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Los artistas de Hogueras lanzan un grito desesperado

El colectivo urge ayudas para poder subsistir después de la nueva suspensión de las fiestas, que ha supuesto un mazazo tras el anunciado regreso de las Fallas para septiembre

Los artistas de Hogueras lanzan un grito desesperado

Los artistas de Hogueras lanzan un grito desesperado JOSE NAVARRO

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Los artistas de Hogueras lanzan un grito desesperado C. Pascual

La incertidumbre se acabó el pasado lunes: no habrá Hogueras este junio. Los monumentos no saldrán a las calles de Alicante hasta junio de 2022, dentro de un año. La eternidad. Una espera que se hace larga para los festeros que ansían recuperar la normalidad que fulminó la pandemia, pero que roza tintes trágicos para los artistas fogueriles, que llevan ya un año casi de brazos cruzados. Sin apenas ingresos, intentando reinventarse para subsistir. Con la vista puesta en las administraciones (ayuntamientos, Diputación y Generalitat), a las que lanzan un nuevo grito de socorro. No será el último. Y es que no son pocos los artistas que se han planteado durante esta larga travesía bajar la persiana de su taller para siempre. Aseguran vivir una situación dramática. Por ahora, no lo han hecho (el cerrar definitivamente), pero alguno ya duda de que pueda llegar a las próximas Hogueras si las ayudas no empiezan a adjudicarse de manera inmediata. Dicen que no quieren vivir de subvenciones, que quieren trabajar, pero mientras tanto insisten en que su oficio -tradicional donde los haya en la Comunidad- necesita un impulso económico si se pretende que salga «vivo» de la pandemia. De no hacerlo, las fiestas del fuego puede estar en riesgo.

Fran Sierra, en su taller en Petrer, con ninots tapados con plásticos. A la derecha, Pablo González, en su nave en Alicante. | ÁXEL ÁLVAREZ / JOSE NAVARRO

Entre las decenas de artesanos que se dedican a construir hogueras, donde se incluyen las caras más reconocidas (los que «firman» los proyectos) y también otros muchos que trabajan en los talleres ajenos a los focos, se encuentran los alicantinos Lorenzo Santana, Fran Sierra, Pablo González, Pedro Espadero y Sergio Gómez. Ellos cinco ponen voz a un sector que asegura estar muy quemado, pero al que aún, en general, le queda fuerza para intentar, una vez más, resurgir de entre las cenizas.

Sergio Gómez con una línea de piezas para su venta. | RAFA ARJONES

Los únicos (de todo el gremio de artistas) que podían ver sus respectivas obras en la calle este junio eran Pedro Espadero y Sergio Gómez. El bipartito de Alicante había propuesto plantar la Hoguera Oficial (la adulta y la infantil). Sin embargo, los festeros lo rechazaron por amplia mayoría (un 60%). Así, esas piezas seguirán también «confinadas» un año más. Espadero no sólo plantará en 2022 la hoguera «de todos los alicantinos», sino también en otras tres «categorías». Las tiene, según explica, terminadas al 95%. «No sé cómo van a aguantar porque nunca he tenido piezas tanto tiempo hechas. Ahora estoy avanzando solo, aunque por norma trabajo con cuatro personas más. Yo, dentro de todo, no soy el que más motivos tiene para quejarse. Hay artistas jóvenes, con talleres alquilados y apenas contratos, que lo van a pasar muy mal», señala Espadero, quien se muestra «muy preocupado» por el futuro de su profesión: «Me preocupa lo que veo. Antes, para la Fiesta, el monumento era lo esencial, ahora ya no lo es. Se le da más importante a las bellezas o los playbacks». Espadero, como la mayoría de artistas, lamenta que Alicante haya tomado un camino distinto al de València: «Nos han dado una lección al decidir plantar las Fallas en este final 2021». Espadero, al igual que el resto de compañeros, insiste en que «no hay ningún sector que vaya a estar dos años parado».

Ante esa situación, hay constructores que han intentado reinventarse. Uno de ellos es Sergio Gómez, autor de la Hoguera Oficial infantil y de otros tres monumentos más. El alicantino cambió el «chip» el pasado verano: «Cuando vimos que las Hogueras de 2020 se iban a suspender definitivamente, pensamos en hacer otras cosas», explica el artista. Esas «cosas» han tenido tal éxito que prevén quedarse. Se trata de figuras pequeñas de la Santa Faz y la Adoración. Ahora ya trabaja en la Mare de Déu dels Desamparats (la «Geperudeta») y en la Virgen del Remedio, para Alicante. «Es lo único positivo de todo esto. Están gustando mucho y en unas circunstancias normales nunca nos habríamos puesto a ello. Nos permiten mantener al equipo trabajando», señala Gómez, quien se une al lamento generalizado del sector por la falta de ayudas públicas: «Siempre se ha dicho que somos un oficio protegido, tradicional, artesano... Pero a la hora de la verdad nos sentimos vacíos».

Pedro Espadero junto a piezas de, entre otras, la Hoguera Oficial, que finalmente no saldrá a la calle este junio como propuso el Ayuntamiento. | RAFA ARJONES

A esa vía alternativa, casi en modo de subsistencia, se sumó Fran Sierra, que plantará en Carolinas Altas y que lanzó una línea de ‘llamitas’ para aliviar la asfixia económica. «Ha sido una montaña rusa, siempre con incertidumbre. Nos han ido cambiando fechas y aplazando las fiestas poco a poco. La decisión de las Hogueras, tras al ‘sí’ de las Fallas ha sido un zarpazo. Otro más cuando veíamos algo de luz. Estamos con la soga al cuello», asegura el artista con taller en Petrer, quien recuerda que con el presupuesto de un año ha «aguantado» dos. «De gastos fijos cada mes tengo 1.300 euros. Y luego tengo que comer», apunta, y eso que ahora no tiene a ningún empleado a sueldo. Ni puede en lo económico ni tiene argumentos en lo profesional. Sierra es uno de esos artistas que no esconde sus malos pensamientos: «Me planteo tener que cerrar el taller. Me he pasado muchos días aquí solo, llorando. Se me caía la nave encima. En València veo algo más de luz; en Alicante, no. El Ayuntamiento tiene que hacer algo, y pronto».

Los planteamientos de cierre también sobrevuelan el taller de Pablo González, autor de hogueras como Parque Plaza Galicia, entre otras. «Estamos abandonados. Nos prometen mucho, pero nada. Para 2022 tengo muy malas perspectivas, me empiezo a plantear otras cosas. Nos acaban de lapidar... ¡Qué necesidad tengo de mantener abierto el taller! Me replanteo el futuro. La vocación no puede costarte dinero, ¿o no?», defiende con la vista puesta en una «mano», en forma de ayuda económica, que llegue para salvar a los artistas de entre las llamas.

Pedro Espadero junto a piezas de, entre otras, la Hoguera Oficial, que finalmente no saldrá a la calle este junio como propuso el Ayuntamiento. RAFA ARJONES

Ese grito desesperado lo comparte Lorenzo Santana, un habitual también en las categorías superiores de las Hogueras. «El presupuesto de un monumento lo tengo que estirar para tres ejercicios. Ya estamos muy mal, pero vamos a estar aún más justos. Veo un futuro muy oscuro. Estoy seguro de que muchos artistas no van a poder seguir plantando. No sé alguno, con contratos firmados, si podrá llegar a 2022 porque hay mucho gasto fijo», prosigue Santana, quien pide mayor compromiso a las administraciones. «Tienen que implicarse mucho más si quieren que sigan las Hogueras, claro. En València, por ejemplo, se va a subvencionar el 70% de la falla. Aquí las Hogueras también mueven mucho dinero, generan mucha riqueza...», añade el artista, entre recuerdos a otro problema que está por llegar: «Necesitamos espacios para liberar nuestros talleres de las hogueras construidas, para poder empezar con las fallas de 2022». En la mente, Ciudad de la Luz, donde ahora se almacenan fallas de artistas alicantinos que se plantarán para el próximo septiembre. A las hogueras les faltan nueve meses más para pisar la calle. Una eternidad.

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