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Ramadán con toque de queda

Las restricciones horarias obligan a la comunidad islámica a adelantar su último rezo

Musulmanes en uno de los rezos de ayer.

Los 90.000 musulmanes en la provincia celebran desde esta semana hasta el 13 de mayo el mes del Ramadán, cuyos rezos en las mezquitas están condicionados por el toque de queda y por las restricciones de reunión, lo que les obliga a adelantar la oración y a recortar aforos en los centros de culto. La pandemia dificulta sobre todo el rezo voluntario (más allá de los cinco obligatorios que realizan durante el día) y que se celebra solo en el mes de Ramadán. Lo tradicional es que esta oración, el «tarawih», comience a las diez de la noche, justo cuando empieza el toque de queda por el estado de alarma.

Gel para desinfectarse las manos en la entrada al centro de culto. HÉCTOR FUENTES

La mezquita de Alicante ha decidido adelantar el «tarawih» a las 20.30 horas, juntándolo con el rezo anterior, para que puedan acudir más fieles, dado también el recorte de aforo, «y aún así, la gente tiene apenas diez minutos de margen para llegar a casa», explica Abdullah Mohamed, secretario de la comunidad islámica de Alicante. La Comisión Islámica de España recomienda realizar en familia y en el propio domicilio esta práctica tradicional de los musulmanes rezando en grupo. También lo aconseja la comunidad en Alicante «pero los que necesitan ser guiados por el imán quieren ir a la mezquita, porque no todo el mundo tiene la formación suficiente».

Otra consecuencia de la pandemia es el recorte de aforo en el centro de culto para evitar las aglomeraciones y las reuniones masivas, vías principales de transmisión del covid. En la mezquita de la Zona Norte cabían normalmente 400 personas a la vez dado que había horas para hombres y mujeres, pero este año el aforo es inferior a la mitad pese a que han habilitado espacio en la azotea y en los jardines. «Aún así, hay gente que se queda fuera. Esperemos que la pandemia termine pronto por el bien de todos».

Varias personas durante los rezos recién iniciado el Ramadán.

Esta mezquita reabrió a los rezos hace un mes y medio, cuando los aforos se ampliaron al 30%,y los viernes a mediodía organiza dos rezos seguidos. Además, los practicantes tienen que entrar con mascarilla, guardar distancia y desinfectarse las manos con gel al entrar. Otra costumbre afectada por el covid es el «iftar», la comida nocturna con la que se rompe el ayuno diario durante el mes islámico del Ramadán. Era costumbre dar comida a las personas desfavorecidas. Ahora se ha adelantado el reparto a las 18 horas y las personas beneficiarias se llevan los alimentos a su casa ya que no se come en la mezquita. Se distribuyen unos 300 menús gracias a los ingresos de donantes, que han mermado, explica el secretario, síntoma del empeoramiento de la situación económica de muchas personas que colaboraban. Esta comunidad está de luto por el fallecimiento la semana pasada de su presidente durante más de 20 años Majed Khadem.

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