El impacto del coronavirus en la provincia de Alicante está empezando al fin a bajar tras un mes de enero de vértigo, en el que la incidencia media se ha multiplicado por cinco y en algunas localidades ha llegado a hacerlo por 24. Los datos publicados el pasado viernes por la Conselleria de Sanidad hablan de 1.403,98 casos activos por 100.000 habitantes en la demarcación alicantina, lo que supone un descenso destacable en relación a los 1.574,3 que se alcanzaron la semana anterior. Ese 29 de enero se llegó al punto culminante de una escalada que ya había comenzado a finales de diciembre, pero que se manifestó con toda su crudeza cuando ya habían pasado las Navidades.

En la última actualización de las cifras del año 2020, publicada el 29 de diciembre, la tasa media de la provincia era de 264,43 casos por 100.000 habitantes. Los departamentos de salud donde más complicada estaba la situación eran los de Dénia y Alcoy, con incidencias respectivas de 465,82 y 429,77. En el lado opuesto, en el área de Torrevieja el índice era de 73,11 y en la de La Vila Joiosa se situaba en 164,58. Dado que las autoridades sanitarias consideraban como de riesgo extremo cualquier incidencia superior a 250 y que la situación había empeorado de manera llamativa en la segunda quincena de diciembre, 2021 empezó con bastante inquietud. Sin embargo, vista ahora, aquella situación de hace poco más de un mes, que era objetivamente mala, parece una balsa de aceite.

El departamento de salud de Alcoy ha llegado a tener una incidencia de 2.785 casos activos por 100.000 habitantes. Y dentro de esta área, se han llegado a superar los 4.000 en Ibi y Onil, así como en varias localidades de pequeño tamaño. En la primera de las citadas poblaciones la tasa de personas enfermas llegó a ser a finales de enero 17 veces mayor que al inicio del año, y 24 en la segunda. Pero esta no fue la única área donde la tercera ola de pandemia llegó con gran virulencia: en la del Hospital General de Elche se alcanzaron 2.335,31 casos por 100.000 habitantes, y 2.284,81 en la de Elda. En esta última la incidencia ha estado por encima de 3.000 en Sax, y continúa por encima de 2.000 tanto allí como en Villena, Petrer y Monóvar. Por su parte, la capital del Baix Vinalopó ha estado durante la cresta de esta ola a la cabeza en número absoluto de casos activos, con casi 5.000 personas enfermas.

Zona de juegos infantiles precintada en Ibi debido al virus. | JUANI RUZ

La magnitud de estas y otras cifras que ha dejado la tercera ola de la pandemia en la provincia hace que resulte ahora chocante leer la preocupación que se expresaba desde las páginas de este periódico el 4 de enero por la situación de ese momento. Entonces, a partir de los datos que había publicado Sanidad el 29 de diciembre, se decía que 35 municipios empezaban el año con un panorama muy complicado porque su incidencia era superior a 250, y especialmente delicado en los 14 que tenían tasas de más de 500. La brutal escalada de casos posterior ha hecho que aquello parezca una minucia en comparación al máximo alcanzado el 29 de enero y también a lo que hay ahora mismo.

Así, según los datos del pasado viernes son 100 los municipios alicantinos con una incidencia superior a 500. Si bajamos el listón a 250, la proporción de localidades por encima o por debajo de él se ha invertido: a principios de enero eran 35 las que se encontraban en una «situación muy complicada», y ahora son tan solo 33 las que están fuera de ella. Hay que recordar que la UE ha recomendado el aislamiento de los lugares con una incidencia superior a 500; sin embargo, paradójicamente, los cierres perimetrales que hay ahora en fin de semana son más laxos que los que se implantaron después de Reyes en algunas localidades.

Aunque resulte difícil calibrar hasta qué punto, es evidente el efecto que los encuentros sociales de las Navidades han tenido en el incremento de casos de enero. Además, resulta plausible pensar que los contagios han podido crecer de manera exponencial al propagarse en encuentros familiares, y también han aumentado de manera significativa los brotes en el entorno educativo.