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Atención Primaria: más de 30 años y un covid después

Tres décadas después de transferir a las autonomías la Sanidad, la creación de los equipos locales permiten ofrecer una visión biopsicosocial del paciente - El coronavirus deja «tocada pero no hundida» la entrada al sistema de salud

Fachada del Consultorio Médico de Rafal. |

Mucho ha cambiado la forma en la que el médico atendía a las generaciones nacidas hasta los años 80. Entonces, el facultativo pasaba consulta una o dos horas por la mañana en los llamados ambulatorios. Allí, las visitas y diagnósticos eran rápidos, sin historia clínica, una receta y a la farmacia a por el medicamento que necesitara el paciente.

Era lo que se conocía como una Atención Asistencial Ambulatoria que, a partir de la Ley General de Sanidad de 1986, pasó a ser la Atención Primaria, algo que sí reconocen todos los millenials o quienes nacieron en la década de los 90.

Este tipo de atención «fue un cambio importante. El médico en lugar de ser prácticamente un terapeuta empieza a poder realizar tareas de diagnóstico de una manera más organizada, protocolizarlas éstas y los problemas que atiende. En los ambulatorios, la demanda era la que solicitaba la población, con los años se va haciendo más cuantiosa y el tiempo que se le ha dado al médico no le permite dar una salida conveniente. Los centros de salud sí le permiten al especialista tener una consulta toda la mañana y gestionar esa demanda de pacientes», señala Ángel J. Fernández, médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria en el consultorio de San Isidro.

Una Farmacia con mosaicos antiguos. | CARRATALÁ

Con la Primaria se potencia también el tiempo para la Educación Sanitaria, «el informar a la población de la utilización de los servicios, de los problemas de salud, desde qué puntos debe verlos, atenderlos y demandar asistencia. Con este sistema también se comienza a historiar a las personas, mientras que con el sistema ambulatorio era excepcional ver que un médico llevaba el historial de sus pacientes, funcionaba con su memoria y el conocimiento histórico del paciente», destaca el facultativo. Esa historia clínica es compartida por todo el equipo base que conforma el sistema junto a los galenos: enfermeros y trabajadoras sociales.

Los segundos, llamados antiguamente ATS, comenzaron a tener un papel relevante en la Atención Integral de la Salud «con capacidad de actuación, tomando autonomía y coordinada con el resto de profesionales que conforman el equipo de Atención Primaria». Así lo indica Sofía Barqueros, enfermera especialista en Comunitaria.

Seguimiento de crónicos

Hipertensos, diabéticos, programas cardiovasculares y enfermos pulmonares crónicos «tienen mejor control gracias a los protocolos y la informatización y visibilidad de las historias clínicas por parte también de la Especializada», argumenta el doctor Fernández.

Por su parte, la enfermera Barqueros explica que «no todos ellos responden igual ante su enfermedad, bien por desconocimiento, incapacidad, dejadez o multitud de problemas que pueden dar al traste con el objetivo de que le paciente mejore».

Se trata, en definitiva, de empoderar al usuario, a su familia y a la comunidad. Los que asumen esta responsabilidad en su autocuidado, evolucionan mucho mejor que el que solo se deja hacer por los demás. Un trabajo que recae fundamentalmente en los profesionales de Enfermería, quienes llevan el seguimiento de estos enfermos.

Enfoque multidisciplinar

En Atención Primaria, se trabaja en equipo, «los pacientes no son míos o tuyos sino nuestros», declara Barqueros, haciendo referencia al enfoque multidisciplinar de este servicio, conformado también por matronas, odontólogos, personal administrativo, auxiliares y celadores.

El tercer bastión que sustenta la Primaria corresponde a la óptica social. En este ámbito, la trabajadora social del centro de salud de Almoradí, Manuela Rocamora, pone de manifiesto «el abordaje de los aspectos psicosociales como determinantes de la salud: la falta de recursos económicos o de habilidades para afrontar situaciones de desestructuración familiar, vulnerabilidad y exclusión social. Nosotras gestionamos los recursos, adecuándolos a la problemática existente para afrontar y encontrar la solución», incide este veterana sanitaria.

El resumen es la humanización y la escucha activa del paciente, de su enfermedad y entorno desde todos los ámbitos, con una perspectiva biopsicosocial.

En la Primaria, a diferencia de la Especializada, el conocimiento de las circunstancias que rodean al enfermo «permiten completar aquellos aspectos de su salud que se van deteriorando o necesitan algún tipo de atención», informa Ángel J. Fernández.

Las farmacias

Esta cadena se completa con los encargados de la dispensación de los medicamentos que ponen remedio a las enfermedades, los farmacéuticos.

En este gremio, Araceli Pérez hace hincapié en la evolución de la receta de papel a la electrónica siendo «el paso más importante. Cuando entramos en el SIP del paciente con su tarjeta vemos todo lo que se está tomando y, aunque no podamos acceder a su historia clínica, sí sabemos las diferentes patologías que tiene, un avance muy importante a la hora de dar la medicación. Ahora puedo saber si un usuario es crónico, tiene un problema puntual y toma correctamente la medicación prescrita», indica Pérez.

A examen con el virus

El covid está suponiendo una dura prueba para la entrada al sistema sanitario, «con esta situación ha quedado de manifiesto que estábamos ya en un 100% de nuestra capacidad de trabajo. No existen médicos en las bolsas de trabajo, sí, afortunadamente enfermeros, a los que se ha podido contratar y han dado un resultado magnífico después de la primera ola. Fue horroroso, no sabíamos a qué atenernos ni estábamos debidamente preparados», suscribe Fernández.

Poco a poco, y con la incertidumbre del covid más clarificada, «hemos acogido la sobrecarga del virus y la atención de nuestros pacientes. Ha sido un sobreesfuerzo físico y psíquico con jornadas interminables de trabajo. Los cimientos son sólidos, los profesionales están muy bien preparados, dotados y capacitados para enfrentarse a estas situaciones pero no podemos estar infradotados que es lo que ha demostrado este covid, llegando al agotamiento». Además, añade «el fallo del Sistema de Vigilancia Epidemiológica y de Alertas Sanitarias

que había en el país, con el buen control del MERS y el SARS, virus que también vinieron de Asia. Ahora ha fallado estrepitosamente. La primera barrera de protección no ha funcionado, todo lo que había detrás se lo ha llevado, estresándolo de manera importante y lo ha desbordado», afirma Fernández.

En este virus un papel importante lo ha tenido la Enfermería. PCR, PRDA, rastreo, seguimiento teléfonico y coordinación de la atención sanitaria en los centros educativos municipales. «Los protocolos eran cambiantes y teníamos que estar adaptando cosas. Al principio trabajamos sin apenas material de protección pero todos antepusimos el deber al riesgo de enfermar», recalca Barqueros, «brotes entre los profesionales, fallecimiento de un compañero, situaciones difíciles. Las enfermeras hemos seguido atendiendo presencial las curas, los pacientes encamados y las urgencias pero se ha priorizado la atención telefónica, más difícil para nosotros al no tener al paciente delante», expone esta sanitaria.

Por otro lado, la pandemia y las medidas necesarias preventivas «han dejado en un periodo de tiempo muy breve sin ingresos económicos para la subsistencia a muchas personas y familias. Detectar esta situación de manera precoz en los equipos de Primaria y derivarla a los trabajadores sociales para valorarlos y coordinar los recursos con el resto de organizaciones públicas, servicios sociales, Cáritas o Cruz Roja ha sido fundamental», apunta Manuel Rocamora.

Araceli Pérez define el abordaje del covid «como un poco caos». Su labor se centró «en tranquilizar a la gente ante la falta de medicación, cuando se creó tanta incertidumbre, explicar su posología. Discernir entre la sintomatología de un resfriado o un covid, explicar la diferencia y seguir los protocolos».

Pérez apunta «el ofrecimiento de los farmacéuticos para hacer PCR con los protocolos y medidas necesarias, al tener laboratorio de análisis clínicos, pero sin contestación por parte de Conselleria. Sí que hubo una gran colaboración con la Concejalía de Sanidad de Pinoso y el centro de salud de la localidad durante el confinamiento. Eso ha sido excelente», muestra la farmacéutica. La Atención Primaria ha aprobado y superado con nota el examen y «debemos estar muy orgullosos, hemos cumplido y vamos a a seguir haciéndolo», concluye el doctor Fernández.

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