«Antes de que se perdiera su producto, hoteles, restaurantes, supermercados y proveedores nos han donado toneladas de comida que transformamos en menús equilibrados. Es un gesto muy solidario del sector, en el caso de la hostelería uno de los que peor lo estaba pasando, con sus negocios cerrados», explica Carlos Baño, presidente de Alicante Gastronómica Solidaria. Un proyecto que nació de la feria gastronómica de la provincia, que se canceló en marzo de 2020 con uno de los pabellones ya montados. En su condición de vicepresidente de la Cámara de Comercio y organizador de la feria del sector, Baño no quiso quedarse de brazos cruzados y, en pleno confinamiento, buscó darle una utilidad gracias a sus numerosos contactos y relaciones, «que nos vinieron muy bien para conseguir la colaboración de empresas y patronales». De ahí nació un proyecto llevado a cabo por voluntarios del sector de la hostelería para dar sustento a familias que de repente se vieron sin ingresos; y que más tarde se extendió a los sintecho, en una labor que se ha extendido ampliamente.

Desde que empezó la crisis sanitaria, Alicante Gastronómica Solidaria ha preparado más de 260.000 menús que han llegado a 38 municipios. Sobrepasa los 800 voluntarios y las 400 empresas colaboradoras. Actualmente prepara sus menús en Ciudad de la Luz, instalaciones que Baño solicitó al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, cuando se quedaron sin cocinas en septiembre una vez que reanudaron la formación los Centros de Desarrollo Turístico (CDT) donde preparaban los platos, primero en Alicante (solo la primera semana elaboraron 1.000 menús atendiendo la demanda de asociaciones con las que colaboraban como Cruz Roja y Cáritas), y seguidamente en los de Benidorm, Torrevieja y la Escuela de Hostelería de Elche. Los cocineros voluntarios no pararon un solo día hasta agosto. Muchas personas recurrieron a entidades como Alicante Gastronómica Solidaria por primera vez para poder comer y todo apoyo fue poco para atender el aumento de la necesidad de alimentos. «No llegamos para suplir a nadie, sino para ayudar a paliar una situación que desbordó a las ONG porque la demanda se multiplicó de forma incalculable. Si gente dada de alta y con ERTE tardó tres y cuatro meses en cobrar, hay que imaginarse las personas que viven al borde de la irregularidad, la gente que se gana la vida con la venta ambulante y sin ingresos fijos. Han tenido grandes problemas», señala.

Organizaciones de ayuda

La entidad reconocida con el «Importante» también colabora con Servicios Sociales y con asociaciones vecinales que salieron al paso porque algunos ayuntamientos se vieron desbordados ante una demanda muy superior a sus posibilidades. Por ello, Baño quiere poner en valor la rapidez y el dinamismo de la sociedad civil, el tejido empresarial y de los trabajadores de la hostelería y la restauración en responder a una situación que superaba a la Administración. «Es un gran ejemplo de la colaboración público-privada. Cuando nos ponemos todos a una con un objetivo claro demostramos de lo que somos capaces en esta provincia, que está llena de gente con calidad humana, emprendedora. Cuando trabajamos juntos sin mirar colores políticos y con un objetivo claro, los resultados no suman sino que multiplican», sostiene el también presidente de la patronal del comercio Fapcyme.

Ahora, sus voluntarios distribuyen de lunes a domingo los platos que preparan los días laborables volcados en los sintecho. Una parte a través de Cruz Roja y la asociación Tabarca, que gestiona el comedor del convento de las Monjas de la Sangre en el denominado proyecto Casa; y el resto lo distribuyen miércoles, sábados y domingos. Más de 260 menús en dos rutas por Alicante, una por parques y cajeros del centro; y otra por la estación del AVE y el Mercado Central, gracias a una furgoneta donada por Carmencita para transportar en contenedores isotérmicos litros de café, caldos y alimentos calientes. Alicante Gastronómica Solidaria colabora también con la asociación Conciénciate con otros 70 menús para personas que viven en la calle en Elche. Asimismo, desarrolla, con fondos europeos, cursos de formación para jóvenes sin recursos de entre 200 y 400 horas en Ciudad de la Luz relacionados con la gastronomía y el sector agroalimentario; y acaban de ofrecerse a la Subdelegación de Gobierno para desplazar voluntarios y echar una mano con su comida caliente en Ceuta y Melilla ante la crisis con Marruecos.