Todo apunta a que la situación epidemiológica por la pandemia de covid no variará en los próximos días en la ciudad de Alicante, donde la tasa de incidencia sigue por debajo de los 40 nuevos casos por cada 100.000 habitantes en las últimas dos semanas. Parece que se mantendrá estable. Así lo proyecta la última actualización del estudio sobre la presencia de material genético de covid en las aguas residuales de Alicante, que sigue dejando datos, en general, positivos.
Los valores registrados en dos de las seis estaciones en las que se divide la capital alicantina están por debajo del nivel «mínimo de detección», situado en 16.000 unidades de genoma por litro (ug/l). Es decir, casi imperceptible. Se trata de la zona 1 (Centro -hasta Alfonso el Sabio- y barrios del litoral sur) y la zona 2 (que engloba a distritos como Benalúa, Ensanche, Carolinas y Altozano). Estos datos confirman la «buena salud» del centro de Alicante, una tónica que se lleva repitiendo en los dos últimos meses.
Los datos siguen siendo positivos, muy alejados de los picos registrados entre finales de 2020 y principios de este año
En otros tres entornos municipales (la zona que incluye Florida, Ciudad de Asís, San Blas, PAU 1 y 2 y Rabasa, la que va de la Albufereta a Miriam Blasco y Playa de San Juan), los últimos datos vienen a confirmar una tendencia positiva registrada en las actualizaciones más recientes. Los niveles se quedan en «muy bajos», es decir, por debajo de 100.000 ug/l. En la zona de playas, en concreto, los niveles se quedan en la mitad de ese tope.
La peor situación de toda la ciudad, según la última actualización del estudio semanal impulsado por Aguas de Alicante y el Ayuntamiento, señala a la Zona Norte. Con todo, son registros que nada tienen que ver con los que se ofrecían durante la tercera ola de la pandemia. Las cifras más recientes se quedan en 230.000 ug/l, es decir, en valores «leves». En esa misma estación, entre finales de 2020 y principios de este año, se llegaron a tomar muestras con 30.000.000 ug/l, lo que suponía triplicar el límite para los valores «muy altos», la última escala en la que se dividen las cifras del estudio.
