Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El PSPV busca salida a Sanguino

La errática gestión del grupo municipal, la nula estrategia de oposición y su actitud imprevisible llevan al partido a activar su marcha del Ayuntamiento

El portavoz socialista, Francesc Sanguino, durante un pleno previo a la pandemia. Jose Navarro

Aterrice. Céntrese. Son palabras que el alcalde, Luis Barcala (PP), dirigió al portavoz municipal socialista, Francesc Sanguino, esta misma semana, durante la última sesión de la Comisión Puerto-Ciudad, convocada para abordar el futuro Centro de Congresos. Sin embargo, podrían tener otros «padres». Muchos. Tal vez, cualquiera de los que trata a diario con el socialista en el Ayuntamiento. Los «suyos» y también los ajenos.

De esa actitud imprevisible que despista a cualquiera después de dos años de mandato (como la que provocó la citada respuesta de Barcala), de esa nula estrategia de oposición ante un gobierno de coalición de PP y Ciudadanos que avanza sin la presión exigible a unas siglas con nueve concejales (tantos como los populares), de esa errática gestión interna del grupo municipal (donde ya no puede contar con la mayoría) y, también, de esa distante relación con la dirección local del partido son conscientes en el PSPV, donde han activado ya los mecanismos, y con decisión, para buscar una salida honrosa a Sanguino. La marcha del Ayuntamiento puede ser inminente, si se cuadran las piezas del tablero. Se piensa más en València, en Generalitat y sus derivadas, pero tampoco se descarta Madrid. Cualquier plaza vale para intentar disfrazar la salida como una promoción. ¿El temor en las altas esferas? Que se pongan palos en las ruedas desde los posibles destinos dado el historial político de Sanguino. Breve, pero suficiente para generar rechazo.

Sin embargo, su salida empieza a ser vista como necesidad acuciante en València. Pocos defienden que sea la solución a todos los males del PSOE en Alicante (la lista fue la que fue y milagros, a estas alturas, ni a Lourdes), pero sí que supone apartar al principal foco de tensión. El objetivo, visto lo visto, pasa por empezar a pensar en la próxima cita con las urnas. Por ir abonando el terreno. Si el portavoz no suma, al menos, que no reste.

Conscientes de que superado el ecuador del mandato la situación es irreversible, de que ha dilapidado las oportunidades que se le han dado, el PSPV intenta encontrar un acomodo al que fuera su alcaldable en 2019 -tras ser elegido por Ximo Puig y avalado después por la militancia gracias al respaldo de Ángel Franco- y que ahora cobra como portavoz municipal. Porque ejercer, eso sí, ejercer lo justo.

Su reciente negativa a acudir a un debate «a seis» porque no asistió el alcalde ha disparado el malestar socialista

decoration

Son muchas las decisiones inexplicables que no han gustado en València. Tampoco en Pintor Gisbert. La última que ha generado un importante malestar fue su negativa a acudir esta semana a un debate, organizado por Radio Alicante, con motivo de los dos años de mandato. Después de que el alcalde y la vicealcaldesa rechazaran la invitación, Sanguino no se creyó menos y decidió no acudir tampoco, dejando la representación del PSOE en la «dos» municipal, Trini Amorós. El resto de portavoces de la oposición sí asistieron a la cita. Esa «espantá» contrasta con la actitud de Sanguino al inicio del mandato, cuando decidió que no acudiría a los actos a los que asistía Barcala porque le restaba protagonismo. Le tapaba los focos. El ego, siempre el ego.

Ese ego, ese vivir fuera de la realidad, le llevó hace meses a empezar a mover hilos en un intento de dar el salto a la dirección local del PSOE, de un partido controlado por Franco. Un imposible: pretendía hacerlo sin el respaldo del exsenador, que ya ha tenido que llamarlo al orden en alguna ocasión en el mandato, y con razón. Como cuando se dedicó a intentar boicotear el acuerdo de Presupuestos con Cs -pese a las directrices del PSPV de favorecer la aprobación de las cuentas municipales con motivo de la pandemia-, que no se encauzó hasta que Franco intervino como mediador.

Dislates plenarios

Su vacío al reciente debate radiofónico, que tan mal sentó en las direcciones socialistas, tampoco debe sorprender en exceso, dada su habitual actitud ausente en el Ayuntamiento. En las Juntas de Portavoces habla lo justo, sobre todo tras un enganchón de quilates con Barcala al inicio de la pandemia tras poner sobre la mesa una propuesta en busca del consenso que su grupo ya había enviado a los medios para presumir de autoría. En los plenos cada vez toma menos la palabra, y cuando lo hace suele ser para defender asuntos menores o para cuestiones que -dice- son de orden. Son sonados, también, algunos votos plenarios que decidió en su papel -poco ejercido- de portavoz y que generaron indignación en el PSPV, como cuando ordenó que se votara en contra de condenar los actos violentos provocados por la encarcelación de Pablo Hásel y que su partido, en otras administraciones, respaldó con textos muchos más partidistas, como en la propia Diputación. Su salida del Ayuntamiento provocaría, a priori, la llegada de una desconocida, Malena Redruello, número 10 de la candidatura del PSOE. Falta vaciar primero la silla.

Lío con el Hércules: del olvido al intento de boicot

El portavoz socialista no puso un mensaje de ánimo a la afición blanquiazul hasta que recibió un toque

decoration

La crisis en el Hércules por el reciente descenso a la cuarta división del fútbol pilló a pie cambiado al portavoz socialista, Francesc Sanguino. De hecho, tardó casi un día en poner un mensaje de apoyo a la afición. Y lo hizo, según confirman fuentes municipales, tras recibir un «toque» interno. «Fui al Rico Pérez por primera vez con mi padrino cuando tenía 11 años...», rezaba el mensaje de urgencia que puso durante la celebración de la Comisión Puerto-Ciudad. Luego, por la noche, ya se explayó con varios tuits, de nuevo, de corte personalista.

Su difícil relación con la crisis del Hércules tuvo un nuevo episodio dos días después. Este miércoles, los portavoces municipales habían quedado para ultimar y firmar la declaración institucional que se iba a registrar ante el pleno en apoyo a la afición y con peticiones expresas al dueño del club, Enrique Ortiz. La cita estaba prevista desde un día antes, cuando los grupos municipales, incluido el propio alcalde Barcala, se reunieron con miembros de peñas blanquiazules. Él no estaba, en nombre del PSOE, acudió Lara López. Con todo, cuando el texto estaba listo y contaba con una sorprendente unanimidad, Sanguino tomó la palabra. «Está con sus cosas», se decía desde dentro de la reunión para explicar que se retrasaba el final. «Sus cosas», en la práctica, era Sanguino intentando boicotear, a su manera, el consenso político. Buscando su espacio. No lo logró.

Con todo, esa presencia activa del Ayuntamiento en la crisis del Hércules se deriva de unas palabras de Barcala en las que asegura que los propietarios del club habían «perdido la credibilidad». Misma expresión, casualmente, que utilizó Ximo Puig, en marzo, para hablar de los propietarios del Valencia.

Compartir el artículo

stats