Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Aplicado el refrán a la pandemia de covid que condiciona nuestra vida desde hace un año, parece que no han sido suficientes ni una primera ola ni una segunda para que los hospitales se blindaran frente al virus. Camas en gimnasios, en vestíbulos, en cafeterías y hasta en capillas. El covid ha pasado este mes como un tsunami, arrasando todos los recursos sanitarios de la provincia como no lo hizo en marzo y dejándolos, no al borde del precipicio, sino en caída libre.

¿Qué ha pasado para que esta tercera ola haya sido la peor con diferencia? Y lo más importante, ¿qué medidas tomar para que una cuarta ola no vuelva a dejar al sistema sanitario en los huesos?

«Desde el principio advertimos que la pandemia llegaba sin resolver los problemas de base del sistema sanitario», lamenta Rosa Atiénzar, secretaria general de la Federación de Sanidad y Sectores sociosanitarios de CC OO. Y es que la provincia de Alicante parte de un importante déficit en cuanto a camas de hospital y profesionales sanitarios. Nos faltan 517 camas en los hospitales para llegar a la ratio nacional de 2,4 por 1.000 habitantes, según las cifras del Ministerio de Sanidad. También 6.000 trabajadores sanitarios para igualarnos con los 14,18 profesionales por 1.000 habitantes que hay en el conjunto de España. La provincia acumula además un sinfín de proyectos pendientes de ejecutar desde hace años, como es el caso de la reforma de Urgencias del Hospital de Sant Joan y del Hospital Marina Baixa o la construcción de al menos tres centros de salud en la ciudad de Alicante para atender a los pacientes de las zonas en expansión.

«Las cifras son evidentes. En la Comunidad Valenciana faltan 3.000 camas y en estos momentos hay 4.000 personas ingresadas por covid. Está claro que habría tensión, pero algo aliviaría si estuviéramos en la media nacional», apunta Atiénzar. Al margen de las camas, las direcciones de los hospitales están desesperadas por encontrar personal que las atienda, sobre todo médicos y enfermeros. «Sólo por efecto de la tasa de reposición entre 2010 y 2018 se perdieron 10.000 profesionales y aún quedan 8.000 por recuperar».

Junto al abandono de años de la sanidad pública, otros profesionales ponen el acento en la falta de medidas para prevenir esta cuarta ola, especialmente en la escasez de rastreadores y en las restricciones poco contundentes para salvar la Navidad. «No se puede dimensionar un hospital para una pandemia que puede tardar muchos años en repetirse, lo que hay que hacer es evitar los contagios a tiempo para que no se llegue a unas cifras que luego son muy difíciles de contener», sostiene Isabel González, médico y ex gerente de los departamentos sanitarios de Sant Joan y la Ribera, en Valencia.

Faltan 6.000 sanitarios, 150 profesionales en Salud Pública y 500 camas

Para esta profesional «ahora estamos pagando las consecuencias de haber abandonado la Salud Pública durante años». El personal que trabaja en estos servicios -médicos, enfermeros, farmacéuticos o veterinarios- ha sido el encargado toda la vida de actuar ante los brotes de enfermedades infecciosas, como la meningitis o la tuberculosis, rastreando contactos y evitando nuevos contagios.

«El rastreo de los casos era esencial para afrontar la pandemia y como en verano la incidencia de casos era baja, se contrató sólo a la mitad de los 1.200 rastreadores prometidos», lamenta Rosa Atiénzar.

Después llegó el aluvión de contagios y los equipos de salud pública se vieron desbordados con tan ingente volumen de casos. En un momento de transmisión comunitaria descontrolada como en el que nos encontramos ahora, el dispositivo de rastreo colapsa y ya es muy complicado seguir la pista al virus. Por eso, el catedrático de Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández, Ildefonso Hernández, recomienda a toda costa «reforzar sin dilación la Salud Pública, porque sino estaremos igual en poco tiempo». Para este profesional, el objetivo a perseguir debe ser el de la incidencia cero. «Si nos mantenemos en incidencias de 200 ó 300 nos volverá a pasar lo mismo». Un reto que necesita irremediablemente de un aumento de personal en Salud Pública «de al menos el 50%, porque nos jugamos mucho: la salud, el desarrollo de la economía o la vigilancia de nuevas cepas». Con este aumento de personal se podrían implantar lo que Hernández denomina «equipos de actuación intensa», que funcionarían los siete días de la semana en coordinación con Atención Primaria para detectar rápidamente casos, hacer pruebas, identificar contactos y cortar así cadenas de transmisión. En los siete centros de Salud Pública de la provincia trabajan unas 300 personas, que han sido reforzadas por el covid con medio centenar de profesionales, entre rastreadores, médicos y enfermeros. Además, cuentan con el apoyo de la Unidad Militar de Emergencia y con técnicos documentalistas. Sin embargo, estos refuerzos no han sido suficientes para contener la pandemia y, si se quiere atender a ese aumento del 50%, harían falta 150 profesionales más.

La falta de personal en hospitales y centros de salud también es un talón de Aquiles ante una hipotética cuarta ola. Resolver en meses la falta de planificación de años es imposible, por lo que Víctor Pedrera, secretario autonómico del Sindicato Médico, cree que esta falta de profesionales se puede suplir permitiendo que trabajen fuera de su jornada laboral, «pero pagándoles adecuadamente». La opción de recurrir a los profesionales de la privada es, a su juicio, insuficiente, «porque estas clínicas atienden también casos de coronavirus y van muy saturadas». Con la vista puesta en el futuro, Francisco Dolz, presidente de la Agrupación Territorial de Levante de la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa), cree que es necesario hacer un análisis pormenorizado y en profundidad sobre las necesidades presentes y futuras de personal en los hospitales, «tanto en situaciones de normalidad como en situaciones de crisis sanitarias y, una vez se tengan los resultados, dirigir los recursos necesarios para acabar con dicho déficit en aquellos territorios y especialidades en las que sea necesario». Desde el Sindicato de Enfermería Satse, su secretaria provincial, Trinidad Gomis, recuerda que han pedido un aumento de plazas en las Facultades de Enfermería de la provincia para tratar de acabar con el déficit histórico de profesionales en los hospitales.

Uniformidad en las medidas restrictivas es algo que también reclama Víctor Pedrera para evitar una cuarta ola. «La gente no entiende que en un sitio el toque de queda sea a las 22 horas, en otro a las 24 horas o que haya ciudades con la hostelería abierta y otras en la que está cerrada. Todo esto genera enfado e incomprensión». Uniformidad y antelación. «Las medidas restrictivas no se pueden tomar para tratar de bajar los casos, hay que hacerlo antes, para evitar que se desboquen». Juan Antonio Marqués, vocal de la junta directiva de Sedisa y director gerente del Hospital Universitario Reina Sofía de Murcia cree también que en esta pandemia «siempre hemos actuando a remolque del comportamiento social». Marqués reconoce, no obstante, la dificultad de aplicar medidas restrictivas, «aun siendo muy necesarias son impopulares, perjudican seriamente a la economía y hay quien incluso cuestiona su legalidad. En sociedades como la nuestra encajan muy mal medidas tan drásticas como la aplicadas en China».

Desde la Atención Primaria, muy golpeada por esta pandemia, también piden medidas urgentes para evitar un nuevo colapso, sobre todo aquellas que resuelvan las enormes barreras con las que ahora se encuentran para atender de manera telemática a sus enfermos. «La mayoría seguimos sin webcams, sin auriculares para el teléfono y sin ver a rastreadores en nuestros centros de salud», lamenta María Ángeles Medina, presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria. Medina cree que muchas de estas medidas que piden «son fáciles de solucionar, pese a que llevamos meses pidiéndolas sin que se nos escuche».

Faltan 6.000 sanitarios, 150 profesionales en Salud Pública y 500 camas | DAVID REVENGA/ÁXEL ÁLVAREZ

Faltan 6.000 sanitarios, 150 profesionales en Salud Pública y 500 camas

Faltan 6.000 sanitarios, 150 profesionales en Salud Pública y 500 camas