy pocos trabajadores se hacía mucho. Ser eficiente significa hacer más o menos, para que nos entendamos. Pero esto no puede ser estructural. Tú puedes hacer más con menos puntualmente, pero nunca puedes estar funcionando estructuralmente así porque entonces se rompe la cuerda. Y esto es lo que ha pasado.

¿Cuál es la consecuencia de todo este volumen de trabajo en los sanitarios?

Nuestro sistema sanitario español en todo el territorio es muy eficiente a costa de que el personal está sobrecargado, mal recompensado económicamente y trabajando siempre al límite. Además de desempeñando nuestras funciones y las de nuestros compañeros. Algo que en Atención Primaria es muy habitual porque muy pocas veces se cubren bajas. La consecuencia de todo esto es una situación insostenible para nosotros, estamos trabajando, pero solo estamos atendiendo a la pandemia.

Cuando la normalidad sanitaria vuelva a coger velocidad tras este parón, ¿qué cree que va a suceder?

Entonces hablaremos de los enormes daños colaterales de la pandemia, pero nos va a costar mucho salir de este parón y de esta pandemia. La pandemia dejará, desgraciadamente, muchos fallecidos además de mucha repercusión física y mental de la sociedad y la sanidad. Se producirán unas listas de espera muy difíciles de digerir, con unos retrasos en los diagnósticos que producirán una pérdida de oportunidades para muchos de los pacientes. Esto significa que se deben poner ya a valorar cómo se refuerza el sistema sanitario, pero no reforzar para ahora, sino reforzar para el futuro que se nos viene encima.

¿Qué será necesario en un futuro para poder lidiar con las consecuencias sanitarias que nos dejará la crisis del covid?

Necesitaremos mucha inversión en sanidad y un pacto político para lograr un acuerdo que implique un cambio en el modelo de gestión y de filosofía. Siempre se ha dejado para luego a la sanidad. Además de tratar de recuperar la confianza de los profesionales, tratar mejor a los profesionales, remunerarlos mejor e intentar que los que formamos no se vayan al extranjero con oportunidades mejores.

¿Cree que sucederá un cambio de paradigma sanitario tras la pandemia?

Todas las soluciones están encima de la mesa desde hace muchísimo tiempo. Llevamos denunciado la situación sanitaria muchos años y siempre se nos ha silenciado, no ha importado nada porque continuaba subsistiendo. Solo falta que alguien confíe en estas soluciones que proponemos, necesitamos una gestión sanitaria profesional. Olvidar la palabra y centrarse en lo tangible. Necesitamos urgentemente una inversión económica, humana y de recursos porque a los sanitarios siempre se nos ha exigido mucho, con muy pocos recursos. Debemos hacer un cambio de paradigma para poder recuperarnos.

Hemos visto durante esta semana la cantidad de políticos y altos cargos que se han vacunado obviando el protocolo, ¿qué opina al respecto?

El hecho de que estas personas se hayan vacunado deja ver que no existe una buena planificación de las personas que deben vacunarse, por lo que lo ideal hubiera sido implementar una campaña de vacunación en el que se verifique quién está en la lista y por qué. El problema ha sido que no existe un control sobre quién vacuna, porque confío en que un sanitario que conoce el protocolo y sabe quién sí y quién no debe vacunarse, no haya sido el que haya vacunado a estas personas que se han saltado a la torera el protocolo existente. Más grave aún cuando los sanitarios de la privada no estaban recibiendo la vacunación en la Comunidad Valenciana.

Puig afirmó la pasada semana que el sistema sanitario valenciano podía aguantar aún más, ¿qué le parecen estas declaraciones?,

El sistema sanitario es un sistema que no está preparado. No es que me estoy inventando nada, es que esas declaraciones del señor Puig afirmando que la Sanidad en la Comunidad Valenciana no está colapsada no se pueden soportar porque no es verdad. Ellos piensan que da igual lo que digan porque nosotros vamos a dar el callo, el señor Puig piensa que al personal sanitario se le puede estirar como a un chicle. Es cierto que estamos atendiendo, pero ni con la calidad suficiente ni con la atención necesaria porque la inmensa mayoría de pacientes que tenemos son covid. Se ha tenido que parar todo lo demás para poder atender esta patología. Actualmente la sanidad está totalmente parada, por eso no colapsamos del todo. Se han bloqueado las citas quirúrgicas, las consultas externas y la preferencia es el covid. Se han bloqueado las citas quirúrgicas programadas, las consultas externas programadas y solamente se atiende lo preferente: oncología y covid. La Atención Primaria y hospitalaria está centrada en pacientes covid.