El «cierre» del aeropuerto ha vuelto a congelar la promoción y construcción de viviendas turísticas en la Costa Blanca, debido a la imposibilidad de llegar al aeropuerto, al haberse cancelado, prácticamente, todos los vuelos de lunes a viernes, ya que los pocos que siguen operativos se concentran lo sábados. Hay días en los que el aeropuerto de Alicante-Elche solo tiene programados enlaces con Madrid, Palma de Mallorca y Bruselas, el único destino internacional. El aumento de las restricciones a los viajes en toda Europa ha parado en seco las transacciones y, ahora mismo, sólo se realizan algunas entrevistas telemáticas, una vía muy poco efectiva. Para colmo, el mercado británico se ha encontrado con otra traba como, que tengan que pedir un permiso militar para comprar viviendas, según recuerda Pablo Serna consejero-delegado del grupo inmobiliario TM. 

Jesualdo Ros, secretario general de Provia, alerta de que «la incertidumbre que rodea todo ha hecho que los promotores trabajen ahora en las obras en marcha para cumplir con los compromisos adquiridos con los clientes, pero existe otro problema, y es que con el cierre perimetral los compradores no pueden venir a firmar la operaciones y, además, quieren ver lo que compran. Por ello planteamos que se puedan, contrato en mano, conceder permisos especiales, con todas las prevenciones sanitarias, por supuesto, para que estas personas puedan entrar en la provincia». 

Ros advierte, por otro lado, de que «si la cosa no mejora en la primavera empezarán a terminarse las promociones y como no hay actividad nueva puede generarse un problema. Demanda existe, pero todo depende de la evolución de la pandemia».

«Esto hay que arreglarlo», subraya Pablo Serna, consejero-delegado de TM, promotora especializada en la venta de viviendas turísticas a extranjeros, que, como el resto, vio un repunte en verano pero ha vuelto a parar. Una circunstancia que bloquea la planificación de nuevos proyectos ante la falta de seguridad, por lo que la actividad inmobiliaria se centra en las promociones ya en marcha. Para colmo, desde la semana pasada el gobierno británico ha endurecido la condiciones de la cuarentena al entrar al país, obligando a los viajeros que entren en Gran Bretaña a pasar una cuarentena de 10 días en un hotel que deben costear. 

Alemania también ha endurecidos las condiciones para viajeros procedentes de zonas de «alta incidencia», es decir, con una incidencia acumulada en siete días superior a doscientos casos por cada cien mil habitantes, entre las que figura España. Los viajeros deben presentar un doble test negativo para poder entrar en territorio alemán, el primero, realizado hasta 48 horas antes del vuelo, y el segundo, a partir del quinto día de cuarentena ya dentro de Alemania.

El turismo residencial -compraventa de viviendas- se ha convertido, prácticamente y utilizando un símil bancario, en un sector «sistémico» (su eliminación afectaría al conjunto de la producción de la provincia) para la economía de la Costa Blanca, al mover un total de 12.000 millones de euros al año, de los que seis mil millones corresponden al gasto de los extranjeros que tienen su segunda residencia en la provincia, y otros seis mil al movimiento económico de la compraventa de apartamentos, villas y chalets. En total, la actividad representa ya el 17% el PIB. Según Provia, la venta de viviendas a extranjeros y turistas españoles mantiene 96.000 empleos al año entre directos e indirectos, y una actividad que ayuda a la desestacionalización y concentraría el 60% del gasto turístico

En comarcas como la Vega Baja representa el 80% del empleo, ocupando el 13% del suelo (6.000 de las 96.000 hectáreas) por el 20% de la industria y el 65% de la agricultura. En la provincia hay 355 m² por habitante, por encima de la media europea (300 m²), pero muy por debajo de países desarrollados como Finlandia (1.042 m²), Suecia (703 m²), Bélgica (609 m²), Dinamarca (581 m2) y Francia (457 m2).

De cara al plan para la reconstrucción de la Vega Baja, comarca piloto a levantar tras la Dana de septiembre de 2019, el informe -válido para el resto de la provincia- apostó por la construcción de bosques urbanos como sumideros de carbono, parques inundables como el que se construyó en la playa de San Juan, reducción del sellado del suelo urbanizado (drenaje), ahorro hídrico (captación y reutilización del agua de la lluvia en edificios y la vía pública, tanto para riego como para baldeo), huertos urbanos y reducción de los vertidos (reutilización y reciclado de residuos de la construcción y gestión sostenible de la basura).

De momento, el descontrol de la pandemia del covid y el lento proceso de vacunación lo ha ralentizado todo.