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PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD VALENCIANA DE INMUNOLOGÍA

José Miguel Sempere: «No me parecería mal separar los grupos a vacunar con AstraZeneca en función del riesgo de trombosis»

José Miguel Sempere, catedrático de la Universidad de Alicante, cree que esta crisis sanitaria nos debe hacer reflexionar sobre la importancia de invertir en ciencia para no terminar dependiendo de terceros países como está ocurriendo con las vacunas.

José Miguel Sempere es catedrático de la Universidad de Alicante.

¿La vacuna de AstraZeneca no deja de suscitar polémica, la última con la restricción por parte de Alemania de su uso en mayores de 60 años. ¿Qué está pasando con esta vacuna?

Hace poco esperábamos la resolución de la EMA para que nos tranquilizase y nos dijera si podíamos seguir poniendo esta vacuna. Al final tardó unos 4 ó 5 días en posicionarse y no aclaró mucho. Dijo lo que ya sabíamos, que es eficaz y hasta ese momento segura. También nos dijo que no parecía haber relación causal con las trombosis, sólo temporal, aunque el riesgo «no era descartable». Decir eso y nada es lo mismo. A mí me pareció sensata la posición de España, junto a la de otros países, de interrumpir la vacunación hasta no estar completamente seguros de que no había ninguna causalidad. Cuando se recibe tanta información al mismo tiempo, a veces innecesaria y en ocasiones contradictoria, es fácil que la gente desconfíe y tenga miedo. Y hacer que las personas sigan confiando en la vacunación es fundamental para ganar esta batalla, y para ello los mensajes no han de generar ningún tipo de duda.

¿Sería partidario de cambiar la forma o los grupos en los que se está administrando?

No me parecería mal separar los grupos a vacunar con AstraZeneca, en función de factores como el riesgo o la edad. Si sabemos que hay determinadas personas que han tenido trombosis previas o enfermedades relacionadas con la coagulación, o si no está claro el papel que los anticonceptivos puedan estar jugando en mujeres de una determinada franja de edad, yo sería partidario de que estas personas consultasen antes a su médico, para que sea él quien valore la vacuna que debe recibir cada paciente concreto. Si hay otras vacunas disponibles, demos a esos grupos concretos la posibilidad de acceder a las mismas. No vería mal que se hiciera una excepción en esta situación, y con ello tampoco se suspendería la vacunación. Es algo que daría más confianza a la gente.

«Por el momento no debe preocuparnos que la inmunidad de las vacunas caduque, ya que ésta dura entre 10 y 11 meses»

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¿Está de acuerdo con la prioridad que ha establecido el ministerio a la hora de vacunar a los distintos grupos?

Es una situación difícil. No me parece mal que se haya empezado por los más vulnerables. Había otra postura, que era la de empezar por la gente más joven que es la que más riesgo tenía de infectarse y de pasar la enfermedad de manera asintomática, pudiendo infectar a otros más fácilmente. Hay gente que defendía haber empezado por ellos para contrarrestar el efecto de los asintomáticos. Es una situación por la que nunca hemos pasado antes y las decisiones de a quién vacunar primero y después, las toman expertos. En conjunto no creo que se haya hecho mal. Sí llaman la atención algunas cosas, como por ejemplo que no se haya incluido entre el personal docente a los profesores universitarios, cuando estamos tan expuestos al virus como nuestros compañeros de Secundaria. Me sorprende y no lo veo lógico.

¿Qué vacuna se pondría usted si pudiera elegir?

Cualquiera de las tres con tal de vacunarme. Pero tal y como he manifestado anteriormente, entiendo que después de los últimos datos recientemente comunicados por Alemania, algunas personas de riesgo prefieran ponerse otra hasta que se estudie mejor qué está ocurriendo con la vacuna de AstraZeneca. Debería de ser una decisión consensuada entre el paciente y su médico, que es el que conoce todo su historial.

«Hacer que las personas sigan confiando en la vacunación es fundamental para ganar esta batalla»

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¿Cree que es posible llegar al 70% de la población protegida en verano?

Creo que es posible, pero difícil. Con la población vacunada actualmente (cerca del 5%), deberíamos poner entre 200.000 y 300.000 vacunas diarias durante 3 ó 4 meses, es decir, vacunar día y noche para llegar a ese 70%. Todo ello suponiendo que no haya más problemas de logística. Hay que dar mensajes positivos, pero considero demasiado optimista asegurar que lograremos tener al 70% de la población vacunada en verano.

¿Corremos el peligro de que «caduque» la inmunidad de los vacunados si la campaña de vacunación se dilata mucho en el tiempo y puedan volver a infectarse?

Ahora mismo creo que es el menor de los problemas. Aparte de los vacunados, tampoco hay que olvidar la inmunidad natural alcanzada por la población que ha pasado la enfermedad. Sea cual sea el caso, ya sabemos que la inmunidad puede durar como mínimo 10-11 meses, y es de esperar que dure mucho más. Además, hablamos de un virus que no es muy diferente a otros primos suyos, como el SARS-CoV, frente al que se ha detectado recientemente inmunidad al cabo de 18-19 años. Y siempre se puede administrar una dosis de recuerdo para despertar a los linfocitos T y B de memoria que sabemos que están ahí. Lo verdaderamente importante es acelerar al máximo la vacunación, para que el virus se sienta cada vez más incómodo a la hora de replicarse y le cueste más mutar.

¿Qué pasa con las vacunas españolas? ¿Por qué van tan lentas?

El gran problema es la financiación. Los investigadores hacen más de lo que pueden y los resultados preliminares auguran buenos resultados de eficacia y seguridad. Están trabajando contrarreloj, pero sin dinero ni personal no se pueden mover a la velocidad de las grandes multinacionales. Basta con decir que los investigadores que encabezan los equipos estaban jubilados y se han reincorporado para desarrollarlas.

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