Miles de personas se lanzaron la noche del domingo a las calles, principalmente Madrid y Barcelona, al grito de «libertad» para celebrar el fin del estado de alarma bebiendo y bailando en las primeras aglomeraciones nocturnas como si de una Nochevieja se tratara y obviando la pandemia, porque «había ganas de salir».

La primera noche sin estado de alarma ni toque de queda (salvo en Baleares y la Comunidad) fue una multitudinaria fiesta improvisada protagonizada principalmente por jóvenes que querían festejar así el fin de meses de restricciones que les habían llevado al cansancio y al hartazgo por no poder juntarse por las noches.

No hubo espacio para el silencio ni las mascarillas y sí para el alcohol, la música a tope en plazas y parques, los bailes, los cohetes, los petardos y los abrazos entre los participantes.

Con cuenta atrás incluida, la fiesta se apoderó de las principales plazas del país en donde se vio una relajación de las restricciones que, en muchos casos, fueron más allá de lo que significaba el fin del estado de alarma llegando a quebrantar las limitaciones de reuniones y las prohibiciones de beber en la calle.

Varios agentes confesaron no comprender este comportamiento «incívico» después de lo que se ha vivido en Madrid, ciudad en la que se dio rienda suelta al alcohol al grito de «libertad».

Eran escenas propias de una Nochevieja pero en plena pandemia, pues el estado de alarma no ha supuesto el fin del covid-19 aunque en lugares como Barcelona se festejara que «¡se acabó el covid!».

Porque Barcelona anoche compitió ferozmente con Madrid. Aquí no solo hubo cuenta atrás desde los balcones como si fuera fin de año sino que se lanzaron petardos y se dio un exhibición de insensatez.

La primera noche, que rozó lo surrealista, anticipa lo que a partir de ahora está por venir: el fin del estado de alarma y el inicio del estado de armarla, como circulaba por redes sociales.

En Madrid, hubo más de 450 intervenciones por parte de la Policía Municipal que debió desalojar la Puerta del Sol ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos, con escenas que el alcalde, José Luis Martínez-Almeida ha tildado de «lamentables».

Igualmente en Barcelona, 6.500 personas fueron desalojadas en 31 puntos de la ciudad por formar aglomeraciones y no cumplir con las medidas para evitar contagios en una noche que el teniente de alcalde de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, definió como «muy intensa» aunque «previsible» con «imágenes preocupantes» y un comportamiento de «absoluta irresponsabilidad».