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La Policía sostiene que el acusado de matar a su familia estuvo dos días encubriéndolo

Una vecina declara que escuchó a la madre pidiendo socorro con voz apagada y a su hijo diciéndole «cálmate mamá», y después ya no se oyó nada - Los agentes hallaron notas de suicidio simuladas en la escena del crimen

El acusado se cubre el rostro con una capucha a su llegada a la Audiencia Provincial. | HÉCTOR FUENTES

El acusado de matar a cuchilladas a sus padres y a su hermano en el barrio alicantino de Juan XXIII tardó casi dos días en alertar de los crímenes a las autoridades, tiempo durante el cual estuvo tratando de buscar maneras de encubrir lo ocurrido, según declararon en el juicio los responsables de la investigación. La inspección ocular de la Policía Nacional reveló que en esos días se intentó fregar algunas manchas de sangre, se ordenó parte del desorden de la pelea y hasta se encontraron notas simuladas de suicidio. «Cuando vio que no había manera de encubrir lo ocurrido llamó al 112 de Emergencias», declaró el responsable de la investigación. La declaración de los policías que intervinieron en las pesquisas y las personas del entorno de las víctimas centraron la segunda jornada del juicio que se celebra con jurado popular en la Audiencia de Alicante. Para el procesado se pide la prisión permanente revisable.

Francisco Javier M. B. está acusado de matar a su hermano, Alejandro M. B., a cuchilladas tras una discusión en el domicilio familiar la mañana del 13 de septiembre de 2018. A sus padres, de 71 y 68 años, los mató por separado conforme iban llegando a casa. La primera víctima fue el hermano con quien el acusado tuvo una pelea y acabó matándolo. A pesar de que éste se refugió en su cuarto, el procesado desmontó el pomo con un destornillador y entró para rematarlo, según las conclusiones policiales. El hombre murió apoyado sobre la puerta, hasta el punto de que los agentes no podían abrirla cuando estaban revisando el piso A continuación mató a la padre cuando llegó a casa de pescar esa mañana. El informe de la inspección ocular reveló que la madre, que fue la última en llegar a casa, todavía tenía las llaves en la mano cuando fue acuchillada. Los agentes encontraron indicios de que su bolso había sido registrado.

Ochenta fotos de la escena

Hasta ochenta fotografías formaban parte del reportaje realizado por los funcionarios de la Policía Científica y que fueron exhibidas al jurado en los monitores de la sala de vistas. Cuando llegaron las imágenes más duras, las que mostraban los cadáveres acuchillados, el acusado agachó la cabeza e intentó taparse la carta con un sobre que sujetaba en la mano.

Dos vecinos declararon en la sesión de este martes que oyeron a la madre pedir socorro poco antes de que ésta fuera acuchillada. Los dos vecinos aseguraron que sobre el mediodía escucharon a la madre decir «socorro, auxilio» con un hilo de voz muy débil, mientras que su hijo le decía «cálmate mamá». «Creíamos que le había dado un yuyu. Como ya no se volvió a oír nada pensábamos que no debió ser nada», explicó. Estos vecinos señalaron que llegaron a encontrarse con el acusado un par de veces y que éste aparentaba normalidad. Incluso llegaron a hablar del partido que la Selección Española jugó en Elche la noche anterior. Ambos confirmaron que las peleas en la casa siempre eran continuas entre los dos hermanos.

También declaró uno de las empleadas de la clínica dental donde trabajaba la madre asesinada y que intentó ponerse en contacto con ella al ver que el viernes no iba a trabajar. En vez de devolver la llamada, recibió un mensaje diciéndole «ay cariño, no me funciona el teléfono, solo el WhatsApp» y le explicaba que estaba enferma y por eso no había podido ir. La testigo, que ha pedido un biombo para no tener contacto visual con el acusado, ha dicho que luego se dio cuenta de que ella no hablaba así y sus mensajes eran siempre más cortos. Sobre todo cuando le dijeron que el viernes, la mujer ya había sido asesinada. Esta testigo aseguró que la víctima tenía muchos problemas con su hijo. «Su hijo siempre la llamaba porque quería dinero o tabaco. Hasta ella misma tenía que comprarle la metadona», aseguró.

«Una bomba de relojería»

Dos de los vecinos que habían sido citados a declarar este martes no se han presentado. Todas las partes consideran crucial su testimonio porque habrían sido las primeras personas que vieron al acusado en los momentos inmediatamente posteriores a los asesinatos.

Entre los testigos citados este martes se encontraban dos hermanos del matrimonio asesinado. El familia de ella ha dicho que su sobrino, a quien se ha referido como «un criminal», «era una bomba de relojería y estallaba siempre ante cualquier motivo». No obstante a preguntas de la defensa matizó que cuando estaba desintoxicado su comportamiento era normal. Los familiares aseguraron que la pareja asesinada eran una familia trabajadora que siempre lo habían dado todo por sus hijos.

Los agentes sobre la casa: «Era una escena dantesca»

Un operador del 112 mantuvo al acusado al teléfono diez minutos para que le contara lo ocurrido

Una escena dantesca. Así ha descrito uno de los policías locales que llegó a la escena del crimen aquella noche para referirse al aspecto de la vivienda. Los cuerpos de los padres estaban en el suelo del salón y el del hermano en su dormitorio. «Cuando entramos estaba en la cocina sin camiseta con una mano vendada», relataron. Los agentes señalaron que las lesiones que el procesado presentaban no eran graves y que parecían autoinfligidas. Fue una llamada del propio acusado al 112 la que los llevó allí. En sala se ha escuchado la grabación de la comunicación que duró más de diez minutos y en la que el operador de emergencias trataba de sonsacarle la mayor información posible para comunicarla a la Policía. El hombre cuando llama en primer lugar solo dice que necesita porque se había intentado suicidar y se estaba muriendo. A fuerza de preguntar, el operador le sonsaca más información. Tenía tres cortes en los brazos que se había hecho él y otra en el costado que se hizo el jueves durante la pelea con su hermano. Poco a poco se iba desvelando la magnitud de lo sucedido: «Ha pasado una tragedia en mi casa. Hay tres muertos aquí». En la conversación, el acusado dice al operador que no sabe si ha sido él. «Hay sangre por todos lados, ¿van a tardar mucho?», aseguraba en la llamada. Según las explicaciones que daba, «en la pelea mi hermano y yo nos liamos a porrazos y a cuchilladas» y se acabó escondiendo en el cuarto de baño porque «oyó a la Policía llamando a la puerta» (no consta en la causa que se personara dotación policial alguna en la casa en ese momento) y al salir estaban todos muertos. 

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