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La senda del poeta es eterna

Una decena de personas se han acercado hoy a la tumba del poeta, en lo que pondría fin a la senda del poeta, dejando flores y leído algunos fragmentos del escritor

Homenaje a Miguel Hernández por el 79 aniversario de su muerte en el cementerio de Alicante

Homenaje a Miguel Hernández por el 79 aniversario de su muerte en el cementerio de Alicante HÉCTOR FUENTES

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Homenaje a Miguel Hernández por el 79 aniversario de su muerte en el cementerio de Alicante Verónica Roche

El poema «El sol, la rosa y el niño» de Miguel Hernández decía que «entre las entre las flores te fuiste, entre las flores me quedo». Y así se quedó el poeta entre nosotros. Y así lo homenajearon esta mañana, coronando con flores su lugar de descanso en una pequeña concentración en el cementerio de Alicante, en lo que hubiera sido el final de la senda del poeta donde cada año centenares de peregrinos culminan su itinerario.

El día en que murió el poeta Miguel Hernández, un 28 de marzo de hace 79 años, fue escogido por la Generalitat Valenciana para recordar cada año a las víctimas de la Guerra Civil y del régimen franquista. Así, esta mañana una decena de personas acudieron al cementerio de Alicante, lugar en el que se encuentran los restos del poeta, con motivo de lo que supondría la finalización del itinerario conocido como la senda del poeta. Este consiste en que año tras año, desde 1998, se reúnen personas durante estos días a compartir, entre versos, cantos y tertulias, aquellos lugares que fueron importantes para el poeta oriolano

El acto comenzó con la ofrenda de flores a Miguel Hernández por parte de todos los que acudieron durante la mañana, momento en el que dedicaron unas palabras al poeta y acto seguido dejaron caer una rosa en la tumba del escritor. Después de esto, como broche final al homenaje se leyó en voz alta una prosa publicada por Miguel Hernández el 21 de marzo de 1937 en el periódico Frente Sur de Jaén con el seudónimo de Antonio López. En ella, el poeta oriolano decía lo siguiente: «Tengo muchos motivos para pegar martillazos contra los culpables de la tristeza de las campesinas de España: mi madre ha sido, es, una de las víctimas del régimen esclavizador de la criatura femenina. Enferma, agotada, empequeñecida por los grandes trabajos, las grandes privaciones y las injusticias grandes, ella me hace exigir y procurar con todas mis fuerzas una justicia, una alegría, una nueva vida para la mujer». 

Así, como un jarro de agua fría el silencio se hizo entre los presentes y el sentimiento de pena y rabia que provoca la historia del poeta invadió cada rincón de sus cabezas. «No te olvidaremos, Miguel», sentencia la encargada de dar voz al poema. 79 años después, el poeta oriolano sigue más presente que nunca. «Hoy, más que nunca, una gota de valentía vale más que un océano cobarde. Nunca podremos olvidarte, es lo que te debemos por tanta valentía, Miguel». 

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