«Somos esclavos de Glovo», así se sienten los repartidores de comida a domicilio en Alicante. Por ello, han decidido plantarse tras el aumento de reparto de comida debido al cierre de la hostelería que entró en vigor el jueves pasado. «Desde entonces el volumen de trabajo es mayor, denunciamos nuestras condiciones y exigimos que Glovo nos escuche», señala uno de sus trabajadores más veteranos. Es la primera vez que estos trabajadores se plantan en la ciudad.

En total 50 «riders» se concentraron el pasado sábado durante la hora con más pedidos a domicilio, de 21 a 22 horas, lo que provocó un colapso total en la aplicación ya que muy pocos estaban llevando a cabo los servicios. «Queremos que vean lo necesarios que somos en estos momentos y que nos traten como tal», explica uno de ellos.

«Nuestras condiciones laborales no están sujetas bajo ninguna ley, por lo que pedimos que se termine este vacío legal del que se aprovechan estas plataformas de comida a domicilio», denuncia el trabajador. Según cuenta, no existe una transparencia ni comunicación directa entre los repartidores y la empresa en cuestión y es que desde el pasado jueves el número de pedidos a domicilio y de restauración que ha contratado Glovo para continuar con el negocio ha crecido exponencialmente. «Semanalmente entran nuevos empleados y se van otros muchos más porque las condiciones, teniendo en cuentan a qué nos exponemos, son inhumanas», señala a este periódico un trabajador.

No es la primera vez que estos repartidores denuncian su situación laboral y es que, según cuentan los trabajadores, la empresa es quien maneja los ingresos y las horas de los trabajadores «como ellos quieren». «En estos momentos estamos ganando menos de dos euros por pedido, teniendo en cuenta que el transporte corre de nuestra cuenta, se están aprovechando de nuestros contratos de falsos autónomos», señala uno.

Así, los repartidores de Alicante están reuniéndose para ponerle fin a estas condiciones creando una asociación para denunciar su «esclavizada» situación.