Un curso covid sin repetidores en las provincias de Alicante, Valencia y Castellón. Es la premisa por la que ha optado la Conselleria de Educación, que ha redactado una resolución en la que deja en manos del profesorado, junto a los orientadores de cada centro, el aprobado general al margen de las asignaturas que se suspendan.

La normativa de la Comunidad Valenciana contempla expresamente que “la repetición (de curso) se considera una medida excepcional”. Los responsables educativos respaldan esta decisión en la “especial incidencia de la covid-19 en el sistema educativo”.

Con carácter «temporal» y «excepcional», circunscrito a este curso a consecuencia de la pandemia, la Conselleria de Educación quiere que se favorezca el aprobado y que los profesores no tengan en cuenta las asignaturas suspensas del alumno en cuestión, sino su esfuerzo, trabajo y posibilidades de superar finalmente los mínimos a lo largo del curso que viene con refuerzos educativos.

La secretaria autonómica que dirige Miguel Soler subraya que, por la evolución de la pandemia a lo largo de este curso 2020-21, «la educación y el funcionamiento seguro de los centros educativos se han convertido en preocupaciones sociales prioritarias, y los poderes públicos deben dar respuesta a esta situación con rigor, mesura, responsabilidad y compromiso». 

Será cada equipo docente quien deba valorar de forma conjunta si un estudiante no tiene ninguna posibilidad de alcanzar a lo largo de todo el curso que viene el nivel básico que este año no ha podido superar. Estas serán las únicas excepciones a la hora de suspender .

Refuerzos

Para aprobar pese a tener materias suspensas, los profesores se tendrán que comprometer llevar a cabo refuerzos académicos a lo largo del curso 20121-22 para que se obtenga el mínimo necesario para seguir adelante.

«Los que promocionen sin haber superado todas las materias, seguirán los planes de refuerzo que establezcan los correspondientes departamentos docentes, y tendrán que superar las evaluaciones de este refuerzo durante el curso 21-22», señala la normativa.

De la misma manera no se pondrá impedimento alguno para matricularse en asignaturas que se consideran «de continuidad» entre primero y segundo de Bachillerato, aunque no se haya aprobado la correspondiente al curso actual.

Para obtener el título de Bachillerato y presentarse a la selectividad bastará con una media global de 5, siempre al margen de que haya más o menos asignaturas suspensas e independientemente de las que sean.

Educación quiere que la premisa general para la evaluación final sea «la actitud de trabajo del alumno a lo largo del curso, así como la posibilidad, al margen de lo suspensos, de «seguir con éxito los estudios», o bien de poder «acceder al mundo laboral».

Valoraciones

Responsables de centros consultados por este diario consideran esta medida injusta para aquellos institutos que han logrado dar al 100% las clases presenciales, porque su alumnado ha recibido la enseñanza del modo habitual.

Al tiempo, señalan que para los que se han visto obligados a impartir clases al alumnado en días alternas, por la falta de espacios, la medida puede ser oportuna porque concentrar el currículo abre la posibilidad a que no se asuman todas las competencias, aunque tras la experiencia del último trimestre del curso pasado, todos confinados, deberían haberse tomado otras medidas.

Entre los sindicatos, la formación mayoritaria, STEPV, no comparte que la enseñanza vuelva a ser obligatoria por ámbitos en primero de ESO.

ANPE tacha la medida de «injustificada e inoportuna», porque entiende que la conselleria «ha hecho gala de normalidad pedagógica en los grupos durante todo el curso y el profesorado adaptó las programaciones» siguiendo las instrucciones de Educación.

Y el sindicato CSIF, por su parte, exige a los responsables educativos que «establezca unos criterios de evaluación y promoción de curso, y no se limiten a hablar de flexibilidad dejando toda la responsabilidad en manos del personal docente».

Docentes

Por su parte, la profesora de Secundaria Magdalena Arias puntualiza que hablar de aprobado general "puede dañar el trabajo de todo el profesorado que se está dejando la piel cuidando, vigilando, enseñando y protegiendo a niños y adolescentes en estos momentos tan complicados".

Añade que "durante este curso su trabajo se ha multiplicado por dos teniendo que dar clase presencial y, a la vez, teniendo que impartir clases online y hacer seguimiento de tareas semipresenciales -trabajar el doble por el mismo sueldo-, junto a mucho más trabajo burocrático exigido por la administración educativa".

Opina que "publicar que se dará aprobado general es contraproducente para la labor profesional y para el alumnado que sí se esfuerza y tiene como meta aprender".

Considera más adecuado señalar que "la administración obliga a pasar de curso a alumnado con materias suspensas de cursos anteriores", que seguirán teniendo suspensas y deberán aprobar el siguiente curso, además de condicionarles otras asignaturas del nuevo curso, que no podrán aprobar hasta que no superen la equivalente del curso anterior si está suspensa".

Abunda esta docente que "todas las asignaturas troncales hacen llave en Secundaria, lo cual implica que si está suspensa la del curso anterior, no se puede evaluar la del curso siguiente hasta que la del curso anterior haya sido superada". 

Y concluye que "matizar esto es muy importante, sobre todo para que las familias estén informadas sobre las consecuencias que puede tener que en esta parte final del curso los alumnos se "relajen", trabajen a mínimos y pasen de curso con suspensos que han de recuperar en el siguiente, además de que no consolidan aprendizajes básicos y necesarios para afrontar el siguiente curso".