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Las mujeres solo lideran uno de cada tres equipos de investigación en la Universidad de Alicante

Hay directoras en 93 de los 256 grupos científicos en la UA - La desigualdad en la carrera investigadora se gesta en edades tempranas - Apenas hay un 9% de alumnas en Ingeniería

Investigadora en el laboratorio desarrollando uno de los proyectos de excelencia en los que participa la Universidad de Alicante. | PILAR CORTÉS

En la universidad hay más mujeres que hombres matriculados pero este dato se revierte en el volumen de investigadoras, que es inferior al de los varones. La brecha de género se percibe en el hecho de que solo uno de cada tres equipos de investigación están liderados por mujeres.

Datos facilitados por la Universidad de Alicante apuntan a que entre sus 256 grupos de investigación, sólo 93 los dirigen mujeres. Y de los 197 proyectos de investigación en marcha a nivel nacional, autonómico o incluso financiados con recursos propios, están liderados por féminas el 35%, 70 proyectos.

Las cifras son algo más optimistas en las convocatorias de excelencia universitaria, donde la participación femenina mejora cuatro puntos aunque siga siendo inferior a la masculina. Entre los 44 contratos seleccionados de la UA en programas como el Ramón y Cajal, Beatriz Galindo, GenT o Juan de la Cierva, 17 corresponden a mujeres, un 39%, pero la presencia de las científicas vuelve a descender al 29% en los proyectos internacionales , ya que de los 84 existentes sólo 24 tienen al frente una mujer.

La rectora, Amparo Navarro, -que dirigió el vicerrectorado de Investigación en el anterior mandato- declara su «enorme preocupación por la conciliación. Hemos de incidir en la educación desde edades tempranas, para que las mujeres se animen a avanzar en sus carreras profesionales sin trabas ni remordimientos, que no son más que el vestigio de una educación basada en parámetros obsoletos», recalca.

Subraya el momento «crucial de la investigación» como ha evidenciado la pandemia, y en este sentido puntualiza que «la ciencia no puede prescindir del papel de las mujeres». En la UA «nos estamos volcando más que nunca en visibilizar el papel que tenemos las mujeres tanto en la ciencia como en la sociedad en general» afirma, y con motivo del 8 M han convertido marzo en el mes de la mujer con numerosas actividades, principalmente online.

Científicas de la UA, incluida la propia rectora, coinciden en achacar este déficit de investigadoras frente al volumen masculino, en la falta de referentes «que no es que no los haya, pero son insuficientes, hay que mostrarlos para que las nuevas generaciones de mujeres tengan el espejo en el que mirarse y decidir su futuro profesional, sin sesgos de género», insiste Navarro.

Primaria

La profesora e investigadora de Ingeniería Informática de la Escuela Politécnica, Paloma Moreda, añade las referencias de la UNESCO para que esta labor se lleve a cabo desde edades tempranas, en cursos de Primaria, porque «la práctica, independientemente del sexo, mejora el rendimiento», explica. En la elección de los estudios sigue pesando la estructura masculinizada en la Escuelas Politécnicas, donde un tercio son chicas como sucede a nivel investigador. Y donde la diferencia se dispara exponencialmente es en el grado en el que se doctoró Moreda, Ingeniería Informática, en el que apenas se han matriculado 21 nuevas alumnas el último curso computado por la UA, 2019-20, frente a 197 chicos. Es la carrera en general hay 790 hombres y 85 mujeres, apenas un 9%.

El dato perjudica a todos los niveles. El último informe de la OCDE subraya que la tasa media de empleo para estas carreras es siete puntos superior que para las del ámbito educativo, donde la presencia de la mujer es mayoritaria, como también constata Yolanda Segovia, delegada de Igualdad en la Facultad de Ciencias.

Perciben un cambio de tendencia, pero lentamente. «No avanza al ritmo que quisiéramos, hay mucho trabajo por delante, pero esta institución -por la UA- ha sabido leer ese cambio. Para cambiar la tendencia hay que hacer hincapié en los referentes femeninos y recuperarlos en los textos», concluye.

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