La ONG Alicante Gastronómica Solidaria, que desde el inicio de la pandemia ha preparado y distribuido más de 235.000 menús calientes entre familias desfavorecidas de la provincia, aumentará la cantidad de raciones que reparte ahora al colectivo de sin techo de Alicante al detectar que también acuden a las entregas de comida personas que viven en pisos compartidos o que no pueden acceder a alimentos y cocinar por la situación económica.

La ONG que preside Carlos Baño se plantea llegar esta semana a los 200 menús en los repartos que realiza los miércoles y los fines de semana después de que este pasado sábado agotaran 150 raciones y el domingo 180. «Estamos percibiendo más demanda porque se va notando la necesidad, tanto en la calle como de personas que están en pisos compartidos y vienen a recoger comida porque no pueden cocinar». Asimismo, han constatado que de nuevo les vuelven a pedir raciones desde la Zona Norte.

«Lo que hacemos es atenderlos a todos, que es nuestra obligación. Estamos en contacto con el resto de asociaciones que hacen el mismo trabajo que nosotros y a las que damos la comida, como Reacción Solidaria (salen los lunes y jueves a realizar las entregas) y Pan y Mas (los martes), y si nos transmiten que no llegan, aumentaremos las raciones».

Baño critica la «descoordinación impresionante porque no existe un censo y no sabemos cuántas personas hay en la calle, pero se nos cae el alma a los pies». Entre las situaciones de las que da cuenta, la presencia en las colas de gente de todas las edades, desde jóvenes a personas mayores, y más del 80% españoles. «La situación que tienen que estar atravesando para ponerse en una cola para comer tiene que ser tremenda. Es demoledor», señala. Así, apuntó que en el último reparto en la zona de Renfe, en pleno centro de Alicante, había 20 personas esperando la comida frente a las ocho de la semana anterior. Solo en los alrededores del albergue de transeúntes entregaron más de 50 menús, y también hay personas necesitadas en la zona del campo de fútbol y de las piscinas.

«Llevamos un mes y medio haciendo el reparto por la calle, y cada una de las personas tiene una historia detrás. La situación es cada día peor», apunta Baño en referencia a la clausura de la hostelería y al adelanto del cierre comercial, por lo que «la gente de la calle no tiene ya donde pedir. Ya no pueden ni mendigar».

Alicante Gastronómica está realizando esta labor de momento en la capital de la provincia, que es donde se ha detectado la necesidad, cubriendo los días en los que no se realizaba reparto alguno a las personas de la calle. Ahora están todos los días cubiertos porque, además de las citadas asociaciones, Cáritas se encarga de la distribución de alimentos los viernes. «Ahora estamos haciendo el reparto con dos vehículos con dos rutas diferentes para poder entregar a una hora digna todos los menús. Los usuarios están súper agradecidos de recibir la comida y el pan caliente, así como un caldo o café con leche también calentito», explica el coordinador de la entidad. A estos recursos se suma el proyecto Casa en parte del Convento de las Monjas de la Sangre, que fue cedido por las hermanas para dar de comer a personas sin hogar, donde acuden cerca de un centenar de sintecho. No solo se les da comida caliente en el interior del convento sino que se les ofrece asesoramiento sanitario y legal, acompañamiento y se realiza una labor de detección de situaciones de riesgo social con ayuda psicológica. El espacio lleva el nombre de Centro de Atención a Personas sin Hogar San Agustín (Casa), en agradecimiento a las Monjas Agustinas.