¿Por qué se lanzaron a publicar un libro como «El murciélago que la lió parda»?
El libro ha sido escrito por el grupo de científicos denominado «Big van ciencia», que tiene mucha experiencia en contar la realidad científica con humor y rigor. De Alicante también ha participado en este libro el matemático Santi Cremades. Nos llamaron en la primera ola para explicar lo que pasaba con rigor y palabras cercanas. Cada uno tratamos de aportar algo en sus áreas de actuación, desde las PCR hasta los rastreos o cómo se había salido de otras pandemias. Yo aporté mi punto de vista como médico en un centro sanitario público. Trataba de acercar la realidad y contar lo que estaba pasando, además de explicar las diferencias entre hombres y mujeres en esta enfermedad.
¿Hay diferencias?
Sí, en hombres los síntomas son respiratorios y en mujeres gástricos. Y eso se ha ido incorporando en la clínica de esta pandemia. Pero es algo que no pasa sólo con el covid, también ocurre con más de 700 enfermedades y poco a poco las vamos conociendo.
«Hace falta una campaña específica para explicar la pandemia a los jóvenes que se creen invencibles»
En el capítulo que usted escribe habla del estrés al que se han visto sometidos los sanitarios. Mentalmente hablando, ¿cómo cree que van salir de esta?
La vacunación masiva es lo que nos hace más felices. Nos agarramos a esto para poder salir. La luz a final del túnel es la vacunación masiva y lloro solo de pensarlo. A finales del verano pasado se habló de la nueva normalidad y nosotros en el libro hablamos de la nueva nueva normalidad que será la de estar todos vacunados.
¿Es posible ponerle humor a este año tan difícil que llevamos?
No es fácil, requiere de mucho trabajo.
«Los sanitarios nos agarramos a la vacunación masiva para poder salir del túnel en el que nos encontramos por la pandemia»
¿Pero es necesario ponerle humor para no acabar en depresión generalizada?
El humor es síntoma de inteligencia y es necesario para sobrevivir. Además, en el libro planteamos un humor no negro, siempre basado en la verdad. Porque esta pandemia ha levantado una espiral de bulos como nunca habíamos visto. En este último año se ha visto la necesidad de formarse y que las personas nos formemos en habilidades de comunicación. El humor inteligente es una herramienta maravillosa para explicar lo que pasa con rigor.
¿Por qué cree que se han generado tantos bulos en torno a esta pandemia?
Porque era un momento de gran incertidumbre y necesitábamos respuestas y muchas de ellas han llegado por Whatsapp, que ha sido el mayor canal de comunicación. A veces la gente no las difundía con mala intención, simplemente le llegaban y las compartía con el ánimo de aportar información a lo que estaba pasando. Pero es preocupante, porque cuantos más bulos haya, menores serán las tasas de vacunación. La gente ha llegado a beber lejía, para que te hagas una idea de lo que está ocurriendo. La sociedad está muy polarizada, parece que ya no son datos, son opiniones.
Pero el problema es que muchos de estos bulos proceden de personas de las que a priori había que fiarse, como pueden ser presidentes de gobierno.
Efectivamente, pero también eso nos ha hecho ponernos las pilas a los científicos para aliarnos y crear, por ejemplo, plataformas de divulgación. Cada vez nos llegan más peticiones para que informemos, sobre todo a los más jóvenes, que usan más los canales en los que circulan más bulos, y que no son los principales medios por los que se informan las personas más mayores.
¿Ha tratado de convencer a un negacionista?
Llega un momento en que no atienden a argumentos y creen que es una opinión. La mayor parte de estos casos es por desinformación y eso mata. También pienso que, como la pandemia ha afectado a tantas personas, ha muerto gente cercana, muchos negacionistas han acabado poniéndose la mascarilla y vacunándose. Por el propio empuje de la realidad. Al principio la desinformación se disparó y en ciencia nos pusimos las pilas para informar. Desde la primera a la última ola ha habido más sensatez, han habido más hechos objetivables. El negacionista que lo era por convicción propia lo sigue siendo, pero muchos indecisos se han sumado a la realidad. Para hablar con un negacionista ha que tener respeto, ser empático y dialogar en base a hechos objetivos.
¿Cómo hablar a los jóvenes después de las imágenes de botellones que hemos visto los dos últimos fines de semana?
El lenguaje tiene que estar adaptado a la edad y tendría que haber mensajes específicos para esa gente joven que se cree invencible. Ha habido campañas específicas para esta gente y por las mismas redes en las que hacen las quedadas.
¿Cuál es el bulo que más le ha llamado la atención esta pandemia?
Difícil decidir. Está lo de la lejía contra el covid, el 5G, los haces de luces ultravioletas, el microchip de rastreo y la dominación global de la población. Pero lo peor han sido todos los bulos relacionados con la vacuna. Hay cosas que se han exagerado mucho y eso puede hacer que la gente no quiera vacunarse.
