Miles de personas han pasado esta Semana Santa por la Basílica de Santa María de Alicante atraídos por el espectacular montaje de la Cofradía del Cristo del Mar, que por segundo año consecutivo no ha podido salir en procesión. Para la celebración de esta particular Semana Santa, el Santísimo Cristo del Mar se presenta presidiendo la capilla de la Hermandad en la Basílica de Santa María flanqueado por Ntra. Sra. de los Dolores Coronada y San Juan de la Palma componiendo un efímero Calvario que reproduce con exactitud el azulejo que D. Carmelo del Toro pintase en 2017 con motivo del centenario de la Hermandad y que puede verse ubicado en la Plaza de Santa María. Se puede visitar todavía hasta el Domingo de Resurrección de 11h a 13h y de 18h a 20:30h

El Cristo del Mar se eleva hasta sobrepasar los siete metros de altura cobijado bajo un dosel real de terciopelo carmesí. A sus pies, la Dolorosa alicantina porta sus mejores galas, el icónico Manto de las palomas y la saya de salida que Tomás Valcárcel bordara en la década de los años 40. Además, sobre sus sienes, porta la corona de oro que le fue impuesta en 1962 y con la que fue coronada canónicamente en octubre de 2017. También porta innumerables joyas aportadas por fieles y devotos a la Hermandad durante su centenaria historia. Al otro lado, San Juan sostiene con su mano su tradicional palma y porta sus ropajes de salida, al igual que cualquier otro Martes Santo en el que disfrutar de su presencia por las calles de Alicante.  

Detalles de la Cristo que no ha podido salir en procesión por las prevenciones frente al covid Alex Dominguez

Antecedida por un arreglo floral de Pascua Medel, la escena la cobija un bosque de cien candeleros color tiniebla que descansan sobre los respiraderos del paso de palio. Una tonalidad que en la liturgia representa la penitencia propia de los días de Cuaresma y Semana Santa. Y en el centro del altar, junto a la reliquia del Beato Francisco de Paula Castelló que custodia la Hermandad, se sitúa una pequeña Imagen de la Virgen Inmaculada completando la escena. Esta advocación es muy significativa para la cofradía y evidencia sus nexos de unión con la familia Jesuita desde su fundación en 1917 por el jesuita afael Esplá.